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El virus de la gripe aviar altamente patógena se expande por la Antártida

Publicado: febrero 14, 2025, 3:10 pm

El virus de la gripe aviar altamente patógena (HPAI H5N1), detectado hace un año en pingüinos, palomas antárticas y lobos marinos, sigue extendiéndose por la región austral y ha infectado ya a todas las especies estudiadas en seis islas del mar de Weddell (Antártida).

El hallazgo ha sido realizado por una expedición científica liderada por Antonio Alcamí, profesor de investigación del CSIC en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBMSO-CSIC-UAM), quien detectó la presencia del virus en la Antártida hace justo un año.

La expedición científica CSIC-UNESPA, que desde el pasado enero monitoriza la presencia de este virus en la Antártida, ha confirmado que ya se encuentra en todas las especies de seis islas del mar de Weddell. Este se ha encontrado en 42 animales: en 28 cadáveres de especies como la foca cangrejera, skuas (págalos), gaviota, paloma antártica, pingüino Adelia y pingüino Papúa) y en 14 individuos vivos de skuas y pingüinos de Adelia y Papúa, informa un comunicado del CSIC.

«La carga viral en los animales muertos fue muy alta, lo que indica un riesgo de exposición al virus en la proximidad de los cadáveres», según Alcamí. El hallazgo, apunta el investigador, permitirá a los programas polares nacionales estar preparados y plantear la adopción de medidas orientadas a evitar la transmisión de la infección por medios humanos y, sobre todo, el contagio de las personas, ya que muchos de los lugares donde se ha detectado el virus son visitados frecuentemente por buques turísticos y científicos.

Los investigadores también han identificado el virus HPAI en colonias de pingüinos a partir de muestreos de aire realizados con una bomba conectada a un filtro de nanofibras desarrollado por el CSIC. «Estos resultados indican que el muestreo de aire es una metodología válida para la detección del virus sin necesidad de manipular animales”, destaca.

El equipo considera especialmente relevante la presencia del virus de la gripe aviar de alta patogenicidad en colonias de pingüinos aparentemente sanas, lo que indica que la infección puede estar extendiéndose en colonias sin causar una mortalidad elevada.

«No sabemos si los pingüinos se expusieron al virus el año pasado y tienen inmunidad protectora o si son más resistentes de lo que esperábamos», apunta Alcamí. El caso más llamativo es el de Tay Head (Isla Joinville), donde la prevalencia del virus es particularmente alta. En esta zona, la infección ha afectado con especial virulencia a las focas cangrejeras.

Una expedición de seis semanas

Tras realizar muestreos en siete zonas del mar de Weddell (como las islas Devil, Beak, Beagle o Heorína), la expedición CSIC-UNESPA se desplazará al sur de la península antártica para estudiar nuevas áreas que permitan conocer mejor la dispersión del virus con el objetivo de elaborar un estudio completo sobre la distribución del virus.

La expedición científica estará seis semanas analizando la presencia del patógeno en la península antártica, las islas Shetland del Sur y el mar de Weddell, unos trabajos que realizan a bordo del velero Australis, capaz de llegar a puntos de difícil acceso.

El equipo está formado por tres miembros de la tripulación y ocho científicos de diferentes nacionalidades y disciplinas, con veterinarios expertos en fauna salvaje, virólogos y biólogos moleculares. El proyecto, que cuenta con el apoyo del Comité Polar Español, permitirá a la investigación española seguir liderando en el ámbito internacional los estudios de detección de la gripe aviar en la Antártida.

El virus en la Antártida

La cepa H5N1 de alta patogenicidad del virus de la gripe aviar evolucionó inicialmente en aves de corral pero se propaga ya entre la fauna salvaje. Desde 2020, su propagación ha causado mortalidades importantes de aves salvajes y mamíferos en casi todo el mundo y, en 2022, se confirmó su llegada a Suramérica.

Su esperada expansión a la Antártida fue confirmada por primera vez el 24 de febrero de 2024 gracias a los descubrimientos realizados por los investigadores del CSIC Ángela Vázquez y Antonio Alcamí. Desde entonces, los investigadores e investigadoras trabajan para determinar la expansión e impacto del virus en la Antártida.

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