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Las señales que te alertan de estar sufriendo adicción a las apuestas

Publicado: octubre 5, 2025, 4:00 pm

La ludopatía es un trastorno del control de impulsos caracterizado por la incapacidad de la persona para dejar de jugar, aun cuando esta conducta le provoca serias dificultades económicas, emocionales y sociales. En España, se calcula que entre un 1,4 % y un 4,3 % de la población adulta vive con algún grado de adicción o problemas serios de juego.

En cuanto al abanico que abarcan los trastornos del juego, encontramos las apuestas, ruletas, bingos, loterías, póker, videojuegos con apuestas reales, entre otras. Este trastorno ha ido en auge en los últimos años y afecta a un amplio rango de edades, desde los 16 (aunque es ilegal para los menores de edad) hasta los 64 años. Hablamos con Daniela Constantin, psicóloga e hipnoterapeuta experta en Hipnosis Ericksoniana, para aprender a identificar los síntomas.

Estos son los síntomas que nos alertan de la adicción al juego

Antes de hablar de esas señales que funcionan como alarma para actuar, la psicóloga consultada advierte que «el crecimiento de este tipo de adicciones se está concentrando mucho últimamente en los jóvenes, al estar muy ligado al juego online. Los adultos, por contra, prefieren los juegos presenciales».

Como primer síntoma a considerar, «la persona adicta suele experimentar pensamientos frecuentes y recurrentes sobre el juego, dificultades para controlar esos pensamientos y los impulsos de apostar, excitación intensa al ganar y la necesidad creciente de invertir más, tanto al ganar como para intentar recuperar el dinero perdido».

Otros síntomas son las sensaciones de apatía y tristeza o de malestar cuando no juega. Con frecuencia, oculta su problema y miente para conseguir dinero, a pesar de las graves consecuencias. En una gran mayoría de los casos, la experta señala que este problema de adicción a las apuestas necesita un campo abonado previo: ansiedad, baja autoestima…

¿Qué perfiles son más propensos a ‘caer’ en la adicción al juego?

Es importante destacar que «la adicción al juego no surge de manera espontánea, sino que se da en determinados perfiles que pueden incluir personas con ansiedad, déficit de atención con hiperactividad, baja autoestima, depresión, dificultades para controlar los impulsos, necesidad de recompensas inmediatas, o que han sufrido traumas o atraviesan crisis existenciales profundas», explica Constantin.

Y añade: «En mi consulta he observado cómo ciertas personas que sufren de adicción al juego lo hacen como un intento de aliviar cierto sufrimiento emocional (trauma infantil, abandono, abuso, carencias afectivas). La adicción se manifiesta en una preocupación constante: la persona piensa una y otra vez en cómo apostar, cómo ganar o recuperar lo perdido. Progresivamente aparece la necesidad de arriesgar sumas mayores para alcanzar el mismo nivel de emoción».

A pesar de intentos sinceros por parar, la psicóloga alerta de que «aparece una incapacidad real para dejar el juego, acompañada de irritabilidad y malestar cuando no se puede jugar. Muchas veces, el juego se convierte en una vía de escape ante la ansiedad, el aburrimiento o problemas personales, reforzando el círculo vicioso al intentar recuperar pérdidas apostando aún más».

El papel que juega el entorno del adicto al juego

Este patrón que siguen los adictos al juego «conduce a graves problemas económicos, deudas grandes y una búsqueda desesperada de dinero, lo que lleva a mentiras frecuentes para ocultar la situación. Con el tiempo, la adicción afecta a la persona, que pierde oportunidades laborales, y baja su desempeño en actividades diarias».

Las consecuencias pasan por «baja la concentración, alteración de la memoria y productividad y conlleva a distanciamiento o pérdida de las relaciones personales (familiares, amigos y parejas), atrapando a la persona en un ciclo que parece imposible de romper, un ciclo que solo se alimenta con más juego.

El entorno debe ser consciente y «no prestar ni ofrecer dinero, ya que es probable que se utilice para alimentar la adicción. También debe ofrecer apoyo a través del diálogo abierto sobre el problema y fomentar la búsqueda de ayuda profesional, acompañando a la persona para facilitar este proceso. Evitar juzgar o castigar es otra medida importante, puesto que esto genera un círculo vicioso emocional que solo refuerza la conducta adictiva. Para finalizar, hay que establecer límites claros y cuidar de la propia salud mental, dado que convivir con un ludópata puede ser desgastante emocionalmente».

¿Tiene tratamiento efectivo la adicción al juego?

Daniela Constantin comienza con un rotundo ‘sí’, tiene tratamiento. «La recuperación comienza cuando la persona vuelve a conectarse consigo misma y con quienes la rodean. La adicción es más fácil que se desarrolle en aislamiento, por eso la terapia, la empatía y el apoyo de la comunidad resultan fundamentales».

Para revertir la ludopatía es clave «aceptar y reconocer el problema. A partir de ahí, viene la toma de decisiones como la de dejar de jugar: Esta voluntad debe ser cultivada día a día, pues la lucha de querer jugar es constante. También hay que evitar lugares y situaciones relacionados con el juego, y trabajar la conexión con uno mismo, pedir apoyo a familiares y amigos, mantener un estilo de vida saludable con buen descanso y, por supuesto, pedir ayuda profesional».

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