Consumo de vino: uno de los grupos más importantes aguarda que el mercado salga de una combinación peligrosa - Argentina
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Consumo de vino: uno de los grupos más importantes aguarda que el mercado salga de una combinación peligrosa

Publicado: agosto 24, 2025, 6:00 am

Rubén Panella es el presidente de la Federación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas (Fecovita) y cursa su cuarto mandato en un cargo que es elegido por votación. El sector vitivinícola enfrenta un escenario complejo con problemas de costos para competir en equidad a nivel internacional, además de precios que no se actualizan. Fecovita representa a 5000 pequeños y medianos productores organizados en 29 cooperativas de Mendoza. Los productores concentran unas 25.000 hectáreas de viñedos dentro de un mapa nacional que suma alrededor de 200.000 hectáreas de viñedos.

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El esquema productivo a nivel nacional es de minifundio: cada productor trabaja en promedio cinco hectáreas que, si bien es elevado y está por encima del estándar de países como Estados Unidos, Chile o Australia, los bajos precios de la materia prima que se pagan impactan en los productores de menor escala.

“La producción anual del país ronda los 19 millones de quintales de uva, que se traducen en 1000 millones de litros de vino y 400 millones de litros de jugo de uva. Del total, algo más del 50% se destina al mercado interno y entre 40% y 45% al externo. El jugo de uva, en particular, es casi totalmente exportado: el 90% se vende afuera, mientras que el consumo interno es marginal”, precisó Panella, que habló con LA NACION tras un evento en Coninagro.

Lucas Magnano, presidente de Coninagro; Juan Ángel Rodríguez, gerente general del Grupo Fecovita; Rubén Panella, presidente del Grupo Fecovita, y Marcelo Federici, vicepresidente de Coninagro

En el evento organizado en Coninagro, donde se anunció la apertura de una sede y el relanzamiento de sus productos, contó que este año hubo cosecha récord, donde los productores nucleados a la cooperativa han entregado más de 3 millones de quintales de uvas al sistema. “Vemos que poco a poco el consumo se está reactivando y esperamos que el vino no sea la excepción”, puntualizó el también presidente del Foro Mundial de Cooperativas Vitivinícolas.

Aclaró, sin embargo, que el negocio sufre una combinación peligrosa: los precios del vino llevan más de un año sin actualizarse, mientras que los costos de producción se disparan mes a mes. En Mendoza, donde el riego es indispensable por el área desértica, contó, un productor de apenas dos hectáreas puede gastar más de $2 millones mensuales en agua y energía durante la temporada alta. A eso se suma que más del 60% de los costos corresponden a mano de obra.

Con alta productividad apenas se equilibran los números; con baja productividad, se pierde dinero”, explicó Panella. Este ciclo se replica en toda la industria. “Cuando baja la producción, suben los precios, cae el consumo y se generan excedentes; cuando la producción crece, los precios vuelven a desplomarse”, dimensionó. El consumo per cápita en la Argentina se redujo de 30 litros en 2000 a 16 litros en la actualidad.

El consumo per cápita en la Argentina se redujo de 30 litros en 2000 a 16 litros en la actualidad

A nivel internacional, el panorama tampoco ayuda. Según explicó, los precios de los vinos tintos están en baja por los excedentes globales, mientras que crece la demanda de vinos blancos, una tendencia a la que Argentina se está adaptando lentamente. “El consumidor manda y muchas veces llegamos tarde a los cambios de preferencia por los tiempos de los viñedos”, admitió Panella.

Frente a este escenario, el presidente de Fecovita remarcó. “No pedimos ayudas ni precios sostén, lo que necesitamos son acuerdos de libre comercio que nos permitan competir en igualdad de condiciones”, afirmó. Hoy, mientras el jugo español ingresa a Sudáfrica sin aranceles, el argentino debe pagar un 25% de impuestos de importación, lo que obliga a vender más barato y reduce la rentabilidad.

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En paralelo, las cooperativas implementan un “fondo solidario” que garantiza a cada productor cobrar el 68% de su cosecha en caso de heladas o granizo. El fondo se nutre de aportes de los productores que rondan entre un 3 y un 7% de la producción según la zona. Fecovita, además, según contó, suma un 20% adicional para reforzar la cobertura: “El productor tiene un nivel mucho más alto de cobertura que el de cualquier seguro agrícola”.

En esa línea, Panella reconoció que la promoción internacional del vino argentino es clave y que herramientas como el sello “Argentina Sostenible”, emitido por la Corporación Vitivinícola de la Argentina (Coviar), son cada vez más demandadas por clientes europeos y empresas como Coca-Cola. Sin embargo, advirtió que la aplicación de la tasa obligatoria de promoción, que se conoció hace unas semanas, generó malestar en la industria, dado que llegó en un momento de precios estancados desde hace más de un año y costos crecientes.

“La vitivinicultura argentina sigue siendo competitiva y nuestros vinos son baratos en comparación internacional. Pero para que una gran cosecha sea realmente una buena noticia, necesitamos integrarnos al mundo”, advirtió.

Coviar trabaja en tres ejes en ese sentido con promoción externa, promoción interna e integración de productores, según dijo. “La tasa que cobra financia esas acciones y es necesaria. Aunque la tasa la pagan las bodegas, finalmente el costo siempre recae sobre el productor, pero valoramos las herramientas”, afirmó.

Desde la cooperativa, contó, tienen cuatro máquinas cosechadoras que prestan a los productores, pero no todos los viñedos pueden adaptarse. “La cosecha mecánica es más rápida, pero obliga a levantar todo junto; la manual permite escalonar variedades y organizar mejor la producción”, sintetizó.

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