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Hace 75 años, llegó de Alemania con el oficio de pastelero y abrió una confitería que superó expectativas: “Nos apasiona que vuelvan”

Publicado: mayo 26, 2025, 6:00 am

Techo a dos aguas negro, paredes blancas y distinguidos ventanales con persianas y molduras de estilo rococó. La estética de un antiguo chalet ubicado en plena Av. Maipú al 1480, en Vicente López, recuerda a otras épocas. De hecho, los vecinos solían llamarlo “El Castillo” por su singular fachada y construcción de principios del siglo XX. Se trata de una verdadera joyita arquitectónica oculta entre las altas torres con modernos edificios de la concurrida avenida. Esta casona que tiene mucha historia en el barrio alberga a una de las confiterías y pastelerías más tradicionales de la zona: “Viegener”, fundada hace más de 75 años y reconocida por sus singulares masas artesanales de estilo europeo, panificados y stollen.

Montar su propio negocio fuera de su tierra natal

Cuentan que esta dulce historia comienza a escribirse con un inmigrante alemán, Don Otto Viegener, que tras dejar atrás su tierra se instala en pleno Zona Norte de la provincia de Buenos Aires. Bajo el brazo trajo el oficio de pastelero y cientos de moldes de chapa de chocolate, antiguas figuras para formar gallinitas y conejos de Pascua hasta un viejo molinito de granos de cacao.

Trajo el oficio de pastelero y cientos de moldes de chapa de chocolate, antiguas figuras para formar gallinitas y conejos de Pascua.En 1949, Otto cumplió su sueño: abrir su pastelería

Tras algunos años trabajando en distintas confiterías, en 1949 Otto cumplió un sueño: montar su propio negocio de pastelería alemana y bombonería de alta calidad. La bautizó con su apellido como una forma de honrar a sus orígenes. Desde los inicios, sorprendió a la clientela con el gran surtido de productos artesanales y delicada atención. Y rápidamente conquistó a los vecinos del barrio con su stollen, masa de miel, roscas vienesas, apfelstrudel (strudel de manzana) y tradicionales figuras de chocolate. Aseguran que en aquellos tiempos también eran muy demandados los animalitos de mazapán y el marrón glasé. “Muchos vecinos se acercaban para obsequiar a los amigos o parientes y por supuesto para compartir en las festividades. La combinación entre calidad de las materias primas, recetas tradicionales y la forma de trabajo artesanal siempre fueron valorados por los clientes al saborear los productos de la casa”, asegura Alejandra De Escalada, quien actualmente está al frente del negocio junto a su familia. Tras el rotundo éxito en Vicente López, Otto sumó otra sucursal en el barrio y también en Martínez.

En la lista de clásicos indiscutidos no puede faltar el tradicional Stollen o pan dulce alemán.

Tiempo después, Don Viegener le pasó las riendas del negocio a un emprendedor local, Manuel Arizcurren, quien mantuvo los locales de Zona Norte y se extendió también por Capital Federal. Instaló otra sucursal en Palermo, en Av. Coronel Díaz y Güemes. A fines de los 70 la fábrica y la sede central de la confitería se mudaron a un nuevo edificio conocido en la zona como “El castillo”, sobre Av. Maipú 1480, en Vicente López. Allí montaron la nueva fábrica de 1200 metros cuadrados. “Se tuvo especial cuidado de mantener el chalet-castillo en la primera planta donde se alojaron las oficinas comerciales. La gran inauguración fue en 1983 y es hasta nuestros días el edificio sobre el que de lunes a lunes se abren las puertas para ofrecer las sabrosas variedades artesanales”, cuenta Alejandra quien desde jovencita heredó la pasión por este oficio. “Mis abuelos y tíos abuelos fueron inmigrantes catalanes llegados al país en 1950 y como todos en esa época comenzaron con una mano adelante y otra atrás. Los primeros trabajos fueron en confiterías porteñas. Mis padres continuaron el oficio al abrir una pequeña panadería hace más de 65 años atrás. Años después cambiaron el negocio siendo proveedores del gremio”, relata.

