La entrada de los rebeldes en Damasco y el caos reinante en la región se conjugan con imágenes y testimonios que han ido revelando las graves violaciones de derechos humanos cometidas bajo el régimen de Al Assad. Amnistía Internacional ha recordado que «se debe intentar r ecopilar y conservar las pruebas de todo delito cometido en la actualidad o en el pasado , para garantizar la rendición de cuentas«. Y esto ha servido para que algunos expertos recordaran la relación entre el oficial de las SS, Alois Brunner , un importante colaborador de Adolf Eichmann, con el régimen caído. Previamente, el abogado Andreas Schulz, en 2021, ya había sacado a relucir ante el tribunal de Alemania la figura de Brunner durante el juicio contra Anwar Raslan, un ex coronel sirio que dirigió una unidad dentro de la Dirección General de Inteligencia de Siria. Schulz llegó a contar que a Brunner lo apodaron ‘el Sabueso’, fue el corresponsable del asesinato de 128.500 judíos y estaba en la lista de los más buscados. Brunner escapó de Alemania y en su periplo terminó en Siria, donde comenzó una estrecha relación con las autoridades sirias y sus militares. La revista francesa XXI contaba que tras la derrota de la Alemania nazi, Brunner aprovechó la condena a muerte de otro Brunner para esconderse entre la masa de refugiados. Llegó a trabajar como conductor de camión para las tropas americanas . El historiador Danny Orbach detalló al medio alemán DW que en su libro ‘Fugitivos’ relataba como Brunner fue condenado a muerte en rebeldía en Francia, en 1953. Pero huyó a Egipto con un pasaporte a nombre de Georg Fischer y consiguió entrar en Siria con una identidad falsa . Al principio se dedicó al contrabando de armas occidentales a países árabes. Pero su actividad llamó la atención del jefe de uno de los servicios secretos sirios que detuvo a Brunner por espionaje. A cambio de evitar la cadena perpetua empezó a colaborar con los servicios de la inteligencia siria. Impartía cursos sobre técnicas de contraespionaje e interrogatorio con tortura. Noura Chalati, de la Universidad de Erfurt que ha investigado la relación entre el Servicio de Seguridad del Estado (Stasi) de la RDA y los servicios secretos sirios, ha destacado a DW que Brunner no fue el único miembro de las SS o de la Wehrmacht que terminara en Siria. « Muchos de ellos fueron empleados directamente por el Estado Mayor sirio con contratos de un año y asesoraron al ejército y a la inteligencia militar«, dice Chalati. Ponían en valor su experiencia práctica. Se cree que fueron estos agentes alemanes los que importaron el método de tortura de la llamada ‘silla alemana’ a Siria. Era una técnica en la que los prisioneros eran atados al respaldo de una silla y su columna vertebral y su cuello se estiraban hasta el punto de ruptura, generando un dolor insoportable que podía conducir a la parálisis o la muerte. «Las fuentes son ambiguas, ya que algunos afirman que los nazis lo introdujeron en Siria y otros creen que el Ministerio de Seguridad del Estado de la RDA puso este método de tortura a disposición de un amplio grupo de usuarios y miembros interesados de los servicios de inteligencia sirios«, afirmó Schulz en eljucio. Orbach, por su parte, sostiene que fue concretamente Brunner el que «ayudó a crear sofisticados instrumentos de tortura», entre ellos la ‘silla alemana’. Schulz detalló que cuando Hafez al-Assad se convirtió en ministro de Defensa, el coronel Abd al Hamid Al-Sarraj reconoció el valor intrínseco de Brunner y pensó que debía ponerse en contacto con el futuro presidente. Y en 1971, Hafez al-Assad y Brunner, crearon un aparato de represión para garantizar su posición en el poder. En el proceso, Brunner siguió escalando puestos y usando su relación con Adolf Hitler, para medrar. Al punto que pudo solicitar el puesto de asesor presidencial de Hafez al-Assad. Brunner llegó a tener una casa en el barrio diplomático de Damasco y guardias especiales . «Comenzó su misión estratégica como asesor del presidente Hafez al-Assad en la región del valle de Wadi Barada, una base de inteligencia especializada en tortura», señaló. Sin embargo, una disputa con Hafez al-Assad le valió la destitución. «Brunner murió a los 90 años, en 2001, en una de las cárceles de tortura que él mismo había ayudado a construir. I ncluso se rumorea que terminó su vida en una celda de la Sección 251 de Al-Khatib« , relataba Schulz. Esta sección es famosa porque en ella se registraron casos de tortura, asesinato y abuso sexual. «La Sección 251 era famosa también por lo que llaman ‘las fiestas de palizas’, en las que traían a los individuos recién detenidos y les daban la bienvenida con una fiesta de recibimiento en la que varios miembros de la sucursal les pegaban, torturaban y maltrataban», llegó a explicar a EFE la investigadora de Human Rights Watch (HRW) para Siria, Sara Kayyali. Schulz también señaló que la República Democrática Alemana se estaba preparando para apoyar a los servicios de seguridad sirios a mediados de los años sesenta en la lucha contra el imperialismo e Israel y, por lo tanto, «apoyó el trabajo de Brunner sobre la tortura como herramienta de poder y control», afirma. Chalati cuenta que los dirigentes sirios buscaron los conocimientos que podían darles los servicios de seguridad del Estado de la antigua RDA. Los primeros contactos en este sentido se remontan a una investigación siria de 1966 para c onocer de cerca la tecnología armamentística, la estructura de los servicios de inteligencia y las instituciones políticas . «Sin embargo, el Ministerio de Seguridad del Estado se mostró bastante reticente», afirma Chalati. Pero las pruebas de todo ello son difíciles de encontrar dado que la RDA cuando desapareció destruyó los archivos en 1989. «Pero el panorama general que se desprende, encaja bastante bien con lo que estamos viendo actualmente en Siria». Un indicio es hasta qué punto el servicio secreto sirio se caracterizaba por una burocracia desbordante. «Conocemos este fenómeno por la RDA y la Stasi. No puedo afirmar que exista una relación causal directa. Pero el fenómeno es sorprendente«. Por eso insta a investigar más sobre esto. Schulz indicó que en Siria existía el equivalente de la división 251 de Alemania del Este. «Las denominaciones de las ramas de seguridad en Siria como 251, 285 e incluso 40 no son más que un claro reflejo de la concepción del Ministerio de Seguridad del Estado de la República Democrática Alemana en aquel momento», indicó. ‘The Syrian Centre for Legal Studies and Research’ detalla que ambas divisiones germanas y sirias servían a un solo propósito, combatir a las fuerzas hostiles por todos los medios y posibilidades, «haciendo de la tortura un interés nacional«.