La transformación es innegable. Alcanza caminar por ciertas cuadras de Belgrano para escuchar el sonido incesante de las amoladoras, los taladros y las máquinas de cemento. Cuadra tras cuadra, el barrio está en construcción. Casas bajas y residenciales van dejando lugar a nuevas torres. A diferencia de otras épocas, esta nueva camada trae un distintivo: la gran mayoría acondicionó sus espacios en la planta baja para albergar locales. Y así, la zona de Belgrano C comprendida entre Cabildo, Juramento, Libertador y Federico Lacroze ha comenzado a poblarse de nuevas propuestas gourmet.
1. Manifiesto
Un proyecto de vecinos
En la esquina de 3 de febrero y Aguilar, desde hace unos meses se ve siempre poblada la nueva sucursal de Manifiesto, la marca de café de especialidad. Fue un sueño de larga data de sus creadores, Agustín Álvarez Ferro y Tomás Espeche, quienes supieron ser vecinos de Belgrano y por mucho tiempo sintieron que la propuesta comercial del barrio era escasa fuera de los márgenes de avenida Cabildo. “Con la explosión de desarrollos inmobiliarios de los últimos años nos dimos cuenta de que se abría la oportunidad de nuevos espacios donde llevar nuestra marca. La esquina fue amor a primera vista, y creemos que armamos una propuesta que el barrio necesitaba hace mucho tiempo”, cuenta Agustín.
Esencialmente, Manifiesto es una marca de café. El emprendimiento lo importa, tuesta y distribuye en sus tres locales y también en varios otros. Sin embargo, la propuesta del espacio va más allá, apuntando a un público de diferentes edades y gustos heterogéneos. Se pensó entonces como un espacio funcional a reuniones de trabajo, de amigos, desayunos fuera de la rutina o almuerzos cómodos. Por eso el menú contempla desde una opción de brunch a pastelería para la tarde. Sin embargo, la estrella -más allá del café-, es la avocado toast con huevos revueltos y al sándwich de focaccia elaborado en el día con pollo, palta, cebolla morada, rúcula y alioli de lima. Para cerrar, conviene probar la torta vasca, de la que prometen una cremosidad incomparable.
Aguilar 2104. Instagram: @manifiestocafe.
2. Tallarica
Apostar al barrio
Un poco más abajo en el mapa se destaca desde hace unos meses Tallarica, el restaurante de la chef Daniela Tallarico, conocida por su experiencia como pastelera en el Palacio Duhau Park Hyatt Buenos Aires.
Si tuviera que describirlo, ella diría que es un lugar “amigable, donde podés venir antes o después de la oficina, para comer, relajar, brunchear”. Cuenta que su propuesta es rica sin dejar de ser un poquito innovadora. Por caso, hay papas fritas, pero con merken; hay entraña, pero al pesto cítrico; hay una ensalada caesar, pero con kale, tahini de parmesano, garbanzos crispy, palta, pancriatatto, queso parmesano, polvo de panceta y chicken fingers.
A pocas cuadras del Barrio Chino y bajo una torre espejada en Avenida del Libertador, la apuesta por Belgrano tuvo que ver con encontrar este punto estratégico en el que siempre hay mucho turismo y movimiento, al tiempo que es una zona de oficinas. “Además, el local es divino, con un ventanal por el cual entra una hermosa luz todo el día”, enfatiza la chef. Aunque por estos días más cálidos lo que más cotiza es la vereda, ideal para cerrar el día con unas tapas y un trago o animarse al brunch de los fines de semana de sol.
Av. Del Libertador 6025. Instagram: @tallarica.ba.
3. Rotisería Mishiguene
Cocina judía para disfrutar y llevar
Debe ser la más nueva de las aperturas de esta lista. Debajo de un edificio flamante en Arcos y Virrey Loreto e inaugurada formalmente el 19 de noviembre, esta versión de rotisería de Mishiguene trae a Belgrano todo el sabor que representa la cocina de Tomás Kalika, aunque en un formato más fresco y de deli que el local original de Palermo. Según el chef, es la continuación de lo que sucedió con Café Mishiguene, otra versión relajada y diurna que se desprendió hace unos años de la idea original.
