Publicado: febrero 28, 2025, 3:05 am
Investigadores noruegos han realizado un estudio según el cual el llamado efecto Flynn está revirtiendo. Tal fenómeno lleva el nombre de un científico neozelandés que se interesó por la evolución de la inteligencia del ser humano y revela los resultados del profuso trabajo de prospección realizado desde 1938 hasta 2008 sobre el crecimiento intelectual de las personas y que determinó un incremento de 2 y 3 puntos de media por cada década transcurrida. Esa deriva positiva es la que, según parece, no solo se ha estancado sino que retrocede. Quienes lo han advertido creen que tal bajada puede ser atribuible a los cambios que la era digital ha podido generar en la cognición humana y la propia forma de medirla. Sea esa la razón o cualquier otra, no es una buena noticia el que el género humano pueda haber entrado en un proceso de idiotización.
Cuanto menos inteligente es la humanidad en su conjunto más fácil de manipular resulta por quienes tratan de aprovecharse de la gente ejerciendo el poder político o económico. La semana pasada asistimos a un ejemplo palmario de cómo dos personajes grotescos triunfaban ante la nutrida asistencia de la CPAC, la Conferencia Política de Acción Conservadora organizada por el trumpismo en Washington. La CPAC siempre fue el cónclave que reunía a lo más rancio de la derecha republicana norteamericana, pero hace una década no hubiera aplaudido a rabiar por pudor el espectáculo que montaron Milei y Elon Musk blandiendo una motosierra. Cualquier persona con dos dedos de frente habría cuestionado la idoneidad de esos dos fantoches para dirigir algo más que una mercería por mucho que el primero haya ganado las elecciones en Argentina y el segundo sea el hombre más rico del mundo. Y sin embargo ahí están triunfando y dando lecciones a la gente de cómo tiene que vivir y lo que les espera si no hacen caso.
«El populismo es una cualidad positiva, la conexión visceral con la gente es clave para conectar emocionalmente con el pueblo e impulsar el nacionalismo económico populista». Tan inquietantes afirmaciones, que explicarían el proceder de los mamarrachos de la motosierra, pertenecen a Steve Bannon, ideólogo y exasesor de Trump, que presume de ser quien le descubrió y quien lo aupó a la Casa Blanca. Bannon, que se ha dedicado a difundir el populismo ultra por medio mundo, aquí en España a través de Vox, promueve el que los votantes reviertan sus intereses y creencias al conectar con un candidato populista para que traicionen inconscientemente sus principios en asuntos como el racismo y la inmigración. Así de brutal es lo que este tipo defiende. A Steve Bannon también le aplaudieron con entusiasmo en Washington cuando levantaba el brazo saludando a lo fascista. Él dijo que solo fue un gesto de agradecimiento, pero imposible no advertir el tonteo con la simbología nazi en vísperas además de unas elecciones alemanas donde los herederos del partido de Hitler estaban pletóricos. Lo cierto es que el saludo fascista de Bannon provocó la marcha del francés Jordan Bardella, que por muy ultra que sea sabe que la ciudadanía gala tiene grabados en su ADN los años de la ocupación nazi.
El exasesor de Trump no fue el primero en saludar brazo en alto, ya lo hizo en acto público y con ostentación Elon Musk, aunque ahora la relación entre ambos no es precisamente amistosa. Sea por celos o porque le tiene muy calado, Bannon dice de Musk que es un «tecnofeudal» oportunista al que solo le interesa la pasta. No es mala cosa que los canallas se destrocen mutuamente. Si la inteligencia humana va en declive, cuantos menos explotadores de la ignorancia haya en el planeta mejor.