Publicado: marzo 23, 2025, 9:00 pm
Estambul se ha convertido en el escenario de una auténtica telenovela turca, con una intriga que protagoniza un alcalde extremadamente popular, que fue encarcelado el día en el que iba a ser nombrado de forma oficial candidato a disputar la presidencia de Turquía. En apenas cinco días, Ekrem Imamoglu ha pasado de estar al frente de la alcaldía de Estambul a dormir entre las rejas de la prisión de Mármara. Este domingo, un tribunal turco puso bajo arresto a la espera de juicio al popular político del opositor Partido Democrático del Pueblo (CHP) y, al menos, a otras 20 personas en el marco de una investigación por casos de corrupción. El proceso sigue abierto y podría complicarse aún más para Imamoglu porque también le investigan por delitos de apoyo a grupo terrorista. El ya exalcalde negó todos los cargos y denunció que es víctima de una «campaña de desprestigio». Al poco tiempo de conocerse la decisión del tribunal, el perfil de X de Imamoglu difundió un mensaje en el que aseguraba que «me mantengo firme, nunca me inclinaré . Mi querida nación; nunca estés triste, nunca te desanimes, nunca pierdas la esperanza. Vamos a arrancar, de la mano, este golpe, esta mancha negra en nuestra democracia«. El exalcalde llamó a los turcos a echarse a las calles de forma masiva para denunciar la situación. A media tarde, el Ministerio del Interior hizo oficial la decisión de apartar a Imamoglu de la alcaldía. De momento, la oposición mantendrá el control de la ciudad más importante del país porque el exalcalde no ha sido formalmente acusado de cargos de terrorismo. La asamblea de Estambul, dominada por el CHP, podrá elegir a un alcalde interino y se descarta la opción de que sea el Gobierno quien elija al encargado de llenar el vacío de poder. A pesar de la prohibición de las protestas por parte de las autoridades, extendida hasta el 26 de marzo, durante el fin de semana hubo manifestaciones en al menos 50 ciudades del país. La más numerosa fue en Estambul, donde más de 300.000 personas se echaron a las calles , según el dato ofrecido por la Policía. Por su parte, la oposición asegura que fueron más de un millón. Más de 600 personas han sido detenidas en los cuatro últimos días de movilizaciones, informó el Ministerio de Interior. El líder del CHP, Ozgur Ozel , se dirigió a la multitud concentrada en Estambul e instó a los manifestantes a unirse «por los jóvenes, por Estambul, por Ekrem Imamoglu. Hay millones de personas que no le temen», dijo, refiriéndose al presidente Erdogan, pero sin pronunciar su nombre. La oposición califica de «golpe de Estado» la detención de un alcalde que, tras ganar las dos últimas elecciones municipales en Estambul, planeaba presentarse a las primarias del partido para disputar las próximas presidenciales al todopoderoso Erdogan. Ozel denunció que «el único delito de Imamoglu es liderar las encuestas» . En su opinión, esta situación es «un intento de eliminarle potencialmente como candidato presidencial». El presidente, que rechazó las quejas del CHP, dijo que el país no tiene tiempo para «teatros» y «eslóganes», y defendió que la Justicia es independiente en Turquía. Erdogan escribió en su perfil de X que «se acabaron los días de salir a la calle junto con organizaciones de izquierda y vándalos para señalar con el dedo la voluntad nacional… Definitivamente, no permitiremos que el CHP y sus partidarios alteren el orden público y perturben la paz de nuestra nación mediante provocaciones«. Imamoglu ingresó en prisión al mismo tiempo que su partido abría las urnas en todo el país para celebrar elecciones primarias. El alcalde se postuló como candidato de la oposición a las presidenciales, previstas para 2028. Imamoglu llamó a todos los turcos a acudir a las urnas, no solo a los afiliados a la formación socialdemócrata, para enviar a las autoridades un mensaje de apoyo popular a la oposición. La respuesta fue masiva y millones de turcos acudieron a las urnas dispuestas por el CHP. Un gesto simbólico de apoyo a un alcalde en el que la Turquía en contra de Erdogan ha depositado sus esperanzas de cambio. Esa parte del país que se opone al presidente islamista se hundió un poco más en una depresión que dura ya dos décadas.
