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La UE pasa de puntillas por los centros de detención de migrantes impulsados por Meloni aunque no cierra del todo la puerta

Publicado: octubre 17, 2024, 7:12 pm

La cumbre de los deja vú. Tantas y tantas veces se ha hablado en Bruselas de migración que un encuentro más de líderes de los 27 con el tema sobre la mesa no parecía un trauma demasiado grande para el Consejo Europeo. Había dos equipos, de hecho, con la propuesta sobre la mesa de la creación de centros de detención para migrantes fuera de la UE, emulando el modelo de Giorgia Meloni con Albania. Ursula von der Leyen pasó la pelota al tejado de los Estados miembros y Roma estaba dispuesta a ser la que metiera el gol; la férrea defensa del «por ahí no es» vino por parte de España, que encontró en Bélgica un aliado.

¿Y al final? La realidad es que se dejaron los deberes para más adelante, pero sí se pudo confirmar que el rechazo más plano al plan de Meloni es el de España: no le gustan al Gobierno los centros aunque Sánchez ni siquiera habló ante la prensa a su llegada a la cumbre. Moncloa insiste en que esta vía es, hablando de manera informal, pan para hoy y hambre para mañana. Tampoco Alemania lo ve con buenos ojos, aunque más por una cuestión práctica: «Está claro que conceptos que, cuando se miran las cifras, representan algunas gotas en el océano, no son realmente una solución para un país tan grande como nosotros», apuntó Olaf Scholz.

En las conclusiones, la realidad es que pasan de puntillas por la idea de Meloni y dejan claro que cualquier medida que se tome tiene que hacerse de acuerdo a los «valores de la UE» y al derecho internacional, por lo que no se cierra la puerta del todo pero avisan de los límites de manera indirecta. Al mismo tiempo el documento insisten en la necesidad de «preservar el correcto funcionamiento del espacio Schengen».

Pero hubo hasta una especia de calentamiento, porque Meloni con una docena de socios para buscar de antemano una posición común. En esa cumbre paralela estuvieron Italia, Dinamarca y Países Bajos, Austria, Chipre, Polonia, República Checa, Grecia, Hungría, Malta, Eslovaquia y la Comisión Europea, además de extenderse la invitación por ejemplo al canciller alemán, que como Francia declinó asistir. Se salieron de la misma, eso sí, tanto España como los Bálticos y Pedro Sánchez dejó claro desde un primer momento que está en contra de estos centros, porque los considera «una solución coyuntural».

Madrid pidió, en cambio, que se acelere la entrada en vigor del pacto migratorio. Pero la opción de los hubs -el eufemismo utilizado- se ve con buenos ojos por parte de muchas capitales. «Nuestro objetivo compartido es tener bajo control la migración y acelerar el retorno de demandantes de asilo rechazados. Por ello hemos discutido soluciones innovadoras para facilitar los retornos y también de la necesidad de legislación europea más estricta», expuso por ejemplo el Gobierno neerlandés. Se dio, además, un tercer mensaje este sentido, que salió del primer ministro polaco, Donald Tusk, partidario de que su país pueda suspender el derecho al asilo ante la opción de que Rusia use la migración como elemento “desestabilizador” a través de su frontera y la de Bielorrusia.

Por su parte, la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, expresó que ya hay sobre la mesa «soluciones comunes» para abordar la gestión de la migración, y defendió que entre ya en vigor el pacto migratorio. El objetivo, sostuvo en rueda de prensa, debería ser «que ningún país actúe solo» porque se trata de un asunto «europeo» que tiene que tratarse en conjunto entre los 27 Estados miembros. Así, la maltesa ha defendido precisamente el papel de la Eurocámara en lo que se refiere al pacto de migración y asilo, que ya recoge medidas, concluyó, «pensadas para hacer una mejor gestión».

Un alto el fuego en Oriente Medio

En cuanto a Oriente Medio, los líderes han marcado un paso que se esperaba, pero que además sirve para respaldar, según el Gobierno, los avisos y los planteamientos de España. En esa parte de las conclusiones sí que hubo pocas sorpresas: llamada al alto el fuego y un rechazo total a los ataques de Israel sobre los cascos azules en Líbano. Además, los Estados miembros de la UE coinciden en que no se puede seguir escalando en el conflicto porque esa ruta solo lleva a una guerra regional; no se tocó, en cambio, la petición de España y de Irlanda de que se revise el Acuerdo de Asociación de la Unión con Israel, un asunto que lleva ya meses en un cajón de la Comisión Europea.

Fuentes diplomáticas restaron importancia a este último punto y celebraron que las posiciones de los 27 vayan acercándose cada vez más a lo que lleva pidiendo España desde el principio de esta fase de la guerra. De hecho, creen que hay que atender lo urgente, como la llegada de ayuda humanitaria, pero también tener una mirada a medio y largo plazo, con la celebración de una Conferencia de Paz e insistiendo en la solución de los dos Estados.

Zelenski quiere apoyo para su «plan de victoria»

Hubo también espacio para Ucrania en la cumbre, con presencia del propio presidente Volodimir Zelenski, que ha pedido a los líderes más armas y apoyo militar. «Solo con unidad en la UE podemos lograr avances, podemos movilizar no solo a los líderes de la Unión sino a otros líderes«, apuntó, antes de añadir que la paz duradera no depende solo de Kiev: «Es importante que esto no solo dependa de la voluntad de Rusia sino de la voluntad de nuestros socios y esto permite que el plan sea real», defendió, llamando, por lo pronto, a un respaldo «consistente» por parte de sus aliados occidentales.

En las conclusiones, los 27 se han limitado a reiterar su compromiso con la «integridad» ucraniana frente a Putin. Así, el «plan de la victoria» de Zelenski consta de cinco puntos, que puso sobre la mesa de los Estados miembros. El primero pasa por mantener fuerte la alianza con la OTAN, la cual incluya una invitación formal para que el país forme parte de la organización. El segundo tiene que ver con el apoyo militar «para presionar a Rusia» sobre el terreno, mientras que el tercero, dice el presidente ucraniano, consiste, directamente en «colocar un paquete de medidas de disuasión en territorio ucraniano para obligar a Rusia a participar en negociaciones de paz reales o permitir la destrucción de sus objetivos militares».

El cuarto y el quinto punto son la «protección» de los recursos de Ucrania, de los cuales Moscú «se quiere apoderar» y, ya después de la guerra, «la reconstrucción» del país, para lo que será clave la ayuda económica. La respuesta de la UE es que esa hoja de ruta será estudiada y se ‘renueva’ la oposición frontal a los planes del Kremlin, ya sea a través de su propias tropas o a través de acuerdos con otros países como China o Irán. En otras cosas la UE da tumbos, pero Ucrania no es el caso.

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