Publicado: diciembre 4, 2025, 11:13 pm
La detección de casos positivos de peste porcina africana (PPA) en jabalíes silvestres de Barcelona encendió las alarmas internacionales y activó un operativo urgente de protección sanitaria en la Argentina.
El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) resolvió interrumpir de manera temporal la importación de mercancías porcinas provenientes de España que puedan vehiculizar el virus, en concordancia con los lineamientos de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA).
Leé también: Alertan por logística, calidad y reglas estables ante una cosecha de trigo récord
La PPA es una enfermedad considerada exótica en la Argentina y en toda Sudamérica.
No implica riesgo para las personas ni afecta la inocuidad de los alimentos, pero provoca una elevada mortalidad en cerdos domésticos y silvestres, con un potencial efecto devastador sobre los sistemas productivos.
El virus posee, además, una notable resistencia: puede persistir en el ambiente y en una amplia variedad de productos porcinos durante períodos prolongados.

Respuesta inmediata
La notificación del ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) de España —luego elevada formalmente a la OMSA— obligó a adoptar medidas urgentes para preservar el estatus sanitario argentino, cuya condición de libre de la enfermedad es un capital estratégico para la producción porcina y para las exportaciones.
Desde ese momento, el SENASA reforzó los controles en puertos, aeropuertos y pasos fronterizos, con especial atención a cargas procedentes de regiones afectadas.
El organismo recordó que, bajo la alerta sanitaria vigente en el país desde la Resolución 564/2021, solo se autoriza el ingreso de productos porcinos comerciales que garanticen la inactivación del virus.
Entre los artículos cuyo ingreso permanece habilitado se encuentran los jamones madurados por más de seis meses, los productos cocidos, las tripas saladas sometidas a tratamiento específico, así como los alimentos extrusados o enlatados para mascotas.
Estos procesos aseguran la destrucción del patógeno y reducen a niveles seguros el riesgo de dispersión.
Leé también: “Reglas claras a largo plazo”: un oeste bonaerense condicionado por el clima y cambios obligados
En cambio, otros productos —como salazones, chorizos secos y jamones crudos con menos de seis meses de maduración— quedan totalmente excluidos del comercio exterior hacia la Argentina debido a su alta peligrosidad sanitaria.
El SENASA, además, realiza verificaciones exhaustivas de los residuos transportados en vuelos y buques transcontinentales procedentes de áreas con presencia endémica de PPA.
Esta vigilancia es fundamental, ya que los restos de alimentos contaminados pueden convertirse en un vector de transmisión.

La normativa también prevé restricciones para viajeros. Conforme a la Resolución 295/99, está prohibido el ingreso de productos porcinos en equipajes personales, independientemente de la situación sanitaria del país de origen.
El organismo sanitario insistió en que las personas que hayan estado en contacto con animales en zonas afectadas no deben ingresar a establecimientos productivos en la Argentina.
Ropa, calzado y objetos personales pueden vehiculizar el virus y convertirse en un factor involuntario de diseminación.
Leé también: Inseguridad rural en Cañuelas: productor denuncia robos de caballos y critica la inacción de las autoridades
Las granjas porcinas, por su parte, deben reforzar los esquemas de bioseguridad. El SENASA subrayó la importancia de estas prácticas, ya que no existe una vacuna disponible para combatir la PPA.
La prevención es la única herramienta para impedir su ingreso y evitar el impacto productivo y comercial que ocasionaría una eventual detección en territorio nacional.
En caso de aparición del virus, el país implementaría su plan de contingencia —establecido en la Resolución 275/23— que prevé acciones de control, bloqueo, erradicación y restricciones de movimiento.
La sensibilidad del sistema productivo porcino hace crucial la notificación temprana de cualquier anomalía. La entidad sanitaria reiteró que ante signos clínicos inusuales —mortalidad elevada, enrojecimiento cutáneo, fiebre marcada, decaimiento— los productores deben alertar de inmediato al organismo.
Los mismos síntomas pueden presentarse en jabalíes, por lo que cualquier hallazgo sospechoso también debe reportarse. La rapidez en la detección es clave para evitar brotes.
Leé también: Una diputada K propuso un insólito impuesto a los gases que emiten las vacas y generó el rechazo del campo
Las denuncias pueden realizarse en oficinas del SENASA, por teléfono, mediante WhatsApp al (11) 5700-5704, por correo electrónico o a través del servicio digital “Avisá al SENASA”.
El objetivo es garantizar un sistema de vigilancia permanente y accesible, que permita responder con eficacia ante cualquier riesgo.
Mientras España avanza con su protocolo de control, la Argentina profundiza una estrategia integral para preservar su patrimonio sanitario.
La decisión de suspender importaciones, reforzar controles, exigir mayores niveles de bioseguridad y recordar las obligaciones vigentes para viajeros configura una respuesta rápida y alineada con los estándares internacionales.
En un contexto global donde la PPA continúa expandiéndose, la prevención se consolida como el pilar central para proteger a la producción porcina argentina y sostener su competitividad en el mercado internacional.
