Publicado: mayo 11, 2025, 9:28 am
Apenas unas horas después de ser elegido como nuevo Papa, León XIV ofició una misa en la Capilla Sixtina, la primera eucaristía con su cargo y el primer evento de su papado. Pero en él hubo un detalle que pasó desapercibido para la mayoría del público: el cáliz que usó el pontífice en la misa. Y se trata de un diseño español.
Fue Emilia González Martín del Río, historiadora del Arte, una de las personas que se dieron cuenta del detalle. González trabajó durante años en los Talleres de Arte Granda y sigue asesorando a la firma. Al ver imágenes de la copa que usó León XIV en la consagración, la identificó como un diseño original de la firma Granda, probablemente fabricada «entre 1926 y 1936» a partir de un boceto creado por el fundador de la firma, el sacerdote y artesano asturiano Félix Granda y Buylla (1868-1954).
«No lo habíamos visto usar recientemente», explica Emilia González a 20minutos. La última vez que se observó fue en cuando un empleado de Granda llamado Lucas Biar halló una foto de 1964, en la que se veía al entonces Papa Pablo VI usándolo en la Misa de Navidad.
La firma conserva el dibujo del modelo en su archivo. «No sabemos el material de base, pero probablemente es plata dorada», explica Emilia González. «Las principales característica del diseño son los delfines de marfil de la base, unas escenas en el nudete del cáliz y el tetramorfos (los cuatro evangelistas) como base de la copa».
Además, «los esmaltes son, sin lugar a dudas, de Germán Gil Losilla, un esmaltista de Zaragoza que trabajó en los Talleres hacia 1930″, destaca Emilia González. «Este mismo esmaltista fue quien probablemente hizo la mayoría de los esmaltes del políptico de la custodia de Burgos», dice.
Para los empleados de Talleres de Arte Granda y la propia Emilia González, ver el cáliz en manos de León XIV fue una sorpresa, aunque ya tenían constancia de que el nuevo Papa, en su época de cardenal en Perú, había usado un báculo cuyo diseño también había salido de los talleres de Granda, probablemente entre 1950 y 1960.
El cáliz de la primera misa de León XIV salió de los talleres de Granda hace entre 99 y 89 años. En aquella época, estaban situados en el barrio de Chamberí, mientras que ahora, la sede de la firma está en Alcalá de Henares. Otro de los famosos cálices de Granda se conserva en la Catedral de Almudena de Madrid, y se usó en la boda de los ahora reyes de España, Felipe y Letizia.
En cuanto al valor de la copa, «es incalculable», dice Emilia González, aunque destaca que una cosa es el valor de fabricación y otro el de subasta. En cualquier caso, el primero debe de ser alto también: es de plata dorada y cuenta con «piedras preciosas y marfiles», por lo que estaríamos hablando de decenas de miles de euros.
Y es que se trata de una pieza única. «Antes de los años 50, se ponía cuidado en no repetir diseños», explica Emilia González, que sostiene que el propio Félix Granda fue quien diseñó la copa, probablemente con la intervención de su hermana Cándida y la ya citada del artesano del esmalte Germán Gil Losilla.
Por desgracia, no existen documentos que revelen más información sobre cómo acabó ese cáliz en el Vaticano, aunque Emilia González considera que es algo normal, ya que la producción del taller es «ingente», con más de 100.000 obras, y hay otras en el Vaticano. De hecho, el Papa Francisco usó un cáliz del catálogo de la firma durante su pontificado.