Publicado: octubre 19, 2025, 4:00 pm
La inflamación y las enfermedades crónicas se multiplican, en gran parte aceleradas por el estilo de vida actual y por la dieta. Aunque resulte paradójico, en una sociedad dominada por la sobreinformación, parece que los mensajes importantes no acaban de calar en la población. Uno de ellos, el de prestar atención a la inflamación crónica del organismo, que abre la puerta a infinidad de enfermedades graves, continúa siendo un gran problema sin resolver.
Por otra parte, durante décadas se nos han transmitido mensajes que tenían que ver con la importancia de la alimentación y, dentro de ella, el peligro que suponía para el organismo no consumir carbohidratos (de hecho, siempre han sido la base de la pirámide). Según los preceptos tradicionales, cuantos más carbohidratos consumiéramos, mayor sería la energía de nuestro cuerpo, y menores las probabilidades de desarrollar una cetosis, que se consideraba peligroso. Pero, ¿y si una experta pusiera del revés estas creencias, y asociara la cetosis con una menor inflamación y, por tanto, con salud?
El falso mito de que hay que evitar que el cuerpo tenga cetosis
Laura Salud, nutricionista, farmacéutica y CEO de Salmo Labs presenta una nueva visión de la pirámide nutricional tradicional, libre de la sobrecarga de carbohidratos y orientada al estado de cetosis, un estado fisiológico que el cuerpo humano alcanza de forma natural y que, según la evidencia científica, puede ser clave para reducir la inflamación y prevenir enfermedades crónicas. Entonces, ¿no es mala la cetosis?
En primer lugar, es importante saber qué es la cetosis. «Durante mucho tiempo la palabra cetosis sonaba a algo peligroso, casi como si el cuerpo estuviera ‘forzado”’ Pero en realidad, la cetosis es un estado metabólico totalmente natural, es la forma en la que nuestros antepasados obtenían energía cuando no había comida disponible constantemente».
Así pues, en lugar de depender del azúcar en el que se transforman los carbohidratos, «el cuerpo utiliza la grasa como fuente principal y produce cetonas, que son un combustible muy eficiente y limpio para el cerebro y los músculos. No hablamos de algo extremo, sino de recuperar una capacidad que todos tenemos de forma innata. Mantenerse en cetosis no solo es seguro en muchas personas, sino que puede traer grandes beneficios: más energía estable, mejor concentración y una reducción de la inflamación general del organismo«, explica la nutricionista.
«Cuanto más profunda es la cetosis, menor es la inflamación»
Como empieza explicando Salud, «nacemos en cetosis. Es el estado fisiológico con el que nuestro cuerpo se equilibra de forma natural. En cetosis, la inflamación crónica, la gran ‘olla de cocción’ que alimenta las enfermedades modernas, se reduce a niveles mínimos, alejando patologías y favoreciendo una salud óptima y duradera».
¿Y cómo lo hace? «Podríamos decir que cuanto más profunda es la cetosis, menor es la inflamación del cuerpo. Cuando usamos la grasa como fuente principal de energía (en vez de los carbohidratos), el organismo produce menos radicales libres y menos residuos inflamatorios que cuando depende del azúcar. Además, las cetonas tienen un efecto antiinflamatorio directo: ayudan a las células a funcionar con más eficiencia y reducen el estrés oxidativo«.
Cuando estamos en cetosis, «muchas personas notan mejoras en su piel, su digestión o su claridad mental. Es un cambio profundo, hay quien lo usa para perder peso aunque sus beneficios son mucho más interesantes: la cetosis es como si apagara esa ‘inflamación silenciosa’ que está detrás de la mayoría de los problemas de salud y enfermedades actuales».
«El metabolismo no está diseñado para comer cada 3 horas, ni vivir de glucosa constantemente»
Lo que propone Laura Salud parece sencillo de entender: adaptar nuestra alimentación al funcionamiento real del cuerpo, y no al revés. «Me refiero a que durante años hemos intentado forzar al cuerpo a adaptarse a lo que comemos, en lugar de comer de una forma que respete cómo realmente funciona nuestro organismo. Hemos seguido horarios fijos, contado calorías, comido cada tres horas y llenado el plato de productos light pensando que así cuidábamos la salud. Pero el cuerpo no entiende de modas ni de marketing: entiende de biología».
Adaptar la alimentación al funcionamiento real del cuerpo «significa volver a darle lo que necesita (alimentos reales, grasas buenas, descanso digestivo, flexibilidad metabólica) para que vuelva a regularse solo. Cuando lo hacemos, el cuerpo responde enseguida: mejora la energía, la concentración, el peso y hasta el estado de ánimo«, dice.
Como conclusión, la nutricionista añade que «nuestro metabolismo no está diseñado para comer cada 3 horas ni para vivir de la glucosa constantemente, sino para alternar entre usar grasa y azúcar según las circunstancias. Cuando el cuerpo tiene la capacidad de usar glucosa o grasa en función de su necesidad se considera que tiene una buena flexibilidad metabólica. Y esta flexibilidad es clave para gozar de una buena salud y longevidad. Cuando entendemos y respetamos esa biología, todo encaja: recuperamos energía, claridad mental y, sobre todo, salud metabólica».