Más allá de las playas y la vibrante movida que genera cada verano, Mar del Plata es el símbolo de la cocina argentina que rescata la cultura de mar. Gracias a la nueva generación de cocineros que apostó a la calidad y a poner en valor los recursos pesqueros, la gastronomía marplatense vive una etapa de plenitud.
La pesca artesanal abre camino en la cocina, con un concepto que va más allá de una manera de producir alimentos con técnicas de bajo impacto. Es realzar la cultura local, con sus sabores y acciones que se enlazan con un ciclo productivo y la recuperación de la tradición pesquera. En este contexto encontramos cocineros que se embarcan y trabajan la pesca: limpian y filetean cada una de sus piezas capturadas al tiempo que deciden qué preparaciones le van mejor para sus trofeos obtenidos en el agua. Una trazabilidad que se exhibe con orgullo. Del mar al plato.
Faro Norte
Es la apuesta fuerte de la temporada. Lo que comenzó con una ampliación de una casa se transformó en un restaurante con pesca artesanal, huerta orgánica propia, vinos de colección y cristalería de lujo. “Yo vivo aquí hace 10 años y compré el lote de atrás de casa para hacer un quincho porque soñaba con un espíritu festivo, verlo lleno de gente comiendo y chupando vino” cuenta Giorgio Benedetti, periodista de vino y desarrollador de marcas de bodegas. Unos años después, Giorgio conoce a los chicos de Proyecto Pescado y generan una conexión. “Descubrí que teníamos muchas coincidencias, especialmente en el tema de la pureza, el respeto y el cuidado del mar”. Así fue como comenzaron en esta aventura.
El nombre del restaurante remite a su ubicación, en un barrio tranquilo fuera del circuito turístico de Mar del Plata. Quien acompaña a Giorgio en este proyecto es Facundo “Rolo” Maroñas, integrante de Proyecto Pescado, un grupo de cocineros que comparten la cultura de abastecerse con pesca de anzuelo. Ellos se embarcan en las costas cercanas (kayak o bote), capturan con anzuelo, limpian con agua de mar y cocinan la pesca.
La carta de Faro Norte es dinámica, se va adaptando a la pesca y a lo que provee la huerta orgánica que armaron en el jardín del restaurante. “Tenemos kale, zapallitos, zanahorias, tomates, verdes, morrones… lo único que compramos es ajo y papa”, dice Giorgio. Hay algunos platos fijos como la manteca de garum para la recepción, el caldo con miso; y siempre hay pescado a la parrilla, sashimi o tiradito. Anchoa de banco, besugo, pez limón, chernia, mero y otros son protagonistas en el menú por pasos.
“Cuando no hay pesca no se abre, eso quedó claro desde el principio”, dice Rolo y asegura que el gran desafío como cocinero es utilizar absolutamente todo lo que el pescado brinda: “usamos desde las cabezas a la parrilla, aletas al horno de barro, fermentamos las vísceras, hacemos paté de hígados, las ventrescas las utilizamos para los rellenos de las pastas; de esa manera logramos que el público pruebe las mil facetas y sabores del pescado”.
Al panorama tentador se suma la figura de Giorgio con su cava donde habitan más de 7 mil botellas, muchas joyitas de su colección privada con etiquetas nacionales e importadas. Para potenciar el disfrute del vino, cristalería de máxima calidad.
Sánchez de Bustamante 3548, Mar del Plata. Abre todos los días a las 20.30.
IG: @faronortemdq
Mar de Fondo
Volver de la playa y disfrutar del final de la tarde con platos elaborados con la pesca del día es un programón para los amantes de la cocina de mar. Federico Muro es chef y un entusiasta de la pesca desde que era niño. Vive a pocos metros de la playa y todas las mañanas sale en kayak con su caña en busca de producto para su cocina. Besugo, palometa, corvina, pejerrey, pescadilla, palometa, son algunas de las variedades que el mar ofrece en esta época del año cerca de la costa.
