Publicado: abril 10, 2025, 3:05 am
Es difícil de creer, pero cierto: no han pasado ni tres meses desde que Donald Trump se volvió a sentar en el Despacho Oval. Aunque lo de sentarse sea un decir. Es necesario tomar biodramina para seguir la montaña rusa de decretos, bravatas y anuncios que nos regala casi cada minuto.
Las tardes, supuestamente más plácidas en lo informativo salvo susto de última hora, se han convertido en un hervidero debido a la diferencia horaria con los States: en cuanto se levanta, ya no hay stop.
En su último hit, los aranceles, ha dado tantos tumbos como la María de Ricky Martin. Y ayer tocó un pasito pa’lante (un 125% de tasas para China) y uno pa’trás (90 días de pausa para aquellos que no han tomado represalias; un alivio para los pingüinos). Y seguimos. Aunque no sabemos hacia dónde.