Publicado: septiembre 21, 2025, 6:26 am
El asesinato de Charlie Kirk se ha convertido en una nueva herramienta de propaganda para una red difusa de clubes de lucha neonazis que combina entrenamiento físico con adoctrinamiento ideológico. Nacidos en EEUU y en expansión tanto dentro como fuera del país, estos grupos han encontrado en la muerte del activista un argumento para reforzar la idea de que deben organizarse frente a un supuesto enemigo común.
Joshua Fisher-Birch, investigador especializado en extremismo, traslada a The Guardian la rapidez con la que estos grupos reaccionaron tras conocerse la noticia. «Los clubes activos están aprovechando el asesinato de Charlie Kirk con fines de reclutamiento, instando específicamente a los hombres blancos a unirse al movimiento», señala. «En publicaciones en línea, los clubes también han declarado que el entorno actual presenta una oportunidad para expandir el movimiento, afirmando que la gente común es receptiva a su ‘mensaje radical», añade.
La idea de convertir a Kirk en un mártir ha sido asumida incluso por sectores que en vida lo miraban con desconfianza. Aunque algunos lo acusaban de ser «agente del gobierno israelí», reconocen que contribuyó a amplificar mensajes racistas y que su figura puede servir ahora como catalizador para atraer nuevas simpatías hacia la ultraderecha.
Heidi Beirich, vicepresidenta ejecutiva del Proyecto Global Contra el Odio y el Extremismo, confirma que el crimen ha tenido un efecto multiplicador en la propaganda neonazi. «El asesinato de Kirk se ha convertido en un grito de guerra para algunos de los elementos más extremistas de EEUU, como neonazis y supremacistas blancos», explica.
El relato construido por los clubes tras la muerte del comentarista se apoya en un viejo esquema conspirativo: la idea de que existe una ofensiva «antiblanca» dirigida por la izquierda. En algunos foros se ha difundido la hipótesis de que el agresor mantenía una relación con una persona trans, lo que sirvió de excusa para reavivar los discursos de odio hacia ese colectivo.
Durante el fin de semana posterior al asesinato, la instrumentalización de la tragedia se materializó en las calles. En California, miembros de clubes marcharon junto con Patriot Front, otro grupo neofascista que emergió tras la violenta concentración de Charlottesville en 2017. La manifestación sirvió para homenajear tanto a Kirk como a Iryna Zarutska, una refugiada ucraniana asesinada en Carolina del Norte, cuyo caso también ha sido convertido en argumento propagandístico por la extrema derecha.