Publicado: febrero 15, 2025, 5:00 am
El templo más antiguo de Atenas fue el elegido para la boda del príncipe Nicolás de Grecia con Chrysi Vardinoyiannis. El viernes pasado por la tarde, la familia real helena y representantes de la Corona de España y Dinamarca se reunieron en la iglesia San Nicolás de Rangava para acompañar a los novios en una ceremonia pequeña y emotiva que se realizó según el rito ortodoxo griego. Este es el segundo matrimonio para ellos. Nicolás (55) estuvo casado catorce años con Tatiana Blatnik, de quien se divorció en abril de 2024, y Chrysi tuvo un marido anterior, el cantante sueco de origen griego Stefanos Xypolitas (cuyo nombre artístico es Nino), con quien tuvo dos hijos, George (11) y KarenAgapi (10).
La boda, si bien fue celebrada con felicidad por las dos familias, resultó una sorpresa para el círculo íntimo de la pareja, ya que Nicolás y Chrysi llevaban apenas siete meses de novios y, por tratarse de una unión en segundas nupcias, fue más discreta de lo que acostumbra la dinastía helénica. Ella –que a partir de ahora es princesa– es una apasionada de la pintura y la fotografía, proviene de una de las familias más ricas e influyentes de Grecia y tuvo siempre un vínculo estrecho con la dinastía real a través de su trabajo filantrópico. Incluso, con Tatiana, la ex mujer del príncipe Nicolás. Los abuelos de Chrysi, Ioannis Vardinoyiannis y Chryssi Theodoroulaki, eran de origen humilde, pero trabajadores, y junto a sus ocho hijos –uno de los cuales es Giorgios, el padre de la princesa– progresaron a través de negocios vinculados a la navegación y el petróleo, y por contactos con la política local.
Entre los miembros del clan Vardinoyannis hay empresarios navieros y petroleros, como Vardis –tío de Chrysi–, cuya fortuna ascendía antes de su muerte a dos mil millones de dólares, según la revista Forbes.
En cuanto a Nicolás, es el tercer hijo de Constantino, el último rey de los helenos (murió el 10 de enero de 2023), y primo hermano de dos monarcas europeos: de Felipe VI de España, porque Constantino era hermano de Sofía, la reina emérita española; y de Federico X de Dinamarca, ya que su madre, Ana María, es hermana de la reina Margarita –quien estuvo en el trono danés durante 52 años, hasta su abdicación, en enero de 2024–, y de la princesa Benedicta quien, al igual que Sofía, asistió a la boda y ocupó la segunda fila de asientos en el templo.
UNA TIARA CON HISTORIA
Chrysi, que no pudo ocultar su emoción, llegó a la iglesia del brazo de su padre, Giorgios, y de la mano de su hijo George, con un traje de novia de encaje francés, bordado con cristales, obra del modisto griego Christos Costarellos, y con una joya muy especial que pertenece al cofre de la Casa Real. Se trata de la tiara del Corsario, una pieza que en su origen fue un broche de la reina Victoria de Suecia y que, tras diversas herencias, recibió la reina Ana María para su cumpleaños número 18. Es la misma tiara que antes de Chrysi han llevado las prince sas Alexia y Theodora –hijas de la reina– y también sus nueras Marie-Chantal Miller –mujer de Pablo–, Nina Flohr –casada con Philippos– y Tatiana Blatnik –sí, la primera mujer de Nicolás–. De diseño refinado, la tiara tiene una estructura de platino y está cubierta por perlas y diamantes.
Los padrinos de los novios fueron el príncipe Pablo (hermano de Nicolás y actual cabeza de la familia real), el empresario Vasilis Kefalogiannis, Nasos Thanopoulos y George V. Vardinoyiannis, primo de Chrysi. Las princesas Alexia y Teodora, hermanas del novio, fueron las madrinas junto a Maria Gryllaki, prima de la novia, y Nasia Thanopoulos, amiga de la pareja.