El metamizol es el medicamento más vendido de España y está indicado para combatir el dolor agudo y la fiebre. Conocido en España bajo la marca Nolotil, tiene una buena tolerancia digestiva, a diferencia de algunos antiinflamatorios como el ibuprofeno. No obstante, como todos los fármacos, tiene posibles efectos secundarios, algunos de ellos graves. Por ello, hay que tomarlos con precaución, no más de una semana seguida y bajo la prescripción de un médico.
El efecto más adverso del Nolotil es la agranulocitosis, una enfermedad hematológica que ocurre cuando el nivel de granulocitos en la sangre (neutrófilos, eosinófilos y basófilos) es bajo, lo que disminuye la capacidad del cuerpo para combatir gérmenes y, por extensión, infecciones.
Según han advertido las farmacéuticas que están autorizadas a vender el fármaco en España a los profesionales sanitarios son serias y preocupantes. Este pasado lunes les enviaron una carta con la alerta y las recomendaciones. En concreto, «los síntomas tempranos que sugieren agranulocitosis son fiebre, escalofríos, dolor de garganta y cambios dolorosos en las mucosas, especialmente en la boca, nariz y garganta, o en la zona genital o anal». Al respecto, alertan de que «la agranulocitosis, que puede provocar infecciones graves y potencialmente mortales, es una reacción adversa conocida de los medicamentos que contienen metamizol».
La comunicación, distribuida y supervisada por la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) y la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), subraya la necesidad de que los facultativos estén atentos a estos síntomas, dado que la agranulocitosis puede manifestarse en cualquier momento durante el tratamiento con metamizol (Nolotil), e incluso poco después de su finalización.
Más beneficios que riesgos, según la EMA
Aunque un informe reciente de la EMA concluye que los beneficios del metamizol superan sus riesgos, este medicamento ha estado bajo vigilancia debido a casos de descenso de granulocitos, células inmunitarias cruciales, que en situaciones graves pueden ser mortales. Incluso, en algunos países como el Reino Unido está prohibido el metamizol (Nolotil). Desde el Gobierno de España, no obstante, quitan hierro al riesgo por la baja incidencia.
Síntomas enmascarados
La carta destaca la importancia de suspender el tratamiento y buscar atención médica inmediata si se presentan estos síntomas. También advierte que si el metamizol se toma para tratar la fiebre, algunos de estos signos pueden no ser evidentes, especialmente si el paciente está bajo tratamiento con antibióticos.
«Si los signos y síntomas sugieren agranulocitosis, debe realizarse un recuento sanguíneo completo de inmediato, incluyendo la fórmula leucocitaria, y suspender el tratamiento mientras se esperan los resultados», se lee en la carta. «Si se confirma la agranulocitosis, el tratamiento no debe reiniciarse».
Las compañías farmacéuticas también recuerdan que, tras una revisión europea, las contraindicaciones, advertencias y precauciones relacionadas con el uso de medicamentos que contienen metamizol se han revisado para minimizar los desenlaces graves asociados al riesgo de agranulocitosis. Esta información actualizada se incorporará tanto a la ficha técnica para los profesionales sanitarios como al prospecto para los pacientes.
La agranulocitosis: una afección peligrosa
La agranulocitosis se caracteriza por una caída brusca de los granulocitos, un tipo de glóbulo blanco esencial para la defensa contra infecciones. La falta de granulocitos deja al paciente vulnerable a infecciones graves y potencialmente mortales. Este efecto adverso es el más peligroso asociado
Otros efectos adversos del metamizol, el principio activo de Nolotil
Según advierte la CIMA (Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios) en la ficha técnica de este principio activo, el metamizol puede tener varios efectos secundarios, desde los más leves, como una ligera bajada de la tensión arterial (algo que le ocurre a uno de cada diez pacientes), hasta erupciones cuántas en una de cada 100, reacciones alérgicas en una de cada 1.000 u otros muy raros, como o agranulocitosis o problemas graves en riñones e hígado.
