Publicado: marzo 11, 2025, 10:16 pm
El glaucoma, conocido popularmente como la « ceguera silenciosa «, podría afectar aproximadamente a 1.600.000 personas en España para el año 2030 si no se adoptan medidas urgentes, según las últimas estimaciones. El glaucoma es la segunda causa de ceguera en los países industrializados, después de la diabetes. La Sociedad Española de Glaucoma (SEG) estima que afecta a más del 3% de la población, especialmente a mayores de 40 años y personas con antecedentes familiares. Debido a su evolución silenciosa, se calcula que la mitad de los casos en España están sin diagnosticar. Uno de los mayores desafíos del glaucoma es su carácter asintomático en etapas iniciales, lo que provoca que aproximadamente un 40% de las personas que lo padecen no lo sepan. Se estima que en 2030 unas 640.000 personas en España podrían sufrir la enfermedad sin haber recibido un diagnóstico a tiempo, lo que implicaría una pérdida visual considerable e irreversible. Con motivo del Día Mundial del Mundial del Glaucoma , la A sociación de Glaucoma para Afectados y Familiares (AGAF) enfatiza la importancia del diagnóstico precoz y de la adherencia a los tratamientos oftalmológicos para frenar su progresión. «El glaucoma tiene un grave problema: los pacientes no se realizan las revisiones oculares recomendadas a partir de ciertas edades y, cuando reciben el diagnóstico, ya han perdido gran parte de su visión. Además, los afectados presentan un índice muy bajo de adherencia a los tratamientos, lo que refuerza su impacto como la principal causa de ceguera irreversible en el mundo», advierte Joaquín Carratalá , presidente de AGAF. El glaucoma afecta progresivamente el campo visual periférico, provocando lo que se conoce como « visión en túnel «. Al no causar dolor ni presentar síntomas evidentes en sus primeras fases, muchas personas no son conscientes de su deterioro hasta que han perdido una cantidad significativa de visión. Por esta razón, se recomienda revisiones oftalmológicas periódicas, especialmente a partir de los 45 años, cuando la incidencia de la enfermedad es mayor. Actualmente, se estima que un millón de personas en España padecen glaucoma de ángulo abierto, la forma más común de la enfermedad. Aunque el glaucoma no tiene cura, existen tratamientos como colirios y medicamentos que pueden frenar su avance y reducir el riesgo de ceguera total. Sin embargo, la adherencia al tratamiento sigue siendo un problema: casi el 38% de los pacientes no lo siguen de forma constante, ya sea por la dificultad en la aplicación de los colirios, la edad avanzada o la disciplina requerida para su administración. Las investigaciones actuales se centran en frenar el avance del glaucoma, pero AGAF insiste en la necesidad de explorar nuevas vías que permitan conocer el origen de la enfermedad y, sobre todo, desarrollar tratamientos para regenerar el nervio óptico y recuperar la visión perdida. Para ello, piden que el glaucoma sea reconocido como una enfermedad neurodegenerativa, lo que facilitaría mayores recursos para la investigación. El glaucoma provoca la muerte progresiva de las células ganglionares de la retina debido a la presión intraocular elevada. Regenerar estas células y restablecer su conexión con el sistema neurológico y el nervio óptico es un desafío científico en fase inicial, pero con un gran potencial. Sin embargo, la falta de financiación frena estos avances, ya que actualmente no se considera una enfermedad neurodegenerativa a nivel institucional. Se calcula que hasta el 90% de los casos de ceguera causados por el glaucoma podrían evitarse con una detección temprana. Con motivo del Día Mundial del Glaucoma, os expertos recuerdan la necesidad de realizar revisiones oftalmológicas anuales a partir de los 40 años. Un examen completo debe incluir la medición de la presión intraocular (PIO), la evaluación del ángulo de drenaje del ojo, la revisión del nervio óptico, una prueba de visión periférica y la medición del grosor corneal. Las causas exactas del glaucoma no se conocen con certeza, pero se ha identificado que la presión intraocular elevada es un factor clave. Otros factores de riesgo incluyen la edad, la miopía magna, los antecedentes familiares, la diabetes, la predisposición anatómica y el uso prolongado de esteroides o vasoconstrictores. El glaucoma no afecta a todos los pacientes por igual y varía según el tipo de enfermedad. El tipo crónico es el más frecuente (80% de los casos) y el más peligroso, ya que no presenta síntomas hasta que la pérdida de visión es avanzada. Por otro lado, el glaucoma de ángulo cerrado, menos común, puede manifestarse con síntomas como dolor ocular intenso, enrojecimiento, dolor de cabeza y dilatación pupilar, requiriendo atención médica urgente. El tratamiento del glaucoma depende del tipo y la evolución de la enfermedad. La primera línea de defensa suele ser el uso de colirios para reducir la presión intraocular. Si los medicamentos no son suficientes, pueden considerarse opciones quirúrgicas para mejorar el drenaje del humor acuoso, el líquido ocular cuya acumulación puede aumentar la PIO y dañar el nervio óptico.