Publicado: mayo 25, 2025, 12:09 pm
Corea de Norte ha informado este domingo de la detención de tres oficiales por su responsabilidad en el accidente ocurrido el pasado miércoles durante la botadura de un nuevo destructor en el astillero de Cheongjin, en el noreste del país.
Los detenidos son Kang Jong-chol, el ingeniero jefe del astillero donde tuvo lugar el incidente; el jefe del taller de construcción de cascos, Han Kyong-hak, y el subdirector de asuntos administrativos, Kim Yong-hak, a quienes el régimen ha calificado como «responsables del accidente», según un comunicado publicado por la agencia estatal de noticias norcoreana KCNA.
La investigación en torno a lo ocurrido «se está intensificando», ha señalado el citado medio, añadiendo que estos y otros detalles de la misma han sido transmitidos a la Comisión Militar Central del Partido de los Trabajadores en la víspera. «No se han identificado daños adicionales en el buque de guerra y el equipo de promoción de la rehabilitación de campo está avanzando con el plan de rehabilitación según lo programado», ha destacado la KCNA.
Según los detalles conocidos hasta el momento, el destructor sufrió arañazos en el casco a estribor. Tras ello, el agua marina se filtró a la popa a través del canal de rescate durante su ceremonia de botadura, provocando así que se hundiera parcialmente.
El grupo de investigación, compuesto por un órgano de la fiscalía y expertos pertinentes, estimó el pasado jueves que se necesitarían dos o tres días para mantener el equilibrio del buque bombeando el agua de la cámara inundada y haciendo que la proa salga de la grada, y unos diez días para restaurar el costado dañado.
El accidente se produjo el pasado miércoles, durante la botadura del destructor que estaba teniendo lugar en presencia del líder del régimen, Kim Jong-un, quien responsabilizó directamente a varios organismos, entre ellos el Departamento de la Industria de Municiones del Comité Central del Partido de los Trabajadores.
Además, el líder norcoreano calificó el accidente como «un acto criminal que no puede ser tolerado», atribuyéndolo a «pura negligencia, irresponsabilidad y empirismo anticientífico». Tras ello, advirtió que los responsables «deberán rendir cuentas».
Este tipo de reconocimiento público de fallos técnicos o administrativos por parte de Corea del Norte es inusual, dado que el régimen suele ocultar incidentes que puedan interpretarse como señales de debilidad o incompetencia, especialmente en sectores estratégicos como el militar.
Pionyang ha minimizado los daños sufridos por el navío, asegurando que «no son graves», pero ha prometido así depurar responsabilidades por lo que considera un «acto criminal imperdonable» por «la imprudencia, la irresponsabilidad y la actitud empirista poco científica» que han permitido que algo así suceda.