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El juicio a Le Scouarnec saca a la luz más detalles del 'monstruo' acusado de abusar de 300 menores

Publicado: marzo 2, 2025, 6:04 am


ITER CRIMINIS por Carmen Corazzini

Es el mayor escándalo de abuso sexual infantil de la historia de Francia, tal como lo tilda la prensa internacional. Todavía retumban los ecos del caso Pèlicot, el hombre que permitió que su mujer fuese abusada por más de 70 hombres, y el país vuelve a enfrentarse a otro monstruo. Joël Le Scouarnec, de 74 años, está acusado de agredir y violar a 300 niños entre 1989 y 2017. Esta semana ha arrancado el juicio y se prevé que se extienda hasta el mes de junio. Entre tanto esperpento, cabe preguntarse cómo es posible que nadie dijese nada. Y la respuesta parece esconderse tras una imperdonable vergüenza.

Más de 300.000 imágenes de contenido pedófilo. Cerca de 600 archivos de zoofilia, escatología, juguetes apilados y una infinidad de muñecas, algunas a tamaño real. En el registro domiciliario del acusado se hallaron también numerosos cuadernos, meticulosamente guardados y segmentados. Documentos Excel con el inventario de sus víctimas. En ellos, la descripción de 25 años de abusos y violaciones, cuidadosamente detalladas. Los diarios de su depravación contienen nombres, fechas y prácticas empleadas. Y frases en las que decía estar feliz por ser «exhibicionista, voyeur, sádico, masoquista, escatológico, fetichista y pedófilo».

En 2005 fue sentenciado a cuatro meses de prisión por posesión de imágenes de pornografía infantil. En 2017, lo detuvieron tras la confesión de la hija de unos vecinos. En 2020, lo condenaron a 15 años por violar y abusar de cuatro niñas, entre ellas, dos de sus sobrinas. Pero nadie podía imaginar que el número alcanzaría varios centenares.

Joël Le Scouarnec, excirujano parisino, se valió de su posición para dar rienda suelta a sus perversiones. Aprovechaba la consulta para convertirla en escenario del horror en los distintos hospitales del país en los que trabajó. Muchas de sus víctimas lo descubrieron por la prensa. Y, de pronto, una avalancha de recuerdos confusos. Imágenes borrosas, pero otras muy nítidas. Ahora, esas 300 personas tienen aproximadamente entre 30 y 40 años y se estima que pudo haber más. Algunos alcanzan a recordar el olor, el sonido, y su figura, gigante, encima de ellos.

Durante esta primera semana de juicio Le Scouarnec se declaró culpable y pidió perdón a las víctimas. El miércoles fue el turno, entre otros, de su exmujer, de quien se piensa que pudo haber conocido y tapado las desviaciones desde, por lo menos, el año 2010. Marie France envió aquel año una carta a unos amigos, en la que pedía que el hijo que tiene en común con el acusado no conociera el pasado de su padre. Una contradicción porque, según ella, no sabría nada de los actos de su ex marido. Esto, pese a haber insinuado que una de las sobrinas violadas era una niña perversa a quien le gustaba llamar la atención y se pegaba al cuello de Joel.

Su hermana lo sabía, se lo había confesado, pero no hizo más que recomendarle ir a tratarse

También declaró uno de los hermanos del acusado, Patrick Le Scouarnec, quien aseguró que Marie France es cómplice y que habría preferido quedarse con el sueldo de su marido en lugar de denunciarlo. Cree también que otros cirujanos de una de las clínicas donde trabajó estaban al tanto.

El jueves siguió declarando su entorno más cercano. Su hermana también apuntó a la culpabilidad de su exmujer. Declaró por videoconferencia y rompió a llorar. Joel había abusado de sus dos hijas, las sobrinas de Jöel, y su hermana lo sabía, se lo había confesado, pero no hizo más que recomendarle ir a tratarse. Corría el año 2000.

El viernes el acusado confesó haber abusado también de su nieta. En los diarios narraba las fantasías con ella, cuando la niña tenía solo 3 años. Tras escucharlo, su hijo y su nuera, padres de la víctima, tuvieron que ser atendidos por los sanitarios. Tal fue el golpe, que la presidenta de la sala del juzgado quiso suspender la sesión. Él sabía que su padre había descrito obscenidades sobre su hija, pero no quiso denunciarlo por proteger a la pequeña. No sabía, dice, que las palabras escritas se hicieron realidad. Joël Le Scouarnec se enfrenta a veinte años de cárcel, la pena máxima para violación agravada. Ahora, llega el turno de las víctimas.

Una familia envuelta en el trauma, porque de este juicio van aflorando más pesadillas del pasado. Otro hermano de Joel habría sido abusado por su abuelo, el padre del acusado, quien a su vez habría padecido las mismas prácticas por parte de un cura, cuando era pequeño. En cada sesión se suceden los reproches, acusaciones y silencios. Una realidad escondida durante más de dos décadas, que ahora parece haber estado más al descubierto de lo imaginado. Según las declaraciones, varios miembros de la familia lo sabían, y se extiende la duda sobre amigos y compañeros de trabajo. Todos callaron. Quien por vergüenza, por conveniencia o por protección. Pero estas excusas a menudo se vuelven permiso, y el permiso perpetúa la agresión.

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