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Los líderes de la UE tratarán de 'repartirse' la nueva ayuda a Ucrania y buscarán apuntalar los planes de Defensa en la enésima cumbre

Publicado: marzo 19, 2025, 11:05 am

La Unión Europea no sale del bucle; no puede hacerlo. Este jueves se da un capítulo más con una nueva cumbre del Consejo Europeo en Bruselas, la segunda en solo dos semanas y la cuarta en un mes si se añaden las celebradas en París y en Londres. Sobre la mesa, los dos grandes elefantes en la habitación en los últimos tiempos: Ucrania y la Defensa europea. Casi todo está, de hecho, negro sobre blanco, pero la UE trabaja en pasar de la teoría a la práctica, el paso que es siempre el más complicado para el bloque. De hecho, el presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, no descarta que el cónclave pueda extenderse hasta el viernes dada la importancia de la agenda.

Por un lado, el presente y el futuro de Kiev ocupa y preocupa a la Unión. Y en este asunto hay varios elementos a tener en cuenta. El primero es la posibilidad de un alto el fuego temporal, de 30 días, que asegure las infraestructuras energéticas, tal como acordaron este miércoles Vladimir Putin y Donald Trump. Desde la UE hacen suyo el mensaje de Francia y Alemania y avisan de que este es «un primer paso», pero Emmanuel Macron tiene claro que esa tregua tiene que ser «fiable» porque el objetivo, aseguran fuentes diplomáticas, es «comprobar que Rusia puede respetar una pausa» en la guerra. Además, Europa avala el intercambio de prisioneros pero hay recelos, sobre todo en los Báltico, sobre el comportamiento que pueda tener Moscú.

El mensaje de Bruselas no cambia: «Ucrania tiene que estar en la futura mesa de negociación». Y al mismo tiempo Europa tiene mucho que decir en esas conversaciones, que de momento avanzan a tres bandas con Kiev, Rusia y EEUU reuniéndose periódicamente en Arabia Saudí. El viejo continente, de momento, mira desde la distancia… y además considera que es todavía prematuro hablar de una mesa de paz que sea firme y que permita una solución «duradera».

Ahí aparece otro tema de la reunión: el paquete de ayuda militar para Ucrania. El conocido como plan Kallas aboga por un fondo voluntario de hasta 40.000 millones de euros en el que los Estados miembros aporten en función de su PIB. A España, por ejemplo, le correspondería en torno a un 8% del paquete, unos 3.000 millones de euros, pero el Gobierno asegura que no se ha hablado todavía de ningún reparto y que el país ya ha aportado 1.000 millones recientemente en ayuda bilateral. Eso sí, para aprobar el fondo la Unión necesita superar el veto de Hungría, y ese será un gran dilema en la cumbre. La idea es que ese reparto pueda ser una de las conclusiones del encuentro, entre los países que meten prisa y los que creen que todavía el tema está en una fase muy primigenia del debate.

Fuentes comunitarias explican a 20minutos que lo normal a partir de ahora en cuanto a Kiev sea «aprobar acuerdos a 26», dejando a Budapest fuera de la ecuación, como ya pasó en la reunión del 6 de marzo. Mucho más ‘verde’ en todo caso sigue el tema del envío de tropas a Ucrania: no se puede avanzar en ello, dicen los países, porque «todavía no hay paz», así que esa vía no será un gran asunto a tratar en la reunión de líderes. La UE ya maneja misiones de paz en África y en otras zonas del mundo, pero la opción de ejecutar una de ellas en Ucrania tiene muchos más matices.

El bloque comunitario, por otra parte, trabaja -en paralelo- en su propia seguridad, con fórmulas que ya están dibujadas pero que siguen pendientes de resolverse. Por lo pronto, los líderes hablarán del Libro Blanco para la Defensa Europea presentado este miércoles por la Comisión. Hay dos ideas clave en el documento que sale de Bruselas. La primera es que sienta las bases de «un futuro mercado único de la Defensa», que además incluya a Ucrania.

