Jonas Vingegaard ha concedido una entrevista junto a su mujer Trine Hansen a la televisión danesa DR en la que han repasado el año y en la que han confesado los duros momentos que vivieron ambos tras el grave accidente del ciclista en la cuarta etapa de la Itzulia.
En el momento en el que tuvo lugar la caída, el doble ganador del Tour de Francia estaba esperando un bebé junto a su mujer, el cual nació en septiembre. «Trine estaba embarazada y me costó mucho afrontar eso, la idea de que tendrían que vivir sin mí», confiesa emocionado el ciclista mientras mira a su mujer.
Asimismo, desvela que pensó en su dejar de lado el ciclismo: «Cuando estaba acostado en el hospital pensé que si sobrevivía terminaría mi carrera, pero luego ambos hablamos de ello y pensamos que debía continuar. Porque el ciclismo sigue siendo mi pasión».
La caída en la Itzulia dejó también fuera a otros favoritos como Evenepoel y Roglic, aunque el danés fue el que más sufrió las consecuencias. En este sentido, el ciclista se rompió siete costillas, un dedo, tuvo un neumotórax, los dos pulmones perforados y una fractura múltiple de clavícula.
«Después de la caída no pude respirar durante los primeros diez segundos, y ya sabía que algo iba mal. Cuando por fin pude, escupí sangre y pensé en que sangraba internamente, lo que significaba que me podía ahogar en mi propia sangre y que iba a morir», relata Vingegaard.
De hecho, el danés estuvo ocho días en cuidados intensivos y doce ingresado en el hospital de Vitoria-Gasteiz. Allí acudió lo antes posible su mujer, quien compró billetes de avión en cuanto vio el accidente. «En el ciclismo se habla mucho de que cada vez hay mejores materiales, pero no existe una mejor protección en un deporte en el que hay una muerte cada cierto tiempo», lamenta Trine.