Publicado: febrero 14, 2025, 5:00 am
Se enamoró de esa casa cuando tenía 19 años y pasaba por la puerta manejando su Impala; era una construcción majestuosa que parecía estar colgada de una barranca en Punta Chica, San Fernando, al norte de Buenos Aires.
En el año 2000, cuando Pancho Dotto (69) ya había pasado sus 40, encontró la oportunidad de hacerla suya y la compró. Por entonces, él era capitán de la agencia de modelos más importante del país (Dotto Models) y podía permitirse cumplir ese sueño de juventud. Y muchos otros sueños, porque el ex manager además de ésa casa adquirió también otras propiedades y una flota de veinte autos (algunos de ellos, de lujo, como un Rolls-Royce convertible, Corniche II, de 1989).
UN MILLÓN DE DÓLARES MENOS
Veinticinco años más tarde –y aunque aún está enamorado de la casa de la barranca- Pancho decidió desprenderse de ella. “No quiero cargar con más cosas materiales”, asegura. En realidad, la casa está en venta desde hace un poco más de un año, pero ahora Dotto apostó fuerte y bajó el precio en un millón de dólares: de los tres millones que pedía inicialmente a dos millones. Es una reducción drástica con un objetivo: hallarle a su hogar el comprador ideal, alguien que la encuentre tan maravillosa como lo hace él. “Mi casa no es para cualquiera, es una joya arquitectónica”, sostiene.
Diseño del arquitecto Raúl von der Becke, la mansión de la calle Vito Dumas está inspirada en La Casa de la Cascada, una obra famosísima del arquitecto estadounidense Frank Lloyd Wright, ubicada en Pensilvania.
Después de comprarla, Pancho pasó diez años remodelando la propiedad porque había estado abandonada y porque, además, su dueño anterior le había hecho cambios que no correspondían al estilo original, que es moderno y orgánico. El resultado de la paciente tarea del empresario fue fabuloso y él mismo se encargó de decorar con espíritu mid century los interiores distribuidos en cuatro plantas que suman 720 metros cuadrados cubiertos, sobre un lote de 1200.
Tiene ascensor, escritorio, un living con vista al río, un comedor con amplios ventanales, un dormitorio principal en suite, tres cuartos para huéspedes (equipados a full, porque a Dotto le gusta que sus visitas se sientan como en un hotel cinco estrellas), seis baños, un área de servicio con habitación y baño propios, una terraza con un jacuzzi realizado con madera recuperada de antiguas barricas de vino, un quincho con capacidad para 40 personas (el techo es de vidrio y se abre), dos espacios de usos múltiples, pileta de natación y un enorme garaje para siete vehículos.
Otra característica de la casa que sorprende a quienes la visitan es la abundante vegetación del parque: para poner en valor los jardines, Pancho contrató a la paisajista Gabriela Crespi.
Si bien actualmente él alterna sus días entre El Refugio (su chacra entrerriana) y su departamento de Punta del Este (donde está actualmente de vacaciones) no ha descuidado la casa de la barranca. Hace poco invirtió en renovar los aires acondicionados, instaló sistemas automáticos de black-out en las ventanas, aggiornó la instalación eléctrica e hizo que pintaran de negro el exterior, convencido de que ese comprador ideal al que le entregará las llaves de su paraíso sabrá apreciar su belleza.