Volodimir Zelenski tiene claro que quiere y debe ganar la guerra a Vladimir Putin. Eso le queda claro a todo el mundo. Pero Europa se mueve, y puede no hacerlo en la dirección que pretende Kiev; de hecho, la vuelta de Doland Trump al poder ‘rescata’ los movimientos diplomáticos en torno a la invasión rusa… pero de momento sin contar con el país agredido. Zelenski no pasa por ese aro de la diplomacia y tiene razones para no hacerlo: Moscú sigue atacando. Así no hay espacio para la paz y el sí de EEUU -todavía con Biden- para que Kiev use misiles de largo alcance sobre territorio ruso abre un nuevo capítulo.
Pero en la otra esfera también hay cambios. Después de muchos meses, el canciller alemán, Olaf Scholz, llamó a Putin no se sabe muy bien para qué, porque el siguiente paso del Kremlin fue otra ofensiva a gran escala sobre Ucrania. Es decir, no hubo apaciguamiento y además se dieron ciertos cabreos con Berlín. Polonia avisa: «Nada de Ucrania sin contar con Ucrania». Cierto es que con Zelenski los contactos son permanentes, pero nadie en Occidente se termina de creer su plan de victoria, y ahora el apoyo a Kiev queda en jaque con la vuelta de Trump. Si no hay margen para el apoyo, habrá que hablar, piensan en Alemania con un argumento al que se puede sumar Francia a corto plazo.
De momento el debate parece en el uso de misiles de largo alcance, con Estados Unidos abriendo la veda y con el todavía Alto Representante de la UE, Josep Borrell, a favor de la idea; pero con división entre los Estados miembros. Mientras, los aliados de la OTAN debatirán el próximo martes con Ucrania sobre el uso estos misiles balísticos por parte de Rusia contra ciudades ucranianas, lo que marca una nueva escalada en el conflicto: muchas voces entienden que ese paso de Putin se debe a la decisión de Zelenski de responder sobre ciudades rusas que ahora están en disputa.
Con todo, la vía diplomática sigue muy lejos. Scholz amagó con un acercamiento vacío, pero el relato que prima todavía es el de la victoria de Ucrania, y para ello Zelenski tiene un plan que está negro sobre blanco y que todos sus socios conocen. Esa hoja de ruta consta de cinco puntos, que puso sobre la mesa de los 27. El primero pasa por mantener fuerte la alianza con la OTAN, la cual incluya una invitación formal para que el país forme parte de la organización.
El segundo tiene que ver con el apoyo militar «para presionar a Rusia» sobre el terreno, mientras que el tercero, dice el presidente ucraniano, consiste, directamente en «colocar un paquete de medidas de disuasión en territorio ucraniano para obligar a Rusia a participar en negociaciones de paz reales o permitir la destrucción de sus objetivos militares». El cuarto y el quinto punto son la «protección» de los recursos de Ucrania, de los cuales Moscú «se quiere apoderar» y, ya después de la guerra, «la reconstrucción» del país, para lo que será clave la ayuda económica.
La fecha clave es enero, con Trump de nuevo sentado en la Casa Blanca. «Hay que asumir que ahí cambiarán cosas y que quizá la UE tenga que hacerse cargo de la ayuda que deje de dar EEUU«, reiteran algunas fuentes comunitarias consultadas por 20minutos. El presidente electo no ha dejado claro que hará con ese respaldo, pero sí que es notorio que su vicepresidente, JD Vance, ha sido una de las voces más contrarias a seguir sosteniendo a Kiev. Los más pesimistas en Bruselas asumen, en ese escenario, que el bloque no puede asumir el ‘vacío’ que deje Washington, así que podría ser ese desequilibrio lo que cambie el panorama.
Las elecciones alemanas, un factor importante
Otro momento marcado en rojo son las elecciones en Alemania, convocadas para el 23 de febrero. Ahora mismo Scholz está debilitado y la CDU lidera los sondeos: no es de esperar que los conservadores, en caso de volver al Gobierno, cambien demasiado de ruta respecto a la coalición semáforo, pero será importante ver el peso de AfD en el nuevo Bundestag, pues la derecha radical sí es abiertamente partidaria de no apoyar más a Ucrania. Con Alemania en la incertidumbre, la UE perderá fuerza a la hora de imponer su mensaje… y podría dejar algo más solo al presidente ucraniano.
Zelenski no cambia de mensaje. «Putin no se detendrá por sí solo. Cuanto más tiempo tenga, peores serán las condiciones. Es hora de presionar más a Rusia», les expuso a los eurodiputados esta semana en Bruselas, en un pleno especial en el que le recibieron y le despidieron con un sonoro aplauso. «Juntos hemos logrado mucho, pero tenemos que hacer mucho más», siguió el presidente ucraniano, que pide «no tener miedo» de dar más pasos frente a Putin, quien, dice, está «solo centrado en ganar esta guerra». Al mismo tiempo, Zelenski ha pedido a los líderes europeos que no usen a Ucrania para «ganar sus elecciones». La clave está en que siga el apoyo a Kiev porque Rusia «no tiene motivación» para unas negociaciones reales sobre la paz. «Saben muy bien que Putin no valora a las personas ni las normas. Solo valora el dinero y el poder. Eso es lo que tenemos que quitar para restaurar la paz«, repitió Zelenski.
Ucrania seguirá siendo tema principal para la UE, sobre todo una vez que Kaja Kallas se convierta en la nueva jefa de la diplomacia europea. Pero el libro ya estará entonces en otro capítulo. La ex primera ministra estonia ya dejó claro que Kiev será lo primero de su agenda, como demostraron sus decenas de menciones a la guerra durante su audiencia en el Parlamento Europeo frente a una presencia mucho menor de otros asuntos como la situación en Oriente Medio. Zelenski sigue necesitando ‘amigos’, por si en el futuro cercano pierde a Estados Unidos; no están las cosas para sentarse a hablar con Putin.