Otro dueño, el mismo sabor

En 1999, junto a su familia, se le presentó la oportunidad de continuar con la tradición de Viegener y no lo dudaron. Asegura que cuando conoció su historia fue amor a primera vista. Junto a su marido y tres hijas, que colaboran de manera permanente, están detrás de cada detalle. Un año después, en el 2000, modificaron totalmente el local de Av. Maipú combinando nuevas heladeras comerciales y equipos con los tradicionales muebles de madera que recuerdan su antiguo origen europeo. Además mudaron el local de Palermo a uno más amplio y vistoso en Avenida Coronel Díaz 1855. “Aunque las mejoras se realizaron en maquinarias y equipos de producción, la elaboración sigue siendo especialmente artesanal. Los maestros panaderos, pasteleros y chocolateros tienen muchos años compartiendo el día a día con nosotros. Siempre tenemos especial cuidado y dedicación en la elección de las materias primas naturales y de primera calidad; el control de calidad de los productos terminados, así como la mano de obra más calificada que entrena a las nuevas generaciones con pasión y cariño”, confiesa.

A lo largo de los años, la confitería se ha destacado por su tradicional línea de pastelería europea y bombonería. Entre ellas, las masas vienesas, las roscas de Plunder, los bavarois y las piezas de mazapán. Así como los huevos de Pascua y las naranjitas bañadas en chocolate. Sin embargo, para mantenerse aggiornados a las nuevas tendencias, también han incorporado macarrones, budines húmedos y tortas de decoración con temáticas especiales. Entre las preferidas, se encuentra la Torta Viegener con mousse de chocolate, merengue y castañas en almíbar. Además, sumaron productos para compartir en las festividades de la colectividad judía como ser macarundlaj, leicaj de miel, jalá dulce y salada, knishes de varios rellenos, entre otros. “Las recientes incorporaciones de panadería han tenido muy buena aceptación. Como los panes de molde de cereales y semillas, el de campo de masa madre, los pancitos de queso, las ciabattas y las focaccias tradicionales italianas”, dice y recomienda probar otro ícono: los sándwiches de miga que preparan todos los días frescos con el clásico pan inglés artesanal.

La Torta Viegener con mousse de chocolate, merengue y castañas en almíbar.

En la lista de clásicos indiscutidos no puede faltar el tradicional Stollen o pan dulce alemán. Está disponible todo el año, pero es muy solicitado para las Fiestas. “Lo elogian mucho y lo buscan clientes que se acercan desde zonas lejanas a comprarlo. Se comienza con tiempo a reservarlo incluso con clientela del interior del país o fieles, que viviendo en el exterior lo encargan para sus familiares de Argentina”, asegura. Según Alejandra, la receta tiene mucho menos azúcar que un pan dulce clásico y lleva pasta de almendras, nueces, pasas de uva, cáscara de naranja en el relleno. “Es cuidadosamente fabricado por los maestros pasteleros que a pesar de los años, pasan de generación en generación la tradición de la receta artesanal que se incorporó en su origen. Quienes lo prueban por primera vez tendrán el privilegio, sin ninguna duda, de haber incorporado un producto infaltable en las mesas de Fin de Año”, afirma. Además de esta versión hay otros con frutas abrillantadas o solo con frutas secas.

En Viegener tienen varios clientes que los acompañan desde los inicios. Además de los parroquianos del barrio, han recibido a varias personalidades del mundo del espectáculo, música y política. Desde el ex presidente Carlos Menem, Miguel Ángel Pichetto, pasando por la actual vicepresidente Victoria Villarruel. La lista continúa con Mirta Busnelli, Gino Renni, Emilia Attias, Betiana Blum, Mike Amigorena, Carla Peterson, Natalia Oreiro y Marley, entre muchos más.

La confitería se ha destacado por su tradicional línea de pastelería europea y bombonería.

“Lo que más nos apasiona de este oficio es el dinamismo de la actividad. La intensidad diaria. La satisfacción que se palpa en el cliente cuando compra un producto nuestro y vuelve tiempo después alagando la buena calidad de la mercadería o la buena atención recibida”, concluye Alejandra, quien habla de la época más concurrida del año: las Fiestas. Es que nadie quiere perderse de probar este Stollen con tradición alemana.

En las Fiestas. Es que nadie quiere perderse de probar este Stollen con tradición alemana.

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