Publicado: mayo 9, 2025, 11:14 am
La vida de Robert Francis Prevost nunca más volverá a ser la misma. Desde que la fumata blanca anunciara el pasado jueves 8 de mayo un nuevo capítulo en la historia de la Iglesia, el rumbo de su carrera viraba radicalmente. León XIV, que así es como ha elegido llamarse a partir de ahora, hizo su primera aparición sobre el balcón de la Basílica de San Pedro envuelto en los ornamentos propios de los papas.
Más allá de sus ropas, su ideología y sus parecidos y diferencias con Francisco, León XIV tendrá que dejar atrás su vida como director del Dicasterio para los Obispos, un puesto que le otorgó el proio Bergoglio y que le obligó a dejar América Latina, donde vivió durante dos décadas. Sin embargo, su nueva ubicación no está tan lejos de su actual residencia en Roma, en el Palacio del Santo Oficio, a pocos metros de la entrada del Vaticano.
Lo que todavía no se conoce es su decisión acerca del lugar donde vivirá: si opta por Santa Marta, muchos lo verán como una señal de continuidad con el estilo de Francisco. Si por el contrario, decide mudarse al Palacio Apostólico, podría interpretarse como una apuesta por la tradición. Por el momento, León XIV permanece en la Casa Santa Marta, donde ha pasado su primera noche como pontífice hasta su decisión definitiva.
El Palacio Apostólico, la residencia oficial
Aunque Jorge Bergoglio decidió desde el principio que nunca se quedaría allí, «no es tan lujoso, pero es enorme. Es como un embudo, pero al revés. Entra el que tiene permiso para entrar, entonces caes en manos de los colaboradores, perdés independencia y sin gente…», el Palacio Apostólico es, en realidad, la residencia oficial del Papa en la Ciudad del Vaticano.
Se trata de un extenso complejo arquitectónico situado al norte de la Basílica de San Pedro, dentro de los muros del Vaticano que consta de más de 1.000 habitaciones, organizadas en diferentes alas y niveles.
Las Estancias de Rafael son una de las estancias más destacadas del edificio. Se trata de una serie de habitaciones decoradas por el joven maestro de Urbino y su taller: una de ellas, la Escuela de Atenas, es célebre por reunir en una sola escena imaginaria a los grandes pensadores de la historia, desde Platón hasta Aristóteles, todos bajo una arquitectura majestuosa. Estas salas formaban parte de los apartamentos del papa Julio II.
La sala del consistorio y los salones oficiales son unos amplios salones dorados, rodeados de tapices, retratos y mármoles donde se celebran las recepciones diplomáticas y las reuniones de cardenales. Sin embargo, no todo en el Palacio Apostólico es solemnidad: hay algunos pasillos internos, hay ascensores modernos y hasta zonas de descanso para el personal.
La Casa Santa Marta, la ‘humilde’ opción de Francisco
La Domus Sanctae Marthae, conocida como Casa Santa Marta, una residencia para sacerdotes y visitantes en el interior de la Ciudad del Vaticano, fue el lugar que eligió Francisco para ser el centro de su pontificado: el papa vivió los doce años de su pontificado en el apartamento 201, en el segundo piso de esta residencia, donde también se quedan algunos de los cardenales durante el cónclave, formado por dos habitaciones y un baño.
Se trata de una habitación sencilla con un estudio al lado equipado con un sillón y un escritorio de madera, y cerca hay también una pequeña sala que Francisco utilizaba para recibir a sus visitantes.
El edificio tiene, en total, cuatro plantas en las que se reparten 129 habitaciones (de las cuales 106 son suites), y el apartamento que utilizaba Bergoglio. Además, al estilo de un gran hotel, Santa Marta tiene una recepción y un comedor con autoservicio, donde el papa Francisco solía comer. Sin embargo, las habitaciones son sencillas, con un armario, cama individual, dos mesitas de noche y un baño con ducha. En ellas se han alojado los cardenales durante el Cónclave.
