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Agricultura y ganadería: una vuelta a la integración con muchos secretos por revelar

Publicado: febrero 19, 2025, 5:10 pm

Desde la Revolución Verde, la agricultura y la ganadería se separaron organizacional y geográficamente en muchos países, transitando un camino de especialización que permitió incrementos sin precedentes en la productividad por hectárea, pero que al mismo tiempo trajo pérdidas de biodiversidad, empobrecimiento de los suelos e ineficiencias.

“En los años 60, de cada kilo de nitrógeno que se aplicaba en el mundo se aprovechaba un 80%, hoy se aprovecha menos del 25%, el resto se pierde”, explicaba en el Congreso Aapresid 2024 el especialista en integración de la Universidad de Rio Grande Do Sul, Paulo Carvalho.

Una por una: las obras en marcha y las pendientes para que despegue el agro

Más allá de lo ambiental, estas cuestiones impactan en los costos y la rentabilidad. Es por eso que son cada vez más quienes creen que agricultura y ganadería deben volver a unirse. Pero esta “vuelta a la integración” plantea desafíos, ya que la especialización no solo se ve en los lotes, sino en la ciencia, en los asesores, proveedores de insumos y agronegocios. Al respecto, un informe de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) releva distintas experiencias.

Sinergias

La Chacra Aapresid Sistemas Integrados de Producción Agrícola Ganaderos (Sipag) reúne a más de 20 productores del centro y sur Buenos Aires, este La Pampa y sur de Córdoba que buscan fortalecer la integración de la ganadería y la agricultura para el desarrollo de sistemas productivos competitivos a partir de las sinergias emergentes. Junto con ellos trabajan expertos del INTA, la Universidad Nacional del Centro (Unicen) y la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Rosario (FCA-UNR).

Gabriel Zurbriggen, coordinador técnico zonal del proyecto, explica que el desafío se está abordando en distintas etapas. “Hoy nos encontramos en una instancia de diagnóstico, para conocer el nivel de integración de los planteos actuales”, dice.

Para ello están desarrollando un índice que tiene en cuenta distintas escalas de integración: desde una “organizacional”, donde agricultura y ganadería son parte de la misma empresa pero funcionan como compartimentos estancos (lo que podría llamarse un sistema mixto)-, hacia escalas espaciales y/o temporales, donde ambas actividades conviven y se intercalan en tiempo y espacio, por ejemplo, ocupando un mismo lote. “Es ahí donde aparecen las sinergias y hay que explorar estrategias”, agrega Zurbriggen.

Grupo de trabajo de la Chacra Aapresid de Sistemas Integrados de Producción Agrícola Ganaderos (Sipag)

Una de las sinergias a explorar está en el aprovechamiento de los cultivos de servicios con doble propósito. “Estamos estudiando el impacto del pastoreo de cultivos de servicios junto a Julio Galli y Alex Tomasetti (FCA-UNR), expertos de la Red de Cultivos de Servicios de Aapresid, para definir criterios que nos permitan aprovechar estos cultivos como fuente forraje de calidad sin comprometer los servicios ecosistémicos que brindan a la agricultura, como fijación de nitrógeno o captura de carbono”, dice.

Con pastoreos moderados, cuidando los remanentes, se logran buenas ganancias de peso por animal y una producción de carne por hectárea destacada, sin comprometer el rendimiento agrícola posterior”, explica Zurbriggen.

También investigan cómo el pastoreo puede mejorar el balance de agua o de carbono del sistema para ayudar a fijar carbono en el suelo y compensar emisiones a través de las deyecciones animales.

Alimentación

En tanto, Juan Iturrioz, miembro de la Chacra, explica que en planteos mixtos en Ayacucho, Balcarce, Lobería y General Las Heras, combinan ganadería de ciclo completo y agricultura. “Dependiendo de la zona, algunos establecimientos tienen más ganadería y otros más agricultura. La base de la alimentación es pastoril, pero entre el 15% y 20% del peso final de los animales es generado con grano”, dice.

Para Iturrioz, sumarse a la Chacra es un paso hacia un enfoque más profundo: “Busco que el sistema me genere más preguntas y, sobre todo, que la ciencia nos dé respuestas concretas. Vivimos de los resultados económicos, pero no podemos quedarnos solo en ese indicador; necesitamos una visión sistémica que incorpore sustentabilidad.”

José María Berreta, productor de la Chacra, lidera Estancia La Mariana, en Relmo, departamento de Quemú Quemú, La Pampa. Su sistema combina recría e invernada con agricultura, una integración que mejora tanto la producción como el suelo.

José María Berreta, productor de La Pampa, que implementa un modelo de integración entre la agricultura y la ganadería

“La base de alimentación de la recría son pasturas de alfalfa pura, y consociadas base alfalfa, pasto ovillo cebadilla, festuca agropiro y pasto llorón, en ambientes de loma. Estos se complementan con verdeos de invierno como el centeno. Para la terminación usamos maíz quebrado, silo de maíz y concentrado. En agricultura, manejamos una rotación maíz-girasol”, explica y agrega “las pasturas ayudan a mejorar la estructura del suelo, clave en lotes arenosos y de baja materia orgánica”.

Para Berreta, uno de los desafíos más grandes es ponerle números a la ganadería. “Hoy medimos producción de carne, ganancias diarias y oferta forrajera, pero queremos afinar esos indicadores para equiparar la precisión con que se mide la agricultura”

Zurbriggen agrega que faltan indicadores ganaderos que ayuden a identificar los puntos de mejora. “Contar con criterios prácticos para mejorar el manejo del pastoreo es, por ejemplo, un punto clave”, sostiene; pero agrega: “lograr su aplicación práctica por parte del personal de campo es otro desafío importante, y esto pone el acento en la necesidad de capacitación en manejo integrado”.

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