Publicado: marzo 28, 2025, 5:06 am
“Me fui con un bolso y una guitarra de Nogoyá, y volví en una Ferrari”, dice Héctor Laca, un empresario del sector agropecuario quien revolucionó la Argentina por comprar la Ferrari Purosangue Rosso Portofino del país. Se trata de un SUV deportivo de lujo de cuatro puertas y cuatro plazas de la historia de la marca italiana, que fue adquirida después de la gestión de un importador de autos de lujo. El empresario es dueño de FACYT, compañía especializada en la fabricación y comercialización de insumos biológicos en la Argentina y los países de la región.
Laca nació en Nogoyá, Entre Ríos, y a los 13 años se fue de la casa familiar por un enojo de adolescente con su madre. Él está radicado en Córdoba capital, mientras que su empresa está en la localidad cordobesa de Laguna Larga. FACYT, cuyas siglas aclara significan “familia, amistad, compromiso y trabajo”, se dio por su empuje y compromiso. El empresario cuenta que nació “en un campo muy pequeño”, en una época en la que no se usaba tanta tecnología, y era allí donde soñaba con ser millonario.
—¿Soñó desde chico que iba a poder hacer todo esto?
-Sí, sí. Me fui de chico, a los 13 años, de mi casa, porque no quería ser pobre. Primero fue una pelea con mi madre y paraba en la casa de mi hermana que se había casado. La ropa usada siempre llegaba a mí porque soy el número 10. Estaba harto de comer lo que había, no lo que yo quería. Con los 13 años me fui a trabajar y me autosustenté. Me fui de Nogoyá a los 18 años, con un bolso y una guitarra y hoy volví en una Ferrari con toda la gloria, pero no fui a mostrar la Ferrari, sino que el intendente [Bernardo Schneider] me llamó para dar una charla motivacional.
El empresario resaltó que su resiliencia y curiosidad por emprender lo llevaron a posicionarse donde hoy está. Dio sus primeros pasos gracias a la generosidad de un amigo, quien le prestó $2500 para trasladarse a vivir a Córdoba, donde quería armar su propia empresa. Con el tiempo probó alquilando una empresa química, que a los pocos años se quedó atrás con las innovaciones. “Armé mi propio laboratorio de investigaciones en convenio con las universidades: primero con la de Río Cuarto y hace 10 años tengo convenio con la Universidad Nacional de Córdoba. Ahora le monté un laboratorio de investigaciones y firmamos por 10 años más”, relató.
Su firma está en el negocio de los biológicos desde hace 20 años, con más de 100 proveedores a nivel nacional e internacional. “Tengo tres fábricas biológicas y dos químicas en un predio de cinco hectáreas en Laguna Larga a 60 km de Córdoba capital. La fábrica la puse en el interior para tener gente más comprometida: tengo 200 empleados. Soy el que más trabajo doy en el pueblo”, dijo. La firma llega con sus productos a Uruguay, Paraguay y Bolivia, aunque en este último país se encuentra en un proceso de revisión de mercado.
La flota de su compañía está compuesta por 85 camionetas en todo el país, que trabajan para 10 sucursales en los distintos puntos. Parte de su estrategia de marketing es juntar a sus clientes, proveedores, legisladores y colegas en fiestas de asado con cuero, donde reúne hasta 4000 personas. El empresario también es cantor y compositor: “La gente a nosotros nos quiere mucho”.
“Fui empleado de distintas empresas y, después, cuando decidí armar la mía, porque soy un emprendedor por naturaleza, dije: tiene que estar destinado al campo, porque el campo es lo que nos va a sacar adelante, que va a traer los dólares. Tan equivocado no estoy”, acotó.
En 2026, FACYT cumple 30 años y dice que quiere invitar al presidente, Javier Milei, al evento. Ahora que la inflación bajó, dijo, y las tasas están más acomodadas, buscará ver créditos con el Banco Nación para invertir en la planta. “Estamos viendo para el próximo año de tener una fábrica que significa una inversión muy grande y nos va a llevar a ser una empresa muy importante a nivel nacional”, precisó. Dentro de sus proyectos también tiene en la mira uno de 8 millones de dólares. “Estoy cerrando con una empresa alemana que fabrica máquinas en Brasil, para instalar una fábrica de fertilizantes que en lugar de tirar [por aplicar] 150 kilos por hectárea de urea va a tirar 20″, adelantó.
Se percibe como una persona con mucha energía, curioso y la oficina le aburría. “No puedo estar tranquilo, yo tengo que estar incómodo, estaba demasiado cómodo”, relató sobre un anterior trabajo en una empresa de Salto Grande donde, indicó, adquirió el empuje para ser emprendedor. “Los primeros pasos no fueron fáciles, porque yo no vengo de familia empresaria. Me tuve que hacer: tengo cierta intuición para las cosas y olfato para los momentos de inversión”, analizó y resaltó la honorabilidad de los productores agropecuarios.
“Estamos trabajando una cepa que creo que la trajeron de Francia contra la sequía, es decir, aunque haya sequía, el cultivo no se seca y después con la lluvia se activa. Estamos trabajando en esa cepa y el año que viene la vamos a tener”, narró.
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A los 16 años se puso de novio con su actual esposa, a quien le decía: “Yo me voy a hacer millonario”. Estudió música pensando que a lo mejor el arte lo salvaría y sacaría de la pobreza. “Buscaba por todos lados [crecer] porque la palabra millonario la tenía en mi cabeza todo el día”, narró. Siguió insistiendo y después fue logrando objetivos gracias a su trabajo y voluntad. “Tengo un poco de suerte, soy una persona que tengo cierto olfato, busco que las cosas sucedan, nunca me entrego ante nada, pero no soy como algunos creen que uno es un genio. Si supieras de dónde salí y a dónde llegué, parece una novela. No es que yo sea una persona muy inteligente”, se describió.
La Ferrari
Antes de la Ferrari tuvo una Mercedes Benz Coupé, pero la vendió por ser “muy fetiche” y pequeña. En Miami probó una Ferrari y se dio cuenta de que “no era para él”. “Dije: ya a mi edad no. Mirando las redes, de repente veo que anunciaban el Pura Sangre que iba a salir en el 2025. Entonces, dije: esto es lo que yo busco. Me puse en contacto con Ferrari, porque la quise traer directa y no había forma. Lo contacté a Malek Fara por medio de un amigo, y me dijo de hablar. Al llegar a la oficina me dijo: mirá, tengo un solo cupo que lo tengo para mí, pero si nos ponemos de acuerdo, yo te lo cedo, no hay problema, y yo espero la mía. La de él llega a fin de año. Entonces le digo: Sí, la quiero ya, y la quiero roja”, relató.