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‘Dislocación’ y ‘torno’: así interpretan los expertos el apretón dominante de Trump a Sánchez que acabó en tirón de manos

Publicado: octubre 14, 2025, 1:31 am

El primer encuentro entre Pedro Sánchez y Donald Trump desde que el republicano propusiera “expulsar a España de la OTAN” ha sido de pocas palabras y ha estado marcado con saludo que ha terminado en un tirón de manos y un gesto de visible incomodidad.

Ha ocurrido este lunes en Egipto, en el marco de la firma del acuerdo de paz en Gaza, donde ambos mandatarios han coincidido por primera vez tras meses de desencuentros públicos. Trump, fiel a su estilo, ha convertido el apretón en una demostración de poder físico, tirando de Sánchez con fuerza hacia sí antes de soltarle la mano.

Para los expertos en comunicación no verbal, no es un simple gesto. El consultor español Emilio Gómez Rojo —autor de varios análisis sobre el lenguaje corporal en procesos de negociación— clasifica este tipo de saludos dentro de dos categorías bien conocidas: el “torno” y el “dislocador”.

El primero se produce cuando la mano dominante se impone sobre la del otro, con la palma hacia abajo o hacia arriba, según se busque marcar jerarquía o distancia. El segundo, el “dislocador”, se reconoce por ese tirón final, que sirve para desequilibrar física y simbólicamente al interlocutor. “Quien tira, marca el terreno; quien resiste, demuestra control”, explica Gómez Rojo en sus análisis.

Trump ha hecho de ese gesto su seña de identidad desde su llegada a la Casa Blanca. Sus apretones de manos con líderes internacionales se han vuelto virales. Emmanuel Macron, Shinzo Abe y Justin Trudeau ya vivieron el “tirón Trump”: un gesto largo, asertivo, casi desafiante, en el que el republicano busca afirmar dominio incluso antes de hablar.

Sánchez, por su parte, ha optado por la sonrisa diplomática. En las imágenes difundidas del encuentro, se percibe cómo mantiene la compostura mientras el expresidente estadounidense lo arrastra ligeramente hacia su lado, en una escena que dura apenas unos segundos.

El apretón de manos, un gesto con más de dos mil años de historia —nacido en la Grecia clásica para demostrar que no se portaban armas—, sigue siendo un código de poder contemporáneo. Y en un escenario tan cargado de simbolismo como la cumbre por la paz en Gaza, el gesto de Trump ha vuelto a recordarle al mundo que, incluso cuando no habla, compite.

Quizás el apretón diga tanto como los discursos: quién se impone, quién se adapta y quién logra mantener el equilibrio cuando el otro intenta tirar de la cuerda, literal y diplomáticamente.

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