Con la pesca limpia, llega al chiringuito que montó este verano en el patio del restaurante Melchora, frente a la rotonda del Faro, y se alista para preparar crudos: tiraditos, curado (que sale con taco de arepa), tartar (con tomate concasse, mostaza antigua, palta, verdeo, cebolla morada, yema de huevo y alcaparras), ceviche y un grenobloise (con oliva, jugo de limón, alcaparras y crotones tostados en oliva y nuez moscada, manteca clarificada, perejil picado, cristales de sal y brotes). Fuera de carta suele elaborar sashimi o nigiri. “Estar comiendo el pescado que estaba nadando a la mañana es un flash y la gente flashea”, dice el cocinero marplatense quien lamenta los días en que las condiciones climáticas no están aptas y tiene que cerrar.
En Mar de Fondo las preparaciones salen en platos ecológicos, 100% germen de trigo que se pueden comer, se degradan, se puede reutilizar en compost, etc. La porción es abundante y los precios varían entre 15 y 17 mil pesos. Para acompañar, el chef sugiere cerveza bien fría o un vino blanco.
Desde hace años Fede Muro lleva una cocina comprometida con los recursos que ofrece el mar y ha logrado fusionar sus pasiones: la cocina y la pesca. Después de haber pasado por diferentes restaurantes en Catalunia y en Mar del Plata, el presente del cocinero es desarrollar Mar de Fondo, una marca que tiene de logo un besugo, pez que lo representa. “Este es el principio de algo quiero que tenga una continuidad, porque además de estar presente en eventos o hacer catering, , estoy en la búsqueda de una locación para tener un restaurante con mi marca y poder ampliar la carta”.
Diagonal Estados Unidos Norte 1 y la costa (Barrio El Alfar), Mar del Plata. Abre todos los días a las 18.
Pescadito
Para quienes ir a la zona del puerto a comer pescado es un ritual, abrió Pescadito, un restaurante con platos de la cocina clásica marplatense pero con el diferencial de que la pesca se cocina a las brasas. “Rendimos homenaje a la riqueza del mar argentino y a la tradición de la cocina al fuego”, dicen los creadores de este restaurante que abrió hace apenas 2 meses.
La esquina de Gaboto y Bermejo del barrio del Puerto fue el escenario para Pescadito, un proyecto de Hugo Chiari y Martín Grisetti; junto a sus hijos Marcos y Cristian desarrollan una propuesta culinaria donde el sabor del mar se fusiona con el fuego.
“Pescadito nació como un sueño de fusionar los sabores auténticos de la pesca artesanal de nuestras costas con la tradición argentina de las brasas”, cuentan sus dueños. “Desde sus inicios, la idea fue ofrecer una experiencia gastronómica que honrara la frescura del mar y el calor de la cocina a leña, brindando a los comensales platos sencillos pero llenos de sabor y alma”.
Para el fuego utilizan quebracho. “La elección de las brasas no fue casualidad. Este método de cocción no solo resalta los sabores naturales del pescado, sino que también conecta con nuestras raíces culinarias”, dice Hugo. “El fuego otorga un toque ahumado único y realza la textura y el aroma de cada pieza, convirtiendo cada plato en una celebración del mar y la tierra”.
El lugar combina tradición y modernidad en un ambiente moderno, con detalles de la Mardel vintage. La carta cuenta con variedad de platos que van desde mariscos, hasta pescados como lenguado, chernia, merluzón, abadejo, salmón blanco, entre otros; con o sin salsa. Entre las especialidades está el besugo con salsa vasca, que resalta la simplicidad y los sabores del Atlántico. La chernia a la manteca negra con papa natural es otro imperdible, al igual que el lenguado con crema verde, que combina suavidad y frescura en cada bocado. La paella valenciana es otro de los platos fuertes del lugar. La carta también incluye arroces, carnes y pastas.
“En Pescadito trabajamos principalmente con pesca artesanal y con anzuelo, priorizando especies locales capturadas de manera sostenible” dice el propietario, y asegura: “Nuestro compromiso es garantizar que el pescado que llega a la mesa sea fresco, generalmente capturado el mismo día, lo que asegura no sólo la calidad del producto, sino también el respeto por el entorno marino”.
Abre todos los días mediodía y noche. Dónde: Bermejo 199, MDP. IG: @pescadito.resto