La elección del nombre, la Sala de Lágrimas... Todo lo que ocurre desde que un cardenal es elegido Papa hasta que saluda desde el balcón - Argentina
Registro  /  Login

Otro sitio más de Gerente.com


La elección del nombre, la Sala de Lágrimas… Todo lo que ocurre desde que un cardenal es elegido Papa hasta que saluda desde el balcón

Publicado: mayo 8, 2025, 1:32 pm

La fumata blanca es la señal de que un nuevo papa ha sido elegido. Después de que un cardenal recibe al menos dos tercios de los votos (esta vez, al menos 89), debe aceptar su elección y escoger su nombre papal. Es entonces cuando las papeletas electorales se queman en la estufa junto con las sustancias que producen el deseado humo blanco.

¿Por qué los papas eligen otro nombre?

Un papa puede conservar su propio nombre si así lo desea. De hecho, la mayoría lo hicieron durante los primeros mil años de la Iglesia católica, cuenta Religión en Libertad. Pero, desde el 996, sólo dos de los 170 papas han conservado su nombre de nacimiento al ser elegidos: Adriano VI (1522-1523) y Marcelo II (1555). El primero que lo cambió fue Juan II (533-535), que se llamaba Mercurio. El pontífice considero que llevar el nombre de una divinidad pagana no era lo más conveniente. Ya en 1009, Sergio IV estableció la regla de cambiar de nombre.

El primer acto de un hombre marca la pauta de los posteriores», escribió Morris West en ‘Los zapatos del pescador’

El asunto tiene su significado y relevancia. «Cuando el nuevo Papa elija su nombre, todo el mundo buscará las agendas y legados de sus predecesores, y si sus pontificados marcaron un cambio en la dirección de la Iglesia», le ha dicho Ralph Keen, historiador de la religión y decano del Honors College de la Universidad de Illinois (EEUU), al portal National Catholic Register. Ya lo dejó escrito Morris West en Los zapatos del pescador, la novela donde relata una elección papal: «El primer acto de un hombre marca la pauta de los posteriores».

Por ejemplo, si el nuevo Papa elige llamarse Francisco II estaría anunciando una continuidad respecto al mensaje de Bergoglio. Si por el contrario, opta por Benedicto XVII o Juan Pablo III estaría dando a entender que su afán va a ser una vuelta a la ortodoxia e, implícitamente, estaría cuestionando los cambios fomentados por Francisco.

Los minutos posteriores a la elección

Tras terminar la fumata, el cardenal protodiácono será quien anuncie el habemus papam. Aparecerá en el balcón de la basílica de San Pedro y dará a conocer al nuevo pontífice. Pero retrocedamos… veamos con detalle cómo es ese proceso.

Si uno de los 133 purpurados obtiene al menos esos 89 votos, acepta y comunica su nombre papal, se abre un lapso de unos 45 minutos hasta que se asoma al balcón central de la plaza de San Pedro.

En la pared del Juicio Final de la Capilla Sixtina, a los lados del altar, hay dos pequeñas puertas. La de la izquierda conduce a la llamada ‘Sala de las Lágrimas’. Este aposento, también llamado ‘del llanto’, es conocido con ese nombre porque históricamente es el lugar donde el elegido podía permanecer tranquilo un momento y, eventualmente, rezar y llorar para desahogar la tensión acumulada.

Monseñor Marco Agostini, ceremoniero pontificio, explica a Vatican News que en esta habitación el Papa toma conciencia de lo que ha llegado a ser y de lo que es a partir de ese momento.

En una sus paredes cuelga una lápida, con fecha del 31 de mayo de 2013. Allí se lee: «En esta sala, denominada ‘del llanto’ desde Gregorio XIV, quien aquí, el 5 de diciembre de 1590, recién elegido Papa, derramó lágrimas de emoción, el nuevo Pontífice, después de aceptar la elección, se viste con los atuendos propios».

Desde hace días, en la ‘Sala de las Lágrimas’ está preparada la vestimenta para el pontífice. Es el Paramenti papali («Vestiduras papales»). El nuevo Papa encontrará en esa cámara tres hábitos largos o sotanas de color blanco de distinto tamaño, así como cuatro vestimentas cortas tipo sobrepelliz, una muceta o esclavina de color morado y una estola púrpura con decoración dorada.

También, puede escoger entre zapatos de distintos números, fajines, un cordón y una cruz dorada. Todo lo allí dispuesto se encarga con antelación y en tres tallas distintas para que, más o menos, puedan valer al cuerpo de cualquier cardenal. En esta ocasión se han confeccionado en Mancinelli Clero, el pequeño taller de Raniero Mancinelli y su nieto Lorenzo del Toro.

Cada papa elige cómo comparece ante los fieles en San Pedro y, así, en el caso de los dos últimos pontífices, el cardenal alemán Joseph Ratzinger salió al balcón con la esclavina y la estola mientras el argentino Jorge Bergoglio optó por aparecer sin esas piezas y se presentó al mundo solo de blanco, con la cruz en el pecho.

‘Habemus papam’ y la primera bendición

Aceptado el nombramiento y elegido el nombre, las ropas y el calzado, el cardenal protodiácono, esta vez el cardenal francés Dominique Mamberti, ya podrá anunciar que la Iglesia católica tiene una nueva máxima autoridad.

Aparecerá en el balcón de la basílica de San Pedro y confirmará la noticia: Annuntio vobis gaudium magnum; Habemus Papam («Os anuncio una gran alegría: tenemos Papa»). Veremos entonces al nuevo Papa en el balcón, dirigiéndose a los fieles congregados, a los que impartirá su primera bendición Urbi et Orbi («A la ciudad de Roma y al mundo»).

Related Articles