Germania: así era el sueño de Hitler de barrer Berlín para crear una megalópolis nazi - Argentina
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Germania: así era el sueño de Hitler de barrer Berlín para crear una megalópolis nazi

Publicado: abril 26, 2025, 6:07 am

Si en Berlín queremos hacer un recorrido por la que fue capital del Tercer Reich deberíamos visitar el Reichstag (sede del parlamento alemán, que Hitler disolvió en enero de 1933 tras ser nombrado canciller); el edificio del que fue Ministerio de Propaganda de Joseph Goebbels (hoy, el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales); la Oficina de Rudolf Hess, jefe del Partido Nazi; o el águila nazi del edificio que alberga la Oficina Estatal de Empleo Berlín-Brandeburgo. Y los memoriales, claro, que nos recuerdan la ignominia cometida por el régimen nazi.

Pero pudo haber otro Berlín. El proyecto nazi quería construir un mundo nuevo, una nueva Alemania, una nueva Europa… basado todo ello en la superioridad de la raza aria. Si ese era el presupuesto, lo normal es que la capital de ese nuevo régimen fuera también transformada; fuera también un nuevo Berlín.

Se le llama Welthauptstadt Germania, algo así como «capital mundial Germania», en alemán, y se refiere al proyecto de Hitler —este 30 de abril se cumplen 80 años de su muerte— de renovar la capital, que debía ser una realidad tras ganar la Segunda Guerra Mundial. Aquella victoria no se produjo y solo una pequeña parte de esos planes se realizaron antes de la contienda. Poco fue lo que se levantó y menos lo que hoy queda.

Todo el poder para Albert Speer

El término Welthauptstadt Germania se ha utilizado para nombrar las pretensiones de poder del nacionalsocialismo, sin embargo, Hitler nunca utilizó las dos palabras juntas. El dictador nazi hablaba de la «capital del Reich» o de «Germania».

El encargado de dibujar los planos del nuevo Berlín no podía ser otro que Albert Speer, al que el Fuhrer le otorgó el título especial de Inspector General de Construcciones para la Capital del Reich (GBI), que le daba amplios poderes, comparables a los de un ministro. El arquitecto preferido de Hitler introdujo el término Reichshauptstadt Germania (Capital imperial Germania). Ese sinónimo designaba el plan global de construcción de la capital del Reich, con el que debía transformarse en el centro de un gran imperio germánico mundial.

Hitler consideró incluso la idea de rebautizar la capital imperial, Berlín, con el nombre de Germania. Este nombre para la capital imperial en su nueva forma representativa «era adecuado para crear un sentimiento de unión entre todos los miembros del núcleo racial germánico y esta capital, a pesar de la mayor distancia geográfica», según notas de Henry Picker, guardián de las actas de las conversaciones de sobremesa del Führer.

Superar a París, Londres y Moscú

El líder nazi y su grandilocuente arquitecto estaban de acuerdo en que la arquitectura de Berlín era, en ese momento, demasiado provinciana. Su propósito era poner la ciudad de Berlín a la altura o por encima de las grandes capitales del mundo como París, Londres, Moscú o Washington.

¡Berlín sólo será comparable al antiguo Egipto, Babilonia o Roma! ¡Qué es Londres, qué es París comparado con eso!»

«¡Como capital mundial, Berlín sólo será comparable al antiguo Egipto, Babilonia o Roma! ¡Qué es Londres, qué es París comparado con eso!», exclamó Hitler la noche del 11 al 12 de marzo de 1942 en la Guarida del Lobo, el cuartel del Estado Mayor de la Wehrmacht, uno de los cuarteles generales de Hitler.

Los planos de las obras aparecieron en 1937 como anuncios ilustrados en los principales diarios y periódicos especializados bajo el título «Rediseño de la capital del Reich». El 4 de octubre de 1937 se aprobó como base jurídica la ley para el rediseño de las ciudades alemanas.

Un bulevar de 5.000 metros de largo y 120 de ancho

Berlín iba a ser reorganizada a lo largo de un bulevar de casi 5 kilómetros de largo y 120 metros de ancho conocido como la avenida de la Victoria. Esta iría hacia el sur desde un punto de intersección con el eje este-oeste cerca de la Puerta de Brandeburgo, siguiendo el curso de la antigua Siegesallee a través del Tiergarten continuando hacia el oeste hasta el aeropuerto de Tempelhof.

