Publicado: diciembre 13, 2025, 11:13 am
La torta galesa es mucho más que un postre. Es una receta que guarda memoria, viajes y tradiciones. Llegó a la Patagonia argentina de la mano de los colonos galeses que se asentaron en Chubut a mediados del siglo XIX y, con el paso del tiempo, se transformó en un símbolo de hogar, abrigo y sobremesas compartidas.
A diferencia de otras preparaciones navideñas, la torta galesa es densa, oscura y generosa en frutas secas y deshidratadas. Nació como una torta pensada para durar, capaz de conservarse durante semanas sin perder calidad. Esa necesidad original hoy es parte de su encanto: es una preparación que mejora con el reposo, profundizando sus sabores y logrando una textura cada vez más equilibrada.
Su aroma es inconfundible: manteca, azúcar negra, miel, especias y frutas se combinan en un conjunto intenso pero armónico. