Publicado: febrero 16, 2025, 12:30 pm
Estados Unidos ha optado por no incluir a Europa en las negociaciones de paz entre Ucrania y Rusia que está impulsando la administración de Donald Trump. El conflicto, iniciado con la invasión rusa en Ucrania hace casi tres años, ha estado muy presente este fin de semana durante la Conferencia de Seguridad de Múnich, en la que ha participado el representante de la Casa Blanca para la guerra, Keith Kellogg.
Al plantearle la presencia de representantes de la Unión Europea o de países miembros en dichas negociaciones, el enviado de Trump se ha declarado partidario de «la escuela del realismo», y ha sido contundente con su rechazo: «Esto no va a ocurrir», ha enfatizado en un evento celebrado al margen de la cumbre de Múnich.
En ese acto, Kellogg se ha dirigido a sus «amigos europeos» para decirles que pueden participar en el debate, pero que no se quejen de que puedan o no estar en la mesa y les ha recomendado aportar «propuestas concretas, ideas, e incrementar el gasto» en defensa.
De poco han servido los llamamientos que el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ha hecho este fin de semana para que Europa tenga «una silla en la mesa». En palabras de Zelenski, durante su reciente llamada telefónica con Trump, el presidente estadounidense no mencionó ni en una sola ocasión el papel de Europa en las negociaciones entre Ucrania y Rusia. A pesar de ello, el presidente ucraniano no ha dejado de reclamar en Múnich que Europa debe tener voz en las conversaciones e incluso ha pedido a la UE la creación urgente de unas Fuerzas Armadas europeas como paso siguiente frente a amenazas exteriores.
La postura de EE UU de ignorar a los países europeos viene justificada, según Kellogg, por la mala experiencia de las negociaciones fallidas para acabar con el conflicto que estalló en 2014 en el este de Ucrania. «Parte del problema que vimos en Minsk II es que había mucha gente en la mesa», dijo sobre aquel proceso llevado a cabo en la capital bielorrusa, en el que participaron, además de Ucrania y Rusia, representantes de los rebeldes prorrusos de Donetsk y Lugansk respaldados por el Kremlin, Alemania, Francia, Bielorrusia y la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).
Tras este primer contacto entre la UE con la nueva administración Trump en la Conferencia de Múnich, Francia ha decidido mover ficha y convocar este lunes en París a los líderes europeos para mantener una reunión de urgencia sobre Ucrania en la que tratarán la situación de seguridad en Europa. Scholz, según su partido, tiene previsto asistir, y también se espera la presencia del primer ministro británico, Keir Starmer, según ha informado la agencia Bloomberg.
En ese mismo acto paralelo a la Conferencia de Seguridad de Múnich, el enviado de la Casa Blanca ha destacado la importancia de involucrar a Putin en las negociaciones: «Más allá de que te guste o no, tienes que conversar con tus adversarios«, ha indicado Kellogg al referirse al presidente ruso.
Asimismo, el representante estadounidense ha avanzado que tendrá que haber concesiones por parte de Rusia y Ucrania para asegurar un acuerdo de paz.
Aunque no ha ofrecido detalles sobre qué concesiones tendrían que hacer ambos países para poner fin a la guerra, sí se ha referido a posibles sanciones adicionales a la denominada «flota en la sombra» de Rusia, un grupo de petroleros que le sirven al Kremlin a evadir las sanciones impuestas por Occidente.
«¿Qué es lo que impulsa a Rusia? Es realmente un estado petrolero. El 70% del dinero que reciben para financiar esta guerra proviene del petróleo y el gas. La mayor parte pasa por la flota en la sombra», ha señalado Kellogg en esta mesa redonda celebrada el sábado en Múnich.
«Cuando se habla de concesiones, por supuesto que son concesiones que ambos lados tendrán que dar«, ha manifestado el enviado de Trump, que no ha entrado a dar más detalles.
El Kremlin, por su parte, ha celebrado la iniciativa de Donald Trump y ha aplaudido su nuevo modelo de relaciones bilaterales «para resolver los problemas a través del diálogo».
Días después de la llamada telefónica mantenida entre Putin y Trump, el portavoz Dmitri Peskov ha descrito esa conversación como «constructiva, trabajadora, amistosa» y ha asegurado que es una «poderosa señal» de que ambos países quieren resolver los problemas a través del diálogo.