Javier Milei debutará en la cumbre del G20 este lunes y martes en Río de Janeiro. Su esperada participación corona una semana de gran impacto en su agenda internacional y amenaza con opacar la figura del anfitrión, Luiz Inacio Lula da Silva. El foro reúne a 20 países industrializados y emergentes de todos los continentes.
El presidente brasileño, el gran enemigo ideológico regional de Milei, quiere volver al primer plano de la agenda geopolítica mundial en una cumbre que se realizará en un virtual “búnker” en que se ha sido convertido el Museo de Arte Moderno de Río, bajo la custodia de 20.000 militares y policías.
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Pero sus planes de alcanzar un consenso general en la trabajada declaración final chocan hoy, en especial, con las continuas objeciones de la delegación argentina. La agenda de Lula incluye los conflictos en Ucrania y Medio Oriente, la Alianza Global contra el Hambre, la propuesta de una tasa a los superricos, la lucha contra el cambio climático, la transición energética y los desafíos de la Inteligencia Artificial (IA).
Los fuertes reparos argentinos al texto que viene siendo consensuado en Río van en aumento. “Un escenario posible, según fuentes brasileñas y argentinas, es que la Argentina finalmente no suscriba la declaración presidencial. Otra opción es que la Argentina firme, pero detallando, con asteriscos, cada uno de los puntos en los que no concuerda y que aumentan cada día que pasa”, resumió el diario OGlobo.
Una cumbre que marca el debut de Javier Milei en el G20
Para Milei esta cumbre tendrá un enorme significado. Es una gran oportunidad de jugar en la primera línea de la política internacional y mucho más después de su esperada reunión con Donald Trump en la cumbre conservadora de la Florida y de la visita oficial a Buenos Aires del presidente francés, Emmanuel Macron, este fin de semana.
Pero su agenda internacional no se agotará en Río. El miércoles recibirá en Buenos Aires a la jefa de gobierno italiana, Giorgia Meloni.
Milei viene dando un giro drástico en la política exterior. Después del despido de Diana Mondino, apretó el acelerador en su agenda conservadora, con posiciones polémicas en votaciones de la ONU, aunque con una inédita reorientación pragmática que lo llevó a pautar una reunión bilateral con su par chino, Xi Jinping, durante el G20.
El presidente puso bajo un paraguas su oleada de críticas contra China y aceptó explorar nuevos mecanismos de asociación con un país que puede resultar clave ante el hiperproteccionismo que amenaza adoptar Trump en su segunda presidencia, más allá de su conocida sintonía ideológica y sus deseos de firmar un futuro acuerdo comercial de libre comercio bilateral con Washington.
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Milei no tiene pautada una reunión con Lula, aunque esta vez no podrán ignorarse en el saludo protocolar al ser el presidente brasileño el anfitrión de la cumbre. Lula quiere recuperar la iniciativa perdida en la agenda internacional, pero su par argentino amenaza con opacar su figura frente a su estrategia de oponerse a cualquier atisbo de agenda “woke” que surja de la declaración final.
La desconfianza entre ambas delegaciones es evidente.
La Argentina se opone a suscribir una declaración sobre la guerra en Ucrania que no incluya una condena firme contra Rusia, algo que Lula quiere evitar para centrarse en un pedido de cese el fuego y el inicio de negociaciones de paz. Argentina no está sola en este punto, pero es la que presiona “en mayor medida” para condenar a Moscú, según OGlobo. Francia y Alemania son más flexibles.
“Argentina es uno de los principales obstáculos en la negociación, en una recta final tensa para Brasil. La Casa Rosa manifestó su oposición a los principales temas de la presidencia brasileña, después de haber firmado declaraciones ministeriales a lo largo del año”, resumió el diario carioca.
Ese cambio que hacen notar fuentes diplomáticas brasileñas se hizo más evidente desde la asunción del nuevo canciller, Gerardo Werthein y más aún tras el triunfo de Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Desde entonces, Argentina votó en contra de una declaración sobre derechos indígenas y otra sobre la protección de las mujeres y niñas, ambas en la ONU. También, el gobierno retiró a la delegación que participaba en la cumbre de cambio climático conocida como COP29 en Bakú, Azerbaiyán.
Milei quiere encabezar la política conservadora internacional en América Latina contra los organismos multilaterales y la Agenda 2030 de la ONU, que busca impulsar el desarrollo sostenible con un fuerte énfasis en los derechos humanos, la desigualdad, el cambio climático y el fin de la pobreza. La cumbre del G20 en Río será el escenario ideal para impulsar ese liderazgo.
La cumbre marcará el adiós de Joe Biden
Además de Lula y Milei, la cumbre reunirá a los principales líderes del mundo, entre ellos Joe Biden (Estados Unidos), Xi Jinping (China), Claudia Sheinbaum (México), Giorgia Meloni (Italia), Keir Starmer (Reino Unido) Narendra Modi (India), Emmanuel Macron (Francia) y Olaf Scholz (Alemania), entre otros.
Rusia estará representada en Río por su canciller, Serguéi Lavrov, a pesar de que Vladimir Putin fue invitado especialmente por Lula, quien ostenta la presidencia rotativa del foro. Sobre el presidente ruso pesa una orden de arresto internacional.
En el caso de Biden, la cumbre marcará su despedida del foro a la espera de que el año que viene su lugar sea ocupado por Trump. El próximo cónclave, en 2025, se realizará en Sudáfrica.