En general, podemos dividir los efectos adversos en cinco grupos:
Hematológicos
El metamizol puede producir leucopenia, que es disminución del número de glóbulos blancos en sangre. Si este descenso es muy severo se conoce con el nombre de agranulocitosis, un efecto secundario muy raro, pero muy grave, pues puede comprometer la vida del paciente. Esta reacción no depende de la dosis y puede aparecer en cualquier momento, e incluso en pacientes que hayan recibido metamizol con antes sin problemas. El metamizol también puede reducir la cantidad de hematíes y plaquetas.
Reacciones alérgicas
El metamizol puede provocar reacciones alérgicas de menor o mayor gravedad, desde erupciones cutáneas, urticaria o rinosinusitis hasta asma o shock anafiláctico, algo muy poco común. Por este motivo, se recomienda que las personas con asma o atopía lo tomen con precaución y en caso de pacientes con riesgo elevado de reacciones anafilactoides se valore si es pertinente el tratamiento.
En la tensión arterial
En uno de cada 10 pacientes la tensión arterial puede bajar, especialmente en pacientes con hipotensión arterial preexistente, hipovolemia, deshidratación, inestabilidad circulatoria, insuficiencia circulatoria incipiente o con fiebre muy alta. En estos casos, la hipotensión puede llegar a ser severa.
Reacciones cutáneas
Aunque son muy infrecuente, el metamizol puede provocar reacciones cutáneas graves, como el síndrome de Stevens-Johnson (SSJ), necrólisis epidérmica tóxica (NET) y reacción medicamentosa con eosinofília y síntomas sistémicos (DRESS), que pueden ser potencialmente mortales o graves. El primer signo de alerta es la aparición de vesículas o ampollas, eritemas, úlceras en la boca o
Hepáticos
En algunos casos, se han notificados casos de hepatitis que se manifiesta con síntomas como ictericia, erupciones cutáneas, fiebre, aumento del nivel sanguíneo de enzimas hepáticas… La mayoría de los pacientes se recuperan al interrumpir el tratamiento, pero en casos aislados progresó hasta a insuficiencia hepática aguda.
Renales
En casos raros, el metamizol puede provocar daño renal, que se manifiesta en forma de inflamación del riñón (nefritis intersticial), disminución o supresión de la orina eliminada, incremento en la cantidad de proteínas excretadas por la orina o cromaturia (coloración anormal de la orina).
Otros efectos adversos muy raros
Pueden ser hemorragias gastrointestinales, síndrome de Kounis (un tipo de trastorno cardíaco) o sepsis (infección grave que implica una reacción inflamatoria de todo el organismo).
Cuándo acudir a un médico
Cómo advierten desde la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, si estamos tomando metamizol y notamos alguno de estos síntomas, debemos acudir cuanto antes a un centro médico:
- Sensación de enfermedad: náuseas, vómitos, fiebre, sensación de cansancio, pérdida de apetito.
- Orina muy oscura.
- Síntomas de daño hepático, como deposiciones de color claro, coloración amarillenta de la piel o de la parte blanca de los ojos, picor, erupción o dolor en la zona superior del estómago.
- Signos de reacciones alérgicas, como reacciones en piel y mucosas (picor, quemazón, enrojecimiento, hinchazón, urticaria…), dificultad para respirar, hinchazón de pies, manos, labios, garganta o vías respiratorias…
- Signos hematológicos o cardiacos: alteraciones del ritmo del corazón y disminución de la presión arterial, piel muy pálida, fatiga…
Además, se recomienda que no tomen metamizol las personas que han tenido previamente reacciones alérgicas o reacciones hematológicas con medicamentos que contienen metamizol u otros compuestos similares, han padecido síntomas de asma, rinitis o urticaria, padecen porfiria aguda, deficiencia genética de glucosa-6-fosfato-deshidrogenasa, ha sufrido alteraciones de la función de la médula ósea y durante el embarazo y la lactancia.