Publicado: diciembre 21, 2025, 3:13 am
En tiempos de hiperconexión, donde lo instantáneo predomina por sobre casi todo, uno de los pensadores más influyentes de la actualidad propone detenerse. Byung-Chul Han, filósofo surcoreano-alemán y ganador del Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2025, impulsa una revolución tan silenciosa como radical: volver a casa.
Conocido por obras como La sociedad del cansancio y Vida contemplativa, Han sostiene que el gesto más antisistema hoy no es gritar, sino callar; no es correr, sino detenerse; no es exponerse, sino resguardarse. “Quedarse en casa es la forma más lúcida de resistencia”, dijo en un trabajo de Vanitatis.

El hogar como refugio frente a la hiperconexión
Para Byung-Chul Han, el silencio del hogar es el único lugar donde las personas todavía pueden escucharse. Su crítica señala la idea de la sociedad del rendimiento. Según el filósofo, uno de los mandatos de la modernidad es estar siempre disponible, activo y productivo.
Pero esa exigencia, alimentada por la hiperconexión y la obsesión por mostrar cada instante en redes sociales, erosionó nuestra capacidad de descanso. Frente a esa maquinaria de exposición constante, Han sugirió que el hogar es una especie de trinchera. “El capitalismo contemporáneo odia el vacío y el silencio”, indicó.
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En contraste, pone en duda los espacios vacíos, de ocio, en los que “no se está haciendo algo”. Sin embargo, para Han, en ese tiempo improductivo y anónimo permite recuperar el derecho de las personas a escucharse y a existir sin que nadie mida su rendimiento.
La casa: un bastión de la salud emocional
La defensa del hogar no implica “romantizar” el aislamiento ni abandonar la vida social, sino reclamar un espacio donde el silencio no produzca culpa. Es una reivindicación de la “casa como bastión de libertad”, un refugio donde vivir sin testigos y sin los condicionamientos del mercado, desde la perspectiva del filósofo.
Esta idea conecta con la llamada «hogarterapia», una corriente que propone convertir la vivienda en un entorno sano, equilibrado y consciente, capaz de sostener nuestro bienestar emocional. La casa, más que un espacio funcional, se convierte en un exoesqueleto que nos protege y nos regenera.
En este contexto, no se trata solo de quietud. El silencio también es movimiento interior y, cuanto mejor se conocen las personas, menos miedo tienen de quedarse a solas con sus pensamientos. Son momentos para los que distintos especialistas sugieren, además del descanso, actividades recreativas que fomente otro tipo de estímulos.
