Publicado: marzo 23, 2025, 5:00 am
Con su cabellera rubia de siempre y vestida de negro, como siempre, Donatella Versace (69) subió el viernes 7 de febrero de este año a la pasarela de la Semana de la Moda de Milán. Como siempre, saludó al público y, como siempre, posó rodeada de los modelos que desfilaron las propuestas Versace para el otoño-invierno 2025: una colección que, según los críticos, miraba tanto al futuro al utilizar piezas impresas en 3D y detalles en pedrería en jeans, así como al pasado al rescatar los patrones, los colores y el lujo de la casa, el legado de su querido hermano Gianni. Nunca nadie se imaginó que, un mes después, Donatella anunciaría su alejamiento de la dirección artística de la compañía, un cargo que ejerció con éxito indiscutido por treinta años.
En un texto que posteó en sus redes sociales para sus 12,3 millones de seguidores y en el que agradeció a su equipo de diseño y a todos los empleados de la compañía, Donatella escribió: “Ha sido el mayor honor de mi vida continuar el legado de mi hermano Gianni. Él fue un verdadero genio, pero espero haber heredado algo de su espíritu y tenacidad”. Desde su primera colección como jefa creativa –fue presentada el 10 de octubre de 1997, dos meses después del asesinato de su hermano Gianni, el 15 de julio de 1997– hasta la última, el mes pasado, Donatella nunca defraudó. Ella, por su parte, escribió en ese mismo posteo en Instagram: “Espero haberte hecho sentir orgulloso”, una frase que –claramente– está dirigida a su hermano.
LA RUBIA DE LAS PASARELAS
“I’m blonde, I’m skinny, I’m rich”. [‘Soy rubia, soy delgada, soy rica’, según su traducción del inglés]. Eso dicen las primeras líneas de Donatella, la canción que Lady Gaga lanzó en 2013, en su tercer álbum, Artpop, y que rinde homenaje a la rubia de mayor influencia de las pasarelas. “Listen to her radiate her magic, she’s so fab, it’s beyond” [‘Escúchala irradiar su magia; ella es tan fabulosa, está más allá’], dice Lady Gaga. Con su estilo particular –tan marcado como exuberante– y su determinación, Donatella fue clave para que la marca sobreviviera. “¡Nunca pensé que haría una carrera de esto! –le confesó en 2021 a la revista Harper’s Bazaar–. Cuando estaba en la universidad, pasaba los fines de semana con Gianni y, poco a poco, fui involucrándome en su mundo”.
En Gianni Versace S.p.A –la compañía que había fundado en 1978–, el diseñador disfrutaba trabajando con Donatella. Su hermana menor –que había estudiado en la Universidad de Florencia– era mucho más que su jefa de relaciones públicas y de marketing: era su mejor crítica y su musa. Inspirándose en ella nació la fragancia que, según Gianni, era “una invitación a experimentar el lujo y la belleza en su máxima expresión”: Blonde.
En House of Versace: The Untold Story of Genius, Murder and Survival, el libro que inspiró la película House of Versace, la periodista Deborah Ball indagó en las dificultades a las que la rubia se enfrentó tras el asesinato de su hermano: “Nada volvió a ser divertido, sólo había dolor, inseguridad y pérdida”, admitiría ella, quien debió asumir la dirección creativa de la empresa poco tiempo después del conmovedor funeral de su hermano en Milán. Santo, el otro hermano, se hizo cargo de las finanzas.
En 2018, Donatella le dijo a Vogue España: “Todo el mundo tenía los ojos en mí. No estaba preparada. Empezaron los problemas con mi familia”. El colapso de su matrimonio con el modelo Paul Beck, su primer marido y padre de sus dos hijos, Allegra y Daniel (39 y 34, respectivamente) coincide con esos años difíciles, cuando ella hacía lo imposible para que la empresa sobreviviera en la moda, que iba hacia el paradigma del minimalismo. Y estaba también su adicción a la cocaína.
En 2005, confesó haber sido adicta por 18 años: “A Gianni no le gustaban las fiestas. En cambio, yo salía todas las noches. Una vez, en un bar de Nueva York, había una mesa llena de cocaína y todo el mundo aspiraba abiertamente en la pista de baile”, reconoció. Hay quienes aseguran que, después de su rehabilitación, se volvió adicta a las intervenciones estéticas, a los rellenos y al bronceado eterno. Aunque ella siempre negó haber pasado por un quirófano, las transformaciones son notorias: “Nací rubia, pero con los años el pelo se me oscureció. Empecé a teñirme y terminé volviéndome adicta al rubio. ¿Volver a mi color natural? Lo natural no tiene que ver con el pelo o con la cara. Para mí, tiene algo que ver con la comida, algo que ver con las verduras”, admitió en 2010. En diciembre de 2024, en el estreno del musical The Devil Wears Prada, en Londres, Donatella sorprendió a todos con rostro nuevo y una cabellera menos platinada.
ADN VERSACE
En uno de los últimos videos que subió a Instagram, Donatella lleva una remera rosa pálido que dice “Versace” en blanco. Tiene el gesto apacible: está recostada contra una pared mientras una voz en off le pregunta qué hará a partir de ahora, que acaba de anunciar su alejamiento de la firma. Después de treinta años de entrega abnegada, quizás sea la pregunta del millón.
“Impulsar a la próxima generación de diseñadores siempre ha sido importante para mí”, se lee en el comunicado del jueves pasado, el mismo texto donde también anunció que su reemplazante será el diseñador italiano Dario Vitale. Si bien Donatella se manifestó “emocionada” de que Vitale se uniera a Versace, para los analistas del fashion supone una señal de alarma: Vitale fue, hasta hace poco, director de Miu Miu, una marca de Prada, el grupo que, según los rumores, quiere quedarse con Versace.
Mientras tanto, Donatella seguirá involucrada en sus actividades solidarias [ayuda a varias organizaciones benéficas, entre ellas la EJAF, la fundación que Elton John creó para luchar contra el sida] y, tal como ya anunció, a partir del primer día de abril –justo un mes antes de cumplir 70 años–, se convertirá en la embajadora de la marca porque, tal como ella dijo, “Versace está en mi ADN y siempre en mi corazón”.