Publicado: noviembre 24, 2025, 3:19 pm
La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, ha advertido este lunes del riesgo para la prosperidad de los ciudadanos europeos que supondría frenar la difusión de la IA, después de que la Unión Europea haya dejado pasar ya la oportunidad de ser pionera de esta tecnología, en una carrera liderada por Estados Unidos y China.
«Necesitamos eliminar todos los obstáculos que nos impiden abrazar esta transformación», ha reclamado la francesa durante su intervención en un foro organizado en Bratislava (Eslovaquia) por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), donde ha alertado de que, si no se eliminan las trabas a la difusión de esta tecnología, se corre el riesgo de «retrasar la prosperidad de todos los europeos en las próximas décadas».
De este modo, la presidenta del BCE sigue insistiendo en la necesidad de que la UE pase a la acción y acometa de manera urgente para eliminar barreras y avanzar en la integración del mercado interior, así como en agilizar su modelo de decisión y en la simplificación de procedimientos. «Debemos superar un conjunto de viejas barreras que nos han impedido ser pioneros en el pasado», ha lamentado al señalar que, con Estados Unidos y China a la cabeza, «Europa ya ha perdido la oportunidad de ser pionera en IA».
No obstante, para la francesa Europa aún puede emerger como un sólido segundo impulsor si actúa con decisión, lo que pasa, no ya por superar los modelos líderes de IA, sino por implementar la IA de forma generalizada, enfocándose en su adopción rápida y un uso inteligente de las tecnologías de IA existentes en los diversos sectores. Sin embargo, en este sentido, ha advertido de que si la UE sigue manteniendo unos costes energéticos altos, con regulaciones fragmentadas y los mercados de capital no logran integrarse y canalizar la financiación a largo plazo, la IA se difundirá más lentamente.
Asimismo, Lagarde ha instado también a apostar por la diversificación en la cadena de suministro de IA, manteniendo unas capacidades mínimas internas en aspectos clave, como la capacidad de cómputo basada en chips y centros de datos, para evitar agravar una dependencia estratégica de tecnologías ajenas a Europa. «Esta vez, las consecuencias van más allá de perder la carrera en los modelos de IA«, ha alertado, ya que quedarse nuevamente atrás implicaría una mayor pérdida de competitividad en muchos de los sectores e industrias.
