Publicado: septiembre 15, 2025, 4:00 pm
El uso y abuso de las pantallas, sus contenidos muchas veces inadecuados y la luz azul que emiten son factores de riesgo en sí mismos que podrían desembocar en numerosas enfermedades. Si a esto le sumamos el sedentarismo, problema mayor en España, y la falta de descanso nocturno se convierte en una bomba de relojería tanto para la salud física como mental de los niños y adolescentes.
En todos los padres está la premisa de intentar controlar el tiempo que sus hijos pasan frente a estos dispositivos, pero no siempre se consigue, entre otras cosas, porque los hijos suelen enfadarse mucho y organizar importantes discusiones cuando les llega el momento de ‘desconectar’. El psicólogo infantil Álvaro Bilbao explica en sus redes sociales por qué se producen estas reacciones tan adversas.
El contexto del uso de dispositivos electrónicos, un desafío para los padres y educadores
El uso de pantallas (tablets, teléfonos móviles, videoconsolas, ordenadores) durante la infancia y adolescencia implica muchos desafíos, como el riesgo de abuso y adicción, la exposición al ciberacoso, sexting o grooming, o el acceso a contenidos inapropiados, entre otros peligros.
Según el Instituto Nacional de Estadística, más del 96 por ciento de los jóvenes dispone de teléfono móvil, lo que supone una integración prácticamente total de esta tecnología en su vida cotidiana. Datos del Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad revelan que el 94,9 por ciento de los adolescentes españoles ha utilizado internet en los últimos meses. El tiempo de uso del móvil entre los adolescentes ha experimentado un crecimiento exponencial, alcanzando un total de siete horas diarias.
En este contexto, diversos estudios han relacionado el uso excesivo de redes sociales con el desarrollo de distintos problemas como la ansiedad, la depresión y el bajo rendimiento académico. Además, el uso excesivo de videojuegos puede estar asociado con problemas de salud mental e inadaptación social. Algunas investigaciones científicas indican que el juego compulsivo y prolongado se relaciona con síntomas de ansiedad y depresión, así como con una disminución en la participación en actividades físicas y sociales.
¿Qué sucede cuando les quitamos las pantallas a nuestros hijos?
Una vez planteado el panorama general de la situación, el psicólogo infantil Álvaro Bilbao hace hincapié en la razón por la que nuestros hijos no asumen que el consumo digital a través de pantallas electrónicas debe tener un tiempo limitado.
El experto considera que «cuando están viendo la televisión, o bien jugando, el sistema de recompensa de los niños y adolescentes hace que se eleven los niveles de dopamina (regula el sistema de recompensa del cerebro) que tiene como consecuencia que aumente su nivel de excitación y, por otra parte, disminuya su autocontrol».
Pero es que, además, «los niveles de serotonina (la hormona de la felicidad) bajan proporcionalmente cuando saben que ha terminado el tiempo de las pantallas. La consecuencia es que los pequeños se sienten desconectados, emocionalmente frágiles y más irascibles. Cuando tú les dices que ‘se acabó’, explotan, porque están extraordinariamente activados, y desconectados de ti al mismo tiempo».
¿Qué pueden hacer los padres para que sus hijos gestionen su rabia?
Establecer un límite en cuanto a las horas de consumo de cualquier tipo de aparato electrónico ‘conectado’ es imprescindible para conseguir un orden mental y una organización en la vida de niños y adolescentes. Sin embargo, los padres ven cada día cómo estos límites se traspasan y resulta complicado que los hijos respondan con coherencia.
Por eso, el experto comparte en sus redes dos puntos clave para conseguir que los hijos no entren en cólera cuando le pedimos desconectar sus dispositivos, sean cuales sean: «Los horarios, efectivamente, son importantes, pero no van a servir de mucho si no enseñas a tus hijos dos cosas: por un lado, que sean capaces de mantener una conexión emocional contigo en todo momento, que no ese desconecten por completo. La segunda es ayudarles a desarrollar la capacidad de gestionar la frustración«, para lo que será necesario un profesional en muchos casos.
La manera en la que los pequeños y adolescentes van a lograr autorregular su consumo de dispositivos electrónicos es dominando estos dos consejos clave: «Se trata de las dos herramientas que les van a permitir apagar la tele o la tablet sin dramas, así como reducir el tiempo que pasan frente a las dañinas pantallas«, concluye.