Publicado: septiembre 28, 2025, 3:26 pm
Rusia ha dado un paso más contra los aliados de la OTAN y en las últimas semanas ha violado el espacio aéreo de, al menos, seis países europeos usando drones y, en el caso de Estonia, cazas. Además, mantiene su pulso y ha enviado cazas y bombarderos cerca de las costas de Alaska, que Estados Unidos interceptó. El presidente, Vladimir Putin, persigue un doble objetivo: examinar las defensas antiaéreas aliadas y tensar las relaciones de Estados Unidos con la Alianza Atlántica y entre países de la Unión Europea.
Así lo cree el exmilitar y experto en geopolítica Jesús A. Núñez Villaverde, que tilda las incursiones en los países de «provocaciones» que constituyen «un escalón más» en la guerra híbrida que Moscú lleva años ejecutando y que también suma los ciberataques, la propaganda y la desinformación y el tránsito de buques y submarinos por las aguas de los aliados OTAN.
Núñez Villaverde sostiene en un artículo publicado por el Instituto Elcano que Putin es «consciente» de que el vínculo transatlántico está «más debilitado que nunca» y de que «las diferencias internas» entre los Estados miembros de la UE en relación con Rusia «no amainan», y por eso se ha lanzado a unas incursiones que el experto considera «intencionadas, sin ningún género de dudas».
«Es cierto que un contexto tan complejo como el que rodea a la guerra en Ucrania siempre puede producirse un indeseado accidente que lleve a un dron, un misil o un avión a desviarse de su ruta programada, pero cuando se trata de una veintena de drones y cuando los aviones han penetrado el cielo estonio durante doce minutos ese argumento resulta insostenible«, explica el exmilitar.
Una «provocación» con dos propósitos
Eso sí, advierte de que no pueden calificarse como «ataques», aunque los cazas Mig-31 que entraron en Estonia portaran misiles bajo sus alas. Los drones, por su parte, no llevaban carga explosiva, destaca el experto.
Dicho esto, Núñez Villaverde traslada que, a su juicio, la «provocación» tiene dos propósitos definidos, uno desde el punto de vista militar y otro desde la perspectiva política. En el plano militar, indica que este tipo de acciones buscan «chequear» el despliegue y el nivel de operatividad de las defensas antiaéreas del adversario, «contando con que en el preciso momento en el que se detecta la penetración se activan los sistemas de radares, las baterías antiaéreas y los aviones interceptores».
«Todo ello permite al agresor extraer una fotografía actualizada de la ubicación de dichos sistemas y, por tanto, de sus fortalezas y sus debilidades», agrega. «Y aunque en algunos casos son acciones que pueden tener esa única intención, solo adquieren pleno sentido si se llevan a cabo como un paso previo a un ataque posterior en toda regla», continúa.
En el plano político, el experto sugiere que Putin busca «tensar aún más» las relaciones entre Washington y los aliados europeos de la Alianza Atlántica a la vez que «ensanchar las fracturas internas» entre los miembros de la UE, «poniendo a prueba su unidad y la voluntad de los gobiernos nacionales en su apoyo a Ucrania y en la estrategia a seguir con la propia Rusia».
Unidad quebrada
Y la «unidad» se tambalea. El experto recuerda que los gobiernos aliados han criticado a Rusia, pero el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se ha inclinado por considerar estos episodios como un accidente. A pesar de que Polonia y Estonia han invocado el artículo 4 del Tratado de la Alianza, la respuesta ha sido un incremento del despliegue militar en el marco de las misiones OTAN para proteger el flanco este.
El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, anunció la operación ‘Centinela Oriental’ tras la incursión de drones en Polonia, pero aún no se ha puesto en marcha. España, a pesar de su deseo de participar —ha ofrecido tres cazas, un sistema de radar y un avión de transporte A400—, aún no tiene la petición de medios del mando militar de la OTAN. La concreción de medios de España se ha pospuesto en varias ocasiones, ahora hasta la primera semana de octubre.
Pero hay aliados, como Lituania, que abogan por elevar el tono, en línea con las «provocaciones» de Putin. La ministra de Defensa lituana, Dovile Sakaliene, reclamó esta semana ante Margarita Robles que la policía aérea del Báltico en la que participa España con cazas «reaccione» a las incursiones rusas, aunque Robles se inclina por mantener la vía diplomática.
La idea de la ministra lituana es «pasar de la policía aérea al concepto de defensa aéreo». Es decir, pasar de la vigilancia a la «reacción». En cualquier caso, Lituania da pasos por su cuenta: acaba de aprobar una ley que faculta a sus Fuerzas Armadas a derribar estos dispositivos no tripulados.
Con estos mimbres, el experto Núñez Villaverde concluye que la OTAN exhibe una pauta de comportamiento que muestra «abiertamente» que la OTAN «no tiene voluntad para chocar militarmente con Rusia», pero es que Moscú «tampoco desea una confrontación directa con la Alianza Atlántica», ya que «nunca traspasa el umbral que podría llevar a un enfrentamiento convencional directo».