Este nuevo eje norte-sur serviría para realizar grandes desfiles y el tráfico sería cerrado, desviando los vehículos hacia una autopista subterránea pasando directamente debajo de la ruta del desfile. Secciones de este túnel se construyeron y todavía existen. El plan también incluía la construcción de dos nuevas estaciones de ferrocarril.

Al centro de la nueva capital del imperio nazi se ingresaría por una avenida central que pasaría por debajo del Arco del Triunfo de Hitler, el cual tendría el doble de altura que el Arco del Triunfo de Napoleón en París y sería el doble de ancho. Después, seguiría junto al Estadio de Germania (de granito) y pasaría junto a la Cancillería del Reich y el Centro del Movimiento Nazi. Al final de la avenida se encontraría el Volkshalle (pabellón del pueblo) o Große Halle (gran hall).

Este pabellón iba a ser de granito y mármol e imitaría el estilo del Panteón de Roma y del Capitolio de los Estados Unidos. Según los planos de Speer, el Volkshalle tendría la cúpula más alta del mundo (290 m) con 250 m de diámetro en su base.

Demoler y demoler para luego construir

Los trabajos de construcción directa de la remodelación comenzaron en 1938 y se prolongaron hasta 1943. La primera piedra del eje norte-sur se colocó el 14 de junio de 1938. La realización de los planes de Speer habría requerido la demolición de unos 50.000 pisos y habría destruido definitivamente la estructura de la ciudad.

Las actividades de demolición continuaron hasta que se interrumpieron las obras de remodelación en la primavera de 1943, y alrededor de 150.000 personas se habrían visto directamente afectadas. Para facilitar el trabajo de esa maquinaria de destrucción, la oficina del GBI obtuvo la «desjudicialización» de Berlín.

De ese modo, pudieron hacer y deshacer a su antojo y utilizar los pisos desocupados para sus propios fines. Esas viviendas fueron para los afectados por el reasentamiento forzoso o para alojar a trabajadores de la construcción, pero también para empleados privilegiados o amigos del sistema.

Grande, muy grande, lo más grande

Speer y su equipo también cambiaron de sitio los cementerios. Muchas tumbas del de San Mateo, en la zona norte, fueron trasladadas a Stahnsdorf. Se calcula que unos 15.000 muertos fueron enterrados de nuevo en 1940. Entre ellos se cita la tumba de Friedrich Wilhelm Murnau, uno de los grandes directores de la historia del cine.

A la hora de construir, el primer hito fue el Estadio Olímpico para los Juegos Olímpicos de 1936. Se proyectó un estadio más grande, capaz de acoger 400.000 espectadores, pero solo se excavaron los cimientos antes de que el proyecto fuera abandonado. De haberse completado la construcción, este estadio seguiría siendo el más grande en el mundo a día de hoy.

Speer también diseñó una nueva Cancillería, que incluía una amplia sala dos veces más larga que el Salón de los Espejos en el Palacio de Versalles. Fue destruida en 1945, durante la batalla de Berlín, y ese mismo año demolida en presencia del primer ministro británico, Winston Churchill. Hitler quiso una tercera Cancillería, aún más grande, pero nunca fue iniciada.

Lo que queda del sueño de Hitler

Y poco más. Casi ninguno de los otros edificios previstos se construyó nunca. Como consecuencia de la capitulación alemana en 1945, el nuevo Berlín nunca llegó a completarse. Diseminados por la ciudad se conservan algunos edificios de prueba y otros vestigios.

Por ejemplo, en 1938, Hitler ordenó a Speer la construcción de un mastodóntico palacio que debía integrar al menos el búnker del Führer, su despacho personal de 400m² y un cuartel para su guardia personal, la Primera División de las Waffen-SS.

Aquel edificio llegó a construirse pero quedó seriamente dañado por los ataques de soviéticos y aliados. Tras la derrota nazi, Moscú ordenó demoler el edificio, pero aprovecharon los materiales. Con los bloques de granito de la cancillería y el mármol rojo que adornaban el despacho de Hitler levantaron sus memoriales de guerra y decoraron la estación de metro de Mohrenstraße.

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