El menú continúa siendo una alabanza a la cocina judía y contempla desde hummus y falafels a lajmashin (en una versión de carne muy especiada), latkes, burekas, pickles, pastrón, varenikes, gravlax, kibbe y guefiltefish, siempre con el vuelo extra del talento de Kalika y para disfrutar en mesas en la vereda o en el interior del local, muy espacioso y con una gran mesa comunitaria.
¿Por qué Belgrano? “Porque es una de las zonas de la ciudad con mayor densidad poblacional. Estamos rodeados de muchos edificios de muchísimos pisos, y por otro lado es uno de los barrios donde más colectividad judía hay, representando mucho a nuestra clientela”, describe Kalika.
Como su nombre lo indica, aquí no solo es posible sentarse a comer rico, sino además llevarse platos a casa. Una opción que los vecinos del barrio aprecian con creces.
Arcos 1521. Instagram: @cafemishiguene.
4. Morso
Reinventar un clásico
Esta propuesta no está ubicada bajo una torre (aunque tiene una en construcción al lado), pero sí es nueva en el barrio, abierta en abril.
Por mucho tiempo, en este local funcionó Mimí, un restaurante de espíritu cálido y platos caseros. Hasta que su propio dueño, Diego Ramírez, quien supo ser manager por una década de Bar Uriarte -un estandarte de la noche porteña-, decidió hacer un cambio de rumbo. “Empezó con un cambio de look & feel, que devino en tirar paredes, encontrar espacios nuevos como el acogedor patio interior, hoy el preferido de la gente, y abrir la cocina para la llegada de la estrella, el horno de acero inoxidable rojo”, relata. Así empezó con el proceso de buscar la masa perfecta para unas pizzas napoletanas. Y luego de un tiempo de experimentación con el ambiente, la temperatura y los períodos de reposo y fermentación, hoy está al frente de Morso, una pizzería con alma gourmet.
Aquí la propuesta es materia prima de calidad, platos del horno y otros para acompañar, vermut, vinos y buena música. Se destacan los buñuelos de garbanzos y kale con mayonesa de alcaparras, las croquetas de osobuco con aderezo de gorgonzola y la pizza de gírgolas, con crema de provo ahumada y limón, fior di latte, gírgolas asadas, parmesano, salvia y demiglacé de hongos.
“Viví gran parte de mi vida en Belgrano, fui al colegio acá. Y hace 14 años que tengo este local, conozco perfectamente el barrio y a la gente, que además me conoce a mí”, sintetiza Ramírez, más convencido que nunca de su ubicación.
Arcos 2023. Instagram: @morso.pizza.
5. Selva Mercado Natural
Productos nobles y un café acorde
Sí, es posible que las dietéticas sean la nueva versión de las cervecerías, las hamburgueserías o el café de especialidad: una propuesta que se ve cada vez más repetida en la ciudad. Sin embargo, en Selva Mercado Natural entendieron esto y redoblaron la apuesta. En su novísimo local de Belgrano lo hicieron sumando a su curaduría de productos naturales y nobles un restaurante y cafetería. “Quisimos complementar y llevar la experiencia al máximo, por lo que priorizamos el uso de ingredientes frescos y de alta calidad para ofrecer productos que no solo alimenten, sino que generen bienestar y cree en momentos de conexión genuina”, describen desde el emprendimiento.
El resultado es un espacio con mesas internas y en la vereda que recibe vecinos y no tanto, y de donde la gran mayoría también salen llevándose algo para casa. “Abrimos hace solo un mes, pero es un barrio que veníamos mirando hacía tiempo. Es un público súper consciente e interesado en el origen y calidad del producto que adquiere, y que disfruta y valora la experiencia de compra”, describen.
Un buen almuerzo puede incluir el bowl veggie, con kale, garbanzos crocantes, boniato, quinoa, tofu, semillas tostadas, rawmesan y aderezo caesar vegan o el de atún, con fideos de arroz, pepino, cilantro, edamame, huevo soft, maní picado y aderezo de maní. Otros hits son el wrap de pollo con papas fritas, el croissant de lomito y queso o el halloumi con chutney de tomate. Además, hay budines, cookies, alfajores y todo tipo de café, incluido un muy original matcha latte con un toque de maracuyá.
Virrey del Pino 2120. Instagram: @selvamercado.