Una investigación publicada en la revista ‘ Nature ‘ y realizada en células humanas y de ratón, podría aportar claves para entender el persistente y frustrante ‘ efecto yoyó ‘, donde el peso perdido vuelve rápidamente tras abandonar la dieta. La clave, según el estudio, estaría en que el tejido adiposo conserva una «memoria» de la obesidad mediante cambios transcripcionales y epigenéticos en sus células, lo que aumenta la probabilidad de recuperar el peso perdido tras una dieta. El equipo liderado por Ferdinand von Meyenn, del Laboratorio de Nutrición e Epigenética del Metablismo del ETH de Zurich (Suiza) analizó las células adiposas de 18 personas sin obesidad y 20 personas con obesidad antes y después de perder al menos un 25% de su IMC mediante cirugía bariátrica. También realizaron estudios similares en ratones delgados, obesos y previamente obesos que habían reducido su peso. Los resultados mostraron que, incluso después de una pérdida de peso significativa, los cambios transcripcionales y epigenéticos persistían, asociados a alteraciones metabólicas como la biosíntesis de ácidos grasos y la formación de nuevas células grasas. Estos procesos, según los autores, podrían contribuir al rebote de peso. El investigador José Ordovás, experto en nutrición y genómica de la Universidad Tufts de Boston (EEUU) y miembro de IMDEA-Alimentación (Madrid) y de CIBEROBN señala a Science Media Centre que este estudio de alta calidad «revela cómo la obesidad induce cambios duraderos en el tejido adiposo, incluso tras la pérdida de peso, lo que proporciona nuevos conocimientos sobre la memoria metabólica que predispone a las personas a recuperar peso». Aunque sólido, Ordovás destaca que el estudio no prueba una relación causal directa entre los cambios epigenéticos y el rebote de peso , y menciona la necesidad de más investigaciones, especialmente en humanos, para confirmar estos hallazgos. Las conclusiones del estudio tienen un impacto significativo. Por un lado, reducen el estigma asociado al fracaso de las dietas al mostrar que el rebote tiene una base biológica. Por otro, enfatizan la importancia de intervenciones a largo plazo que aborden no solo los hábitos, sino también los cambios celulares que dificultan el mantenimiento del peso perdido. En el futuro, las terapias podrían incluir medicamentos o incluso herramientas de edición epigenética para « reiniciar » la memoria del tejido adiposo y mejorar la sostenibilidad de la pérdida de peso. Además, la personalización de las estrategias de control del peso basada en el perfil genético y epigenético de cada individuo podría marcar una diferencia. A pesar de los desafíos éticos y económicos, este avance sugiere un camino innovador para combatir la obesidad, combinando hallazgos moleculares con prácticas clínicas para abordar esta creciente crisis de salud global.