Doctor Eduardo Miñambres: "Muchas familias no encuentran significado a la muerte de un niño, y ese significado puede ser ayudar a otros con la donación de órganos" - Argentina
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Doctor Eduardo Miñambres: «Muchas familias no encuentran significado a la muerte de un niño, y ese significado puede ser ayudar a otros con la donación de órganos»

Publicado: diciembre 9, 2025, 4:00 pm

En 2024, 46 niños donaron sus órganos en España, permitiendo con este gesto tan importante que casi 200 menores recibieran el trasplante que necesitaban. Aún así, a finales del año pasado, 73 niños continuaban en lista de espera para ese trasplante que les salvara la vida. Por seguir con datos importantes, en la última década, según datos de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), solo el 2% de los donantes de órganos en nuestro país han sido pediátricos, lo que se traduce en largas esperas para los menores que necesitan un trasplante.

Una vez nos hemos ubicado en la situación real de la donación de órganos en niños, nos hacemos eco de la iniciativa ‘Donantes de logos’, con la que el Real Racing de Santander y sus patrocinadores han cedido espacio en la camiseta para dar visibilidad a la situación, y a la necesidad de apoyar a las familias sensibilizando a toda la sociedad sobre la importancia de la donación. A partir de aquí, hemos entrevistado al doctor Eduardo Miñambres, jefe de la Unidad de Coordinación de Trasplantes del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla y de la Oficina Regional de Coordinación de Trasplantes de Cantabria.

España, el país con mayor tasa de donación de órganos

Para comenzar a entender cómo funciona la donación de órganos en la edad pediátrica, y qué elementos físicos y emocionales entran en juego, el doctor Miñambres confirma que «España continúa siendo, con mucha diferencia, el país con la mayor tasa de donación de órganos. Solo Estados Unidos se aproxima«.

En primer lugar, el experto menciona que «la principal peculiaridad de la donación pediátrica es que es mucho más infrecuente. La tasa de donación infantil es muy reducida porque, afortunadamente, fallecen muy pocos niños en edad pediátrica, en gran medida gracias a los dispositivos de seguridad de los vehículos y a la disminución de la siniestralidad».

Este buen dato, el que hace referencia a la más que baja mortalidad infantil, tiene como contrapartida que «repercute negativamente en los niños que esperan un órgano, ya que sus posibilidades de ser trasplantados son bastante más limitadas«, dice Miñambres.

¿Existen diferencias entre la donación de órganos en adultos y en niños?

Para el doctor, la respuesta a la preguntas sobre las diferencias entre la donación de órganos en adultos y en niños es ‘no’. «No existen diferencias en el proceso de donación de un adulto o de un niño; la principal diferencia radica en el impacto emocional que tiene lugar en la familia. Es infinitamente más natural la pérdida de un padre, una madre o una persona de edad avanzada, mientras que la muerte de un menor es, evidentemente, antinatural, lo que tiene un impacto emocional mucho mayor y más difícil de gestionar».

Pero es que, independientemente de que la baja mortalidad infantil hace que no haya demasiados órganos en donación para poder salvar otras vidas, la tasa de donación infantil es muy baja en proporción. Miñambre, en este punto, añade que «muchas familias intentan encontrar un significado a la pérdida de un niño, y ese significado puede ser ayudar a otros mediante la donación de órganos».

De nuevo, nos encontramos en el bucle del que habla el doctor: «No hay largas listas de niños para recibir un trasplante; pero tampoco hay muchos donantes infantiles, debido afortunadamente a la escasa mortalidad infantil que tenemos. Asimismo, los niños de corta edad tienen un tamaño muy reducido y solamente pueden ser trasplantados por órganos de niños de edad similar. Por este motivo, a veces es difícil encontrar un órgano adecuado. En ocasiones, se recurre, por ejemplo, al trasplante hepático de donante vivo: un progenitor dona un fragmento de su hígado para que su hijo pueda ser trasplantado».

¿Cuántas vidas puede salvar una sola donación?

«La donación de un donante estándar puede proporcionar una sobrevida de unos treinta años. En el caso de un donante joven, de menos de 45 años, que puede donar todos sus órganos: corazón, pulmones, hígado, páncreas y riñones; da una sobrevida media que supera los cincuenta años. Muy pocas intervenciones sanitarias consiguen dar tanta vida al beneficiario».

Dejando a un lado el proceso físico de trasplante, una donación cuando un niño fallece lleva consigo una serie de problemas psicológicos significativos y difíciles de digerir, que van a precisar de apoyo por parte de profesionales. «La donación de órganos siempre tiene lugar tras la pérdida de un familiar, un momento doloroso en cualquier circunstancia«.

Existen situaciones con un impacto emocional especialmente intenso, como la pérdida súbita de un ser querido –por ejemplo, por un accidente de tráfico o una muerte inesperada– y, por supuesto, el fallecimiento de un niño. En estos casos, el impacto emocional es muy superior a un fallecimiento adulto y las familias van a requerir apoyo psicológico en casi todos los casos».

La ayuda psicológica con el fallecimiento de un niño

Los profesionales de la salud que «nos acercamos a las familias que acaban de perder a un pequeño tenemos como objetivo, en primer lugar, ayudarles a comprender el fallecimiento. Nuestro trabajo también es acompañarlas en las tareas administrativas o burocráticas que surjan; resolver las dudas que puedan tener; y, posteriormente, explicar en qué consiste la donación de órganos, que a largo plazo puede contribuir a elaborar el duelo».

Miñambres añade que «todos los profesionales que trabajamos en coordinación de trasplantes contamos con formación específica para comunicarnos con estas familias, acompañarlas y transmitir la mala noticia que supone la muerte de un ser querido. Concretamente, yo considero que la donación de órganos debe formar parte de los valores de cualquier persona».

En este sentido, el experto contextualiza su mensaje: «Nacemos, crecemos, vivimos y debemos tener presente que, cuando fallecemos, podemos ayudar a otros a través de la donación. Es necesario, solidario y es beneficioso para toda la sociedad. En el caso de la donación pediátrica, mucho más aún, porque quienes van a recibir esos órganos van a ser fundamentalmente niños con una vida por delante para disfrutar. Considero esencial que todos incorporemos la donación de órganos a nuestros valores».

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