Publicado: junio 2, 2025, 3:03 am
China siempre hace las cosas a lo grande. Lo último es con su embajada en Reino Unido. Pekín tiene intención de reconvertir las cinco hectáreas de un terreno de Royal Mint Court, frente a la Torre de Londres, en la mayor embajada de Europa. Sin embargo, más que de arquitectura, el asunto es una cuestión de seguridad.
El Gobierno chino quiere construir un nuevo y enorme complejo de embajadas en Londres, diez veces mayor que el actual. El suelo que quiere que sirva de emplazamiento para su principal legación en territorio británico está situado entre los centros financieros londinenses de la City y Canary Wharf. Cerca quedan, además, tres grandes centros de datos.
Pekín lo intenta desde hace años, desde que en 2018 comprara el terreno por unos 327 millones de dólares. En 2022 la administración le negó la luz verde. El Ejecutivo conservador, con Rishi Sunak a la cabeza, paralizó los planes originales de la superembajada a raíz de la preocupación mostrada por las agencias de inteligencia británicas.
Diez veces más grande que la actual
La propuesta fue rechazada por el Consejo de Tower Hamlets (dominado por el Partido Laborista) y anulada después de que China no recurriera a tiempo. Según el Daily Telegraph, representantes de la embajada china en el Reino Unido afirmaron en un documento presentado al consejo del distrito que la decisión de denegación carecía de fundamento e instaron a los funcionarios a reconsiderar el plan.
China volvió a la carga en 2024. Según el plan que se conoció el pasado agosto, la superembajada se construiría en el antiguo solar del Real Tribunal de la Moneda (foto de abajo), cerca de la Torre de Londres, con una superficie total de unos 576.000 metros cuadrados, diez veces el tamaño de la actual embajada china en Londres. El proyecto incluye no sólo el edificio de la embajada, sino también 225 residencias y un centro de intercambio cultural.
Pekín recuperó su propósito coincidiendo con la llegada al poder del gobierno laborista a principios de julio. Desde entonces, la relación del Reino Unido con China está siendo sometida a un proceso de reexamen. Los chinos volvieron a pedir permiso para edificar la megaconstrucción en enero de este año, poco antes de que la canciller Rachel Reeves visitara China.
El debate público se ha centrado principalmente en cuestiones logísticas, como su impacto en los residentes cercanos y si la infraestructura local puede soportar el aumento del tráfico peatonal. Pero en realidad, lo fundamental es la seguridad.
Podría «pinchar» todo el centro de Londres
Expertos en ciberseguridad han advertido al gobierno británico de que una nueva «superembajada» china podría «pinchar» el centro de Londres si se da luz verde al proyecto. Según los informes, el Partido Conservador ha desvelado ahora las preocupaciones planteadas por Innovate UK, los expertos del Gobierno en infraestructuras ciberfísicas.
La advertencia figuraba en un intercambio, revelado en virtud de las leyes de transparencia de octubre de 2024, que se envió al Ministerio de Vivienda, Comunidades y Gobierno Local. The Telegraph informó de que un alto cargo de Innovate UK (la agencia de innovación del Reino Unido), cuyo nombre aparece en la correspondencia publicada, envió un correo electrónico instando al departamento a intervenir en la decisión sobre la aprobación de los planes para la embajada.
Los expertos advirtieron de que la autoridad local estaba «lamentablemente mal preparada para tramitar una solicitud de esta naturaleza», sobre todo desde el punto de vista de la seguridad nacional. Según ellos el plan chino entra en conflicto con la Revisión Integrada de la Política Exterior y de Defensa 2021, la Ley de Telecomunicaciones de 2021 y el Reglamento de Medidas de Comunicaciones Electrónicas de 2022.
Preocupa, por ejemplo, que la superembajada, que según los planos publicados incluye salas subterráneas, pudiera tener acceso a las líneas de comunicación de la City.
Los planes de China también han sido rechazados por los agentes antiterroristas de la policía metropolitana, que argumentan que la embajada ocuparía una «superficie considerable» y podría atraer importantes protestas. Además, la preocupación por la seguridad nacional ha provocado las críticas de los residentes locales.
También de defensores de los derechos humanos. The Diplomat recuerda que en los últimos años, Pekín ha intensificado su represión transnacional, utilizando a menudo sus instituciones en el extranjero para llevar a cabo operaciones políticas encubiertas, especialmente contra disidentes en el extranjero. Según esta publicación la cuestión es si Downing Street «puede permitirse ignorar los riesgos más amplios que conlleva».
Intimidar a los disidentes a través de las embajadas
«El gobierno chino aprovecha sistemáticamente los privilegios diplomáticos para extender su represión autoritaria en el extranjero, utilizando la vigilancia y la intimidación para silenciar a los críticos», escribe Christopher Mung en esta revista de actualidad de la región Asia-Pacífico.
Las oficinas diplomáticas de Pekín han desempeñado un papel activo en la vigilancia, acoso e intimidación de disidentes en el extranjero. Los informes indican que funcionarios de la embajada han presionado a manifestantes y también a los estudiantes que critican a Pekín (amenazándoles con ser enviados de vuelta a China).
Según Mung, la embajada y los consulados de China, así como las oficinas de Hong Kong en el extranjero, han violado repetidamente las leyes del Reino Unido y las protecciones de los derechos humanos, atacando despiadadamente a los disidentes con impunidad.
