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El niño del pelo rojo

Publicado: enero 14, 2025, 3:05 am

Si hubiese nacido hace un siglo habría sido austriaco. Pero nació en 2001, mucho tiempo después de que el Tirol del Sur pasase a formar parte de Italia, así que el chico es italiano. Llegó al mundo en San Candido (en alemán Innichen) en una familia de clase media. Sus padres tienen un hermoso hotel, un albergue para turistas y montañeros que se llama Casa Sinner. Es el apellido de la familia. Está en el pueblo de Sesto, al pie de las montañas.

Jannik Sinner nació flaco, casi esmirriado, terriblemente tímido y, esto sobre todo, con una extraordinaria disposición física y mental para el deporte. Al principio se pensó que se dedicaría al esquí. Pero él prefirió el tenis: «En el esquí, si cometes un solo error, pierdes. Pero en el tenis puedes equivocarte y luego lo arreglas».

Aquel crío tan serio, tan callado y tan pelirrojo decidió, ¡a los trece años!, dejar la casa de sus padres e irse a vivir a Bordighera, donde no hay montañas (eso le hacía sufrir de nostalgia) pero donde estaba el mejor entrenador de tenis de Italia. Nadie podía adivinar entonces que el chiquillo, apenas diez años después, sería el número uno del tenis mundial (ningún italiano lo había logrado antes), rompería todos los récords, jubilaría a los tres dioses del deporte de lo que va de siglo (Federer, Nadal y Djokovic, que aún alienta) y provocaría en su país un ventarrón de afecto sin precedentes.

Esto es lo fundamental. Jannik Sinner es, a día de hoy, el italiano más conocido del mundo y el más popular, el más querido por sus compatriotas. Por todos. Aunque no les guste el tenis. Cuando este pelirrojo de apariencia imperturbable juega un partido importante, se para el país. Literalmente. Las audiencias televisivas de sus partidos son comparables, y muchas veces superiores, a las del fútbol. Este chaval vacía las calles cuando juega una final. Los italianos pueden ser del norte o del sur, de izquierdas o de derechas, católicos o ateos, pero si vas a Italia y se te ocurre meterte con Sinner en público, ten cuidado: tendrás problemas. Se ha convertido, a los 23 años, en un héroe nacional, adorado por todos.

Si vas a Italia y se te ocurre meterte con Sinner en público, ten cuidado: tendrás problemas

Eso aquí no nos pasa. Y yo no entiendo por qué. Lo más parecido a este chico que hemos tenido en décadas ha sido Rafa Nadal, pero bastó que firmase un contrato con los árabes para que lo pusiesen verde en las redes sociales. Carlos Alcaraz, otro fenómeno de la naturaleza que está llamado a protagonizar (con Sinner) la gloria del deporte en los próximos quince años, tiene numerosos detractores en las puñeteras redes. Que si es un facha, que si es un fatuo, un vanidoso, un ignorante: lo que se le ocurra a cualquier imbécil con un teclado delante. Somos un país de envidiosos que disfrutamos destruyendo figuras de enorme altura por el simple hecho de que son mejores que nosotros.

Los italianos tienen tantos problemas de desgarro territorial, social y político como tenemos los españoles. Pero ellos tienen a un chiquillo pelirrojo que los une y los reúne a todos como país, como sentimiento, como ilusión colectiva. Y nosotros no. Somos incapaces de querer todos juntos a alguien o a algo, sea lo que sea. Así nos luce el pelo.

Con este ‘ganao’, a veces dan ganas de ser de otro sitio. ¿A ustedes no les pasa?

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