Publicado: mayo 12, 2025, 10:08 pm
Probablemente, Carlo Ancelotti es el mejor entrenador del mundo. Ni Pep Guardiola, ni Jürgen Klopp (hoy, de descanso), ni Lionel Scaloni. Ni el Luis Enrique de hoy, ni el Mournho de ayer. El italiano es la sabiduría: excede largamente la apasionada lucha de estilos, dejó su huella en todos los equipos -casi siempre, inmensos-, condujo a las figuras más grandes y es material de consulta permanente.
El gran hombre mira a los ojos, se inclina por una palmada sobre un consejo táctico indescifrable, anota en el pizarrón, se toma su tiempo mientras contiene los demonios internos con una goma de mascar, en cada una de las batallas. La grandeza de la sencillez.
Si un entrenador bastara para despertar al gigante -más aún, en años extraordinarios de su vecino albiceleste-, ese es Carletto. El equilibrio justo para un época huérfana de símbolos, quebrada en su orgullo, desnuda en el vestuario y sin gracia con la gente. Hace rato que se acabó el jogo bonito, Neymar es una enfermiza cuenta pendiente y los buenos (que los hay, algunos fueron dirigidos por su pluma) son apenas eso. Hábiles intérpretes sin fuego sagrado.
Siete veces ganador de la Champions League (cinco como técnico) y campeón en los cinco grandes campeonatos europeos, el prestigioso entrenador se despide de Real Madrid y del fútbol de clubes para afrontar un reto mayúsculo: resucitar a Brasil.
Los cantos de sirena de la Canarinha llevaban resonando a su alrededor durante dos años: finalmente la búsqueda del ansiado sexto título mundial es un reto a la altura del técnico que el 10 de junio próximo cumplirá 66 años y que continuará al frente de los madridistas Vinicius Jr., Rodrygo, Endrick y Militao, ahora a nivel internacional. Conocer ya a algunos jugadores no es un dato menor.
A maior Seleção da história do futebol agora será liderada pelo técnico mais vitorioso do mundo. Carlo Ancelotti, sinônimo de conquistas históricas, foi anunciado nesta segunda-feira (12) pelo presidente da CBF, Ednaldo Rodrigues, como o novo técnico da Seleção Brasileira. Ele… pic.twitter.com/grw3Rb1BmL
— CBF Futebol (@CBF_Futebol) May 12, 2025
Se acabó el tiempo del día a día, un oasis sobre el césped de charlas y tácticas de casi 30 años. Es como jugar a otro deporte: será más seleccionador que entrenador, más estratega que técnico.
Pese a su impresionante palmarés, su último año en Europa no acaba como hubiera deseado, luego de la eliminación de Real Madrid en los cuartos de la Champions League contra Arsenal y las derrotas en la final de la Copa del Rey y en La Liga ante el eterno rival, el coral Barcelona de Hansi Flick.
Carletto cierra (¿para siempre?) su fortaleza europea, que lo llevó a los mejores equipos como Bayern Múnich, París Saint-Germain, Chelsea y Milan, además del Real Madrid. Fue campeón con todos ellos.
De pantalones cortos, Ancelotti formó parte de un Milan legendario que marcó época en el fútbol europeo a finales de los años 1980 y principios de 1990, entrenado por Arrigo Sacchi y junto al trío mágico neerlandés: Marco Van Basten, Ruud Gullit y Frank Rijkaard. Así llegaron sus dos primeras Copas de Europa, en 1989 y 1990, así como las Intercontinentales de esos dos años y dos ligas italianas.
Tras colgar la camiseta en 1992, inició su exitosa carrera como entrenador, y en el banco de Milan (2001-2009) sumó otros dos títulos continentales, las Champions de 2003 y 2007. Tras salir de Italia comenzó su periplo por los grandes bancos europeos hasta que llegó la magia de Real Madrid.
Jamás abandonó a su cercanía con los jugadores (¿cómo hará ahora?) ni a su filosofía, resumida como un “liderazgo tranquilo”, cita la agencia AFP, a propósito de un libro con describe su método.
Admirado de forma unánime por compañeros y rivales, el nativo de un pueblo de Romaña, que creció en el seno de una humilde familia dedicada a labores agrícolas, sabe gestionar el ego de las mayores estrellas del fútbol mundial.
Tiene, según se intuye, todo para ganar. Nunca Brasil estuvo tan bajo, presa fácil hasta de los más desprotegidos, al filo en las eliminatorias y con derrotas humillantes contra la Argentina, justamente, el campeón mundial.
Las versiones vuelan. La idea del italiano es crear una armadura con varios soldados, algunos conocidos por su libreta, otros hipótesis de resurrección. Casemiro está primero en la nómina: a los 33 años, figura de un Manchester United genial en la Europa League y subterráneo en la Premier. Algo así como el Enzo Pérez de Marcelo Gallardo en River, si se permite la doméstica comparación. Ordenar el vestuario y jugar con el sable en la espalda los primeros 60, 70 minutos, hasta que le de el cuero.
Neymar (si el propio Neymar se lo permite), Richarlison (el letargo de las lesiones y otros fantasmas, en Tottenham) y hasta Antony, un libre pensador que el Ingeniero Pellegrini en Betis convirtió en figura.
La primera misión es urgente: revertir la decepcionante actuación de la Verdeamarela en las eliminatorias mundialistas sudamericanas en los próximos choques en junio, contra Ecuador y Paraguay. Debutará en el duelo táctico ante Sebastián Beccacece y luego se medirá ante Gustavo Alfaro, dos entrenadores argentinos que pasan un buen momento en sus selecciones.
“La mayor selección de la historia del fútbol ahora será liderada por el técnico más exitoso del mundo, Carlo Ancelotti,” indicó la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) en un comunicado.
El presidente de la CBF, Ednaldo Rodrigues, está exultante: era su mayor deseo. “Mr. Champions” será el primer extranjero en el banco de la Canarinha desde que el argentino Filpo Núñez dirigió un partido amistoso en 1965.
Además, será el tercer técnico de Brasil desde el arranque de esta eliminatoria. Los brasileños Fernando Diniz y Dorival Júnior lo antecedieron en el banco antes de ser despedidos por impactantes derrotas contra la Argentina.
A falta de cuatro jornadas, el Scratch, que no gana un Mundial desde 2002, está en puestos de clasificación directa al torneo que Estados Unidos, México y Canadá albergarán el próximo año. Sin la magia de casi todo su historial, el equipo de Raphinha y Vinícius recibió varios golpes, como el empate 1-1 contra Venezuela y las derrotas de visitante ante Colombia (2-1) y Paraguay (1-0).
La más dolorosas son otras, claro.
Brasil sepultó su invicto histórico como local en la clasificatoria sudamericana al perder por 1 a 0 en el legendario Maracaná, en noviembre de 2023.
Y en marzo sufrió una goleada demoledora por 4 a 1, en el Monumental. Fue una fiesta de fútbol y goles. Y en este caso, sin Leo Messi. Para Brasil, el último parte del derrumbe existencial. En ese lodo se presenta Carletto. El único que puede encontrar oro en medio del barro.
El maestro que desdramatiza hasta la gloria. Contaba, antes de conquistar la Champions definitiva: “Antes de las finales, me gusta comer. Brócoli, salmón y pasta, por ejemplo. Después, una hora de siesta si soy capaz, y después todos los pensamientos del partido. Antes de la charla el corazón empieza a subir, llega hasta 110 o 120 pulsaciones. Se queda ahí hasta que empieza el partido que el corazón vuelve a su ritmo normal”.
Ese buen hombre llega a Brasil, con las presiones del otro lado del mostrador.