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Jake Paul vence a Tyson a los puntos en una lastimosa pelea

Publicado: noviembre 16, 2024, 4:52 am

Un verdadero boxeador de 27 años nunca pelearía contra un hombre de 58, pero la estrella de las redes sociales Jake Paul no es un representante del noble arte, sino un bufón millonario. Lo que hemos presenciado en el estadio de los Cowboys de Dallas ha sido una aberración consentida por el Departamento de Licencias y Regulación de Texas . Ha ganado a los puntos el ‘youtuber’, que bien podría haber noqueado a Mike Tyson. Si no lo ha hecho habrá sido, seguramente, por alguna cláusula oculta del contrato. No ha sido una pelea, sino una pantomima, una farsa y una lástima para la memoria del que fuera mejor peso pesado de su época. Pactada a sólo ocho asaltos de sólo dos minutos cada uno y con guantes muy grandes, de 14 onzas frente a los 10 oficiales en los pesos pesados, la pelea ha sido indigna, pero contará en el ranking de ambos. Comenzó con un primer asalto de pocos golpes que presagiaba el resto. Un Tyson viejo y lento conectó un buen recto. Fue el único ‘round’ que se debió llevar. Los siete restantes, para Paul con claridad. Nada vimos en el segundo. Paul le dejó el centro del ring a Tyson y mantuvo la distancia para que el exboxeador no le conectara. Ya en el tercero el ‘youtuber’ pisó un poco el acelerador y se llevó el asalto ante un rival que no tenía piernas . Ambos llegaron con 226 libras, pero un alcance muy superior el de Paul, bastante más alto. El joven Tyson se metía bajo sus imponentes rivales y los destrozaba con un ‘uppercut’, pero éste es un hombre que lleva casi 20 años sin pelear y que cumplirá los 60 de edad dentro de nada. Al término del cuarto asalto Tyson caminó hacia su esquina como un anciano cansado. ¿Por qué hemos tenido que ver esto? Por los 80 millones de dólares de la bolsa del combate , obviamente. Otras fuentes hablan de 60 millones, 40 para Paul y 20 para Tyson al margen del resultado. ‘Iron’ Mike se limitó a protegerse con la guardia alta e intentar conectar algún golpe, pero su rival no se le acercaba y abusaba del ‘jab’. Tyson se mordía compulsivamente el pulgar de su guante izquierdo, como si tuviera algún problema de ajuste. Al menos la ‘pelea’ terminó sin humillación a Tyson y sin un ‘knock out’ que preocuparía a los médicos y comprometería a las autoridades deportivas del estado de Texas que permitieron este show. Paul sabe boxear y suma una marca de 11-1, pero mayoritariamente contra expeleadores de MMA. Si combatiera contra un peso pesado real, en activo, cualquiera de los 50 primeros de cualquiera de las organizaciones, le arrancarían la cabeza. Y se lo merece. La pelea coestelar, que merecía ser cabeza de cartel, fue el mejor de los combates femeninos posibles, la revancha entre Katie Taylor y Amanda Serrano por el campeón indiscutido de los superligeros. Se saldó con una sucia e inmerecida victoria de la irlandesa, que abrió a la portorriqueña un tremendo corte en la ceja derecha con un cabezazo presuntamente involuntario. El árbitro debió parar la pelea, pues la brecha fue tremenda, de las que dificultan la visión por el flujo de sangre, en un momento en el que la boricua bien podía ir por delante en las tarjetas, lo que le habría dado la victoria. A partir de ahí Taylor siguió el resto de la pelea hincando la cabeza sobre esa zona de la rival para dañar la herida voluntariamente. El árbitro llegó a penalizarla con un punto en uno de los asuntos finales, pero no fue suficiente y, gracias al veredicto de los jueces (95-94 los tres pese a la penalización, poco creíble viendo la calidad de la pelea de Serrano), la irlandesa mantuvo los cinturones. Al margen de este desagradable hecho, ambas púgiles lanzaron golpes a un nivel extraordinario, dando un combate de altura. La parte positiva de este circo es que cientos de miles, si no millones, de suscriptores de Netflix no aficionados al boxeo se han podido conectar por el morbo del regreso de Tyson frente al ‘youtuber’ y han descubierto el boxeo de verdad en el resto de peleas. El resto de peleadores no tendrán queja, pues han cobrado bolsas mayores de la normal, y no hay que olvidar que la promotora de la pelea es propiedad de Jake Paul, así que algo aporta al boxeo profesional. El evento lo retransmitió Netflix para sus casi 300 millones de abonados de todo el mundo, algo pionero en el boxeo.

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