Existe la creencia de que el ser humano tiene una necesidad biológicamente determinada hacia la formación de vínculos afectivos, cuyo objetivo principal es la obtención de un sentimiento de seguridad y protección.
Por eso, cualquier persona que acostumbre scrollear por las redes sociales e identificarse con las historias amorosas/vinculares de otros como suelen hacer los usuarios en #DatingTok, probablemente se encuentre familiarizado con la teoría del apego. Esta fue desarrollada por los psicólogos e investigadores Mary Ainsworth y John Bowlby entre los años 1969 y 1980; aunque se popularizó en la última década gracias al libro Maneras de amar: La nueva ciencia del apego adulto y cómo puede ayudarte a encontrar el amor y conservarlo.
La teoría del apego consta de un método utilizado en el campo de la Psicología para analizar la dinámica a largo plazo de las relaciones entre los seres humanos. Su principio más elemental declara que un recién nacido necesita desarrollar una relación con al menos un cuidador principal para que su desarrollo social y emocional se produzca con normalidad; dependiendo del nexo generado surgen distintos tipos de vínculos emocionales: seguro, evitativo, ambivalente y desorganizado.
Precisamente, el último fue descrito en Psychology Today como “el estilo de apego olvidado” dada la poca atención que recibe en comparación a sus contrapartes. Se cree que las profesoras de psicología Mary Main y Judith Solomon de la Universidad de California en Berkeley en 1986 fueron las primeras en ampliar los hallazgos originales sobre la teoría formulada por Ainsworth y Bowlby y desde entonces, un número creciente de profesionales de la salud mental lo incluyen cuando hablan de estilos de apego en su práctica.
El apego desorganizado suele originarse en bebés y niños pequeños y hace referencia a una falta de patrones claros de conductas de apego como pueden ser la búsqueda de consuelo o la evitación, en respuesta a la presencia o ausencia de un cuidador. Se ha descrito y comprobado que esta forma de vincularse durante la infancia influye de manera significativa en la elección de la pareja en la edad adulta, así como en la calidad de las relaciones afectivas que se establecen a lo largo de la vida de un individuo.
Sebastián Ibarzábal (M.N. 42413), licenciado en Psicología, enfatiza que, a diferencia de otros tipos de apego, el desorganizado se caracteriza por la falta de coherencia en las respuestas del individuo hacia la figura de apego, lo que refleja una desconexión entre la necesidad de proximidad y la sensación de temor o confusión asociada con esa persona.
“Puesto que el trauma en la infancia se produce en el momento del desarrollo de estructuras límbicas reguladoras de la emoción, los niños que experimentan abuso o negligencia y poca interacción reparadora, tienen un riesgo elevado de desarrollar una desregulación agresiva en estadios posteriores de la vida”, expresa la psicóloga Sandra Sánchez Blanco en el estudio “Mi pareja, ¿casualidad o causalidad?: la relación entre el estilo de apego y la elección de la pareja”.
En el mismo escrito la profesional señala que, respecto del estilo de apego desorganizado, el adulto que lo manifiesta parte de una infancia donde los comportamientos paternos fueron desestructurados y atemorizantes, lejos así de permitirle al niño desarrollar una estrategia saludable para satisfacer sus necesidades de apego y por ende, causando gran desorganización en su comportamiento. “Estas memorias, cuando se activan, producen que las experiencias tempranas y traumáticas de dolor, pérdida y abuso acumuladas en la psiquis, generen expectativas negativas del presente y dejen poco espacio para disfrutar de experiencias positivas y gratificantes”, señala Sánchez Blanco en el escrito.
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En adición, Laura Messina (M.N. 43441), psicoanalista de adultos, explica que la complejidad de esta forma de apego es tal que quienes la tienen no pueden reconocer lo que les pasa y tampoco pueden expresarlo dado que no fueron escuchados en su niñez. “No confían en nadie porque cuando lo hicieron con sus figuras de cuidado fueron desilusionados”, dice a la vez que agrega: “tienen una anulación en cuanto a lo que es el abanico de emociones/sentimientos y esto les dificulta conectar con otros emocionalmente”.