La meta es «apoyar, reforzar y promover las capacidades industriales en toda la UE; garantizar el suministro de insumos industriales esenciales y reducir las dependencias; eliminar los obstáculos a la circulación de productos y servicios de defensa en el mercado único; simplificar las normas existentes y reducir la burocracia; impulsar la investigación y el desarrollo para fomentar la innovación; y promover las competencias y la experiencia en el sector de la defensa», recoge el texto, que entiende también que se necesita trabajar más profundamente con la Agencia Europea de Defensa.

En ese punto, el papel de Ucrania es clave porque se trabajará, dice la Comisión, contando con ella -independientemente de que sea o no un Estado miembro más de la UE- y, además, Bruselas pide que se prioricen las inversiones en Europa. Esa idea «made in Europe» ya se ha reflejado en otros sectores, y la Comisión pide que se trabaje desde esa premisa también en cuanto a la seguridad y la Defensa.

Los países tienen la última palabra

La pelota, en general, está en el tejado de los Estados miembros. A través de este documento se prevé que en los próximos meses la Comisión Europea pueda presentar una lista de elementos críticos, aunque en última instancia serán los países los que decidan qué comprar y en qué momento adquirir esas capacidades en función de la necesidad y de las amenazas; Bruselas entiende que no todos los países tienen los mismos focos, pero incluye a Rusia y a China como grandes retos a tener en cuenta.

Al mismo tiempo, en cuanto a los proyectos públicos, la Comisión quiere que se priorice lo europeo. Pero todo esto tiene que tener un proceso concreto, avisan desde Bruselas. El primer paso sería «buscar una solución dentro de la UE», para posteriormente «negociar con proveedores europeos, posiblemente con el apoyo de la UE -a nivel de fondos, se entiende-, para reducir precios y tiempos de entrega, garantizando al mismo tiempo el nivel de rendimiento necesario». Como vía alternativa, apuntan, «para los sistemas de defensa en los que no haya una solución dentro de la UE con los precios, plazos y rendimientos requeridos, los Estados miembros deberían considerar la posibilidad de agrupar y consolidar su demanda hacia empresas de terceros países afines, exigiendo un control total. Eso sí, en paralelo, «la UE debería apoyar el desarrollo de tecnologías y capacidades europeas equivalentes», concluyen.

Dentro de la estrategia entra también el plan Rearmar Europa, ya presentado por Von der Leyen y avalado por los 27. En ese sentido, la clave es el instrumento SAFE, destinado a usar 150.000 millones de euros del presupuesto comunitario para Defensa, pero a través de préstamos a demanda; de momento no valora Bruselas que se puedan hacer transferencias a fondo perdido, algo que reclaman entre otros países España. Asimismo, se dan también otras medidas como la aplicación de la cláusula de escape de las reglas de déficit y deuda. Es decir, que estas no computen cuando se trate de invertir en cuestiones defensivas; Bruselas, en este sentido, ‘invita’ a los Estados miembros a activarla «de manera coordinada», algo que ya reclamaba el Gobierno español.

Y es que España llega a la cumbre con algunas dudas sobre el cómo. En el caso de Ucrania, el Gobierno no asegura que vaya a aportar la cantidad que apunta Kallas porque cree que ya «da ejemplo» con el apoyo bilateral, aunque sí formará parte de ese fondo; sigue viendo «prematuro» Sánchez hablar de enviar tropas de paz sobre el terreno y al mismo tiempo mantiene que la estrategia de Defensa de la UE tiene que ser lo más amplia posible. España pondrá en Bruselas sobre la mesa de nuevo la idea de que el plan de rearme del continente no tiene que centrarse solo en lo militar, sino también en puntos como la ciberseguridad, la lucha contra el terrorismo o el control de fronteras, algo que la Comisión ya se abre a estudiar. Pasa el tiempo y para la UE siguen casi todos los frentes abiertos.

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