Publicado: agosto 9, 2025, 8:13 am
¿TMAP o no tan TMAP? El curioso acrónimo significa “Todo Marcha Acorde al Plan” y es una ocurrencia del mago del Kremlin, el asesor todoterreno Santiago Caputo, como una forma de calificar las acciones del gobierno y los acontecimientos políticos que podían generar algunas dudas o que resultaran interpretadas negativamente.
En los medios, se lo entendía como una forma de calmar los ánimos de la propia feligresía ante dudas que podían surgir sobre el fracaso de algún proyecto oficial o algún éxito de la oposición.
Leé también: Por qué no se frena del todo el éxodo de empresas multinacionales de la Argentina
Pero justo para el arranque de la etapa caliente preelectoral, el salto del dólar en julio y las consabidas expectativas de que el nuevo nivel del tipo de cambio provoque un repunte inflacionario llevan al gobierno a reflexionar si todo marcha tan acorde al plan, o si el oficialismo libertario precisa urgente una nueva plataforma electoral: una corrección al “plan”.
Hasta ahora el plan era mostrar el logro de una inflación en constante caída de cara a las elecciones legislativas de octubre. El éxito en la lucha contra el flagelo de la inflación debía ser la plataforma misma.
Pero la desconfianza de los mercados financieros sobre la capacidad de maniobra política del gobierno llevó al dólar oficial más cerca del borde superior de la banda de flotación que prometió el gobierno, y, como era previsible, ya empezó la puja entre productores y comerciantes por cuánto de esa suba del dólar se traslada a los precios. La semana que viene el INDEC publicará el índice de julio, y las consultoras ya esperan que dé por encima del 1,6 por ciento de junio.
Un probable mala noticia
La cifra podría empezar con un 2, lo que sería una muy mala noticia. La inflación de agosto, que se conocerá después de las elecciones legislativas bonaerenses del 7 de septiembre, pero antes de los comicios de medio término del 26 de octubre, tomaría ya por completo el efecto de las nuevas listas de precios en todo tipo de productos que están empezando a llegar a los comercios.
¿Podría superar el temible número 3 esa “inflación preelectoral” de agosto, que conoceremos en el medio del fragor de la campaña a mediados de septiembre?

Nadie tiene hoy esa respuesta, pero la pregunta es central en estos momentos en las sedes electorales de todos los partidos políticos.
El “efecto pass through” de cualquier alza del dólar a los precios en la Argentina probablemente sea el más veloz del planeta. Solo una gravísima recesión, como la de la salida de la convertibilidad en la devaluación de 2002, pudo detener por un tiempo ese “pass through”. Vale la pena recordar que entre 2001 y 2002 la economía argentina se derrumbó 25 por ciento. Un nivel de desplome de magnitud similar al que viene sufriendo la economía de Ucrania, en guerra por la invasión rusa desde hace tres años.
Un enamoramiento complejo
Quizás el salto del dólar y las renacidas expectativas inflacionarias no llegan en tan mal momento: suena contradictorio, pero el gobierno del presidente Milei se había encariñado demasiado con la baja de la inflación como única “plataforma electoral” para las elecciones de medio término, que suelen ser usadas por el electorado para premiar o castigar a la gestión de turno.
Ese enamoramiento podría jugarle en contra en momentos en que el electorado se puede preguntar “cómo sigue la película”.
“Javier Milei apostó todo a la inflación, que en los últimos tres años era el primer ítem en las preocupaciones de la opinión pública, con más de 60 por ciento de las primeras menciones”, explica el profesor Diego Reynoso, que dirige la encuesta nacional bimestral de la Universidad de San Andrés. “Hoy esa preocupación bajó al 14 por ciento”, explica el politólogo. “Surgieron nuevos problemas, como la falta de poder adquisitivo, el desempleo y la pobreza”, dice Reynoso, según lo que vio de su última encuesta.
Desafíos de relato
Con ese telón de fondo de una inflación que se resiste a bajar justo en el momento en el que los argentinos empezaban a mirar más allá del alza de los precios, el “Plan Motosierra” empezó a enfrentar otros desafíos de relato.
La falta de consensos con la oposición en el Congreso se convirtió en un dolor de cabeza, porque diputados y senadores opositores sacaron en julio ley tras ley para aumentar las jubilaciones, darles fondos a discapacitados y repartir ingresos nacionales con las provincias: casi dos puntos del PBI en nuevos gastos.
A Milei solo le queda como recurso el veto, quedar como “el malo de la película” y ponerse a rezar que consiga los diputados suficientes para resistir contra eventuales insistencias del parlamento.
Esas leyes son muy generosas con fondos que no existen, por lo tanto le generan al relato de Milei un círculo vicioso: empujan para arriba las expectativas inflacionarias, empujan la cotización del dólar, que vuelve a alzar las expectativas de inflación: aceleran el mecanismo fatal que llevó tantas veces a la Argentina a ser un país crónicamente inflacionario y prácticamente sin moneda.

La rebeldía del Congreso es un toque de atención a un gobierno demasiado poco dispuesto a los consensos.
La contracara de un Milei declarando que vetará todo en una suerte de guerra contra el estado no solo son las protestas sindicales que están volviendo a convertir el centro porteño en ese clásico pandemonio de paros, cortes y protestas.
Esas manifestaciones hasta cierto punto pueden servirle a Milei para fidelizar a buena parte de sus propios votantes porque los ayudan a recordar que habían votado al economista melenudo por todo lo que está “del otro lado”.
Encontrarle la vuelta a la motosierra
Pero desde la “vereda de enfrente” a Milei empezaron a encontrarle la vuelta al discurso de la motosierra. Desde el CONICET, el organismo de fomento a la investigación científica que reclama que el gobierno los quiere desfinanciar, lanzaron una acción de comunicación muy exitosa, cuando transmitieron un streaming en vivo desde 3.900 metros de profundidad frente a las costas de Mar del Plata.
La transmisión desde el fondo del mar superó las vistas en vivo de todos los canales de TV de aire y cable en ese momento y viene acumulando millones de vistas entre todos los recortes que crecen día a día en la plataforma de Youtube.
La transmisión desde el fondo del mar del CONICET es la parte visible de una misión conjunta con la fundación estadounidense Schmidt Ocean.
Las transmisiones siguen fascinando por cómo muestran la colorida fauna exótica de las profundidades del océano y, según un panel de expertos en comunicación, tuvo su impacto negativo en el “discurso motosierra”. Un sondeo a 73 consultores políticos, encuestadores y directivos empresarios de comunicación organizado por la revista Imagen llegó a la conclusión de que para casi el 60 por ciento de los expertos la acción “tuvo impacto contra el discurso motosierra”.
Para tranquilidad del gobierno y sus asesores de comunicación, la mayoría de los expertos igualmente estima que el éxito del streaming desde el fondo del mar no necesariamente significa que tendrá impacto electoral en estos comicios.
Un cóctel demasiado peligroso
Pero para el mago del Kremlin esa campaña, sumada a los vetos de Milei contra todas las leyes “generosas” del Congreso, las protestas de sindicalistas por la falta de presupuesto para el hospital infantil Garrahan y al renovado debate sobre el alza de precios se convirtieron en un cóctel demasiado peligroso justo al borde de unas elecciones que tendría que ganar el gobierno “caminando”, ahora que lograron sellar la unidad con el PRO de Mauricio Macri en Provincia, en Ciudad de Buenos Aires y en varios distritos importantes.
¿Para quién jugará el abstencionismo? ¿Habrá un castigo “sorpresa” para el gobierno que los encuestadores hoy no están midiendo? ¿Se habrá sobregirado Milei cuando prometió en La Derecha Fest en Córdoba que “la libertad arrasa en octubre”?
La última edición de la encuesta bimestral de la Universidad de San Andrés podría ser un indicador de que el gobierno tendría que ponerse a trabajar en una nueva plataforma electoral que sea superadora del relato “motosierra e inflación”. El sondeo da cuenta de cómo el nivel de aprobación de gestión del gobierno está en su peor momento, con 55 por ciento de desaprobación y 42 por ciento de aprobación. Las comparaciones son odiosas, pero Mauricio Macri, medido por esa universidad tres meses antes de la elección de medio término de 2017, contaba con 15 puntos más de aprobación que ahora Milei. El expresidente obtuvo un triunfo importante en esa elección legislativa.
Es para otro capítulo analizar por qué no supo aprovechar Macri ese envión electoral para hacer las reformas que precisaba para lograr su reelección, pero la comparación debería encender luces amarillas en el búnker de campaña mileísta.
Leé también: La pelea en el seno del triángulo de hierro estalló en el peor momento de Milei con la opinión pública
Quizás Milei se vea obligado a “volver a las bases” y empezar a explicar un poco más por qué el sacrificio de 2024 todavía no dio el resultado prometido en el combate a la inflación, por qué se van más empresas de las que vienen y por qué todavía hay demasiados sectores que no están experimentando ninguna reactivación. ¿Hay un plan más allá de la motosierra que vuelva a entusiasmar al electorado menos “fanático”?
Carlos Fara es consultor político y encuestador que trabaja por toda América Latina asesorando en campañas electorales y es autor de un manual de consultoría política que se usa a nivel regional. Cuando le preguntan qué debería hacer Javier Milei para llegar bien a las elecciones de octubre, Fara lo sintetiza: “Vendé futuro, Javier”.