En 1999, Peter Fonagy, psicoanalista inglés y profesor de psicología en University College London, destacó una particularidad de estas personas: buscan desesperadamente la cercanía física al tiempo que intentan crear una distancia mental. “La incapacidad para crear estrategias de afrontamiento coherentes hace que el apego desorganizado sea el patrón más disfuncional de todos y con mayor problemática psicológica asociada”, concluyen en una investigación los doctores Mario Mikulincer y Phillip R. Shaver.
@stefanpetersen_ Respuesta a @jazminalvarado208 Signos del apego desorganizado que puedes sanar ❤️🩹 #apegodesorganizado #apegoansioso #apegoevitativo #apegoemocional #estilosdeapego
Síntomas del apego desorganizado
“La sintomatología puede manifestarse de manera más evidente en la adolescencia o la adultez, especialmente, en situaciones de estrés o transición. Sin embargo, sus efectos subyacentes pueden estar presentes desde la infancia”, aclara Ibarzábal. Tanto él como la Lic. Messina enumeran una serie de indicios de este tipo de apego:
- Dificultad para confiar en los demás
- Miedo a la intimidad
- Fluctuaciones en el estado de ánimo
- Problemas de autorregulación emocional
- Tendencias autodestructivas
- Sensación de vacío o inseguridad
- Dificultad para tener relaciones duraderas y sanas
Un estudio titulado “Comportamiento de apego desorganizado entre bebés nacidos después de una muerte fetal” concluye que los bebés nacidos de una madre que previamente experimentó una muerte fetal tenían más probabilidades de desarrollar un estilo de apego desorganizado. “La fuerte asociación entre la desorganización del apego infantil y el estado mental materno con respecto de la pérdida sugiere que el estado psíquico de la madre puede ser causal y plantea preguntas interesantes sobre el mecanismo de transmisión intergeneracional”, figura en las conclusiones del escrito.
Agregando a lo anterior, Ibarzábal explica que, si bien este tipo de apego puede estar vinculado con experiencias traumáticas en la infancia, también puede desarrollarse en respuesta a otras formas de estrés o disfunción en las relaciones tempranas y persistir en la adolescencia y/o adultez si no se aborda adecuadamente.
¿Puede ser tratado?
“Es complejo, pero no imposible. Se puede salir de ahí siempre y cuando se haga un tratamiento y se elija algo distinto a lo que se recibió”, asegura Messina.
Asimismo, la psicóloga señala algo fundamental: “Si la persona que tiene este tipo de apego no reconoce la dificultad del problema o el obstáculo que le genera en el modo vincularse, se vuelve más complejo salir adelante”.
En cuanto a lo vincular, advierte que en la mayoría de los casos la persona con apego desorganizado tiende a reincidir en relaciones con individuos que presentan los mismos patrones de conducta. “Hay una tendencia a establecer vínculos disfuncionales con conflictos recurrentes, dificultades para establecer y mantener límites saludables y con problemas de comunicación”, coincide Ibarzábal sobre sus formas de relacionarse.
El profesional informa que el tratamiento puede incluir terapia psicológica, especialmente, terapia centrada en el apego que implica explorar y comprender los patrones de apego subyacentes para desarrollar habilidades que permitan establecer relaciones más saludables y satisfactorias.
“Esto puede implicar profundizar en experiencias pasadas, aprender estrategias de regulación emocional, practicar habilidades de comunicación efectiva y desarrollar patrones de relación más estables”, agrega.
¿Cómo acompañar a alguien con apego desorganizado?
Ibarzábal sostiene que es un trabajo que precisa de comprensión, empatía y paciencia. Señala como cualidad esencial la escucha activa y la validación de las experiencias del ser querido. “Ofrecer apoyo emocional y alentar la búsqueda de ayuda profesional –en caso de ser necesario– fomentan un ambiente seguro y de confianza para quien ha tenido experiencias tempranas complejas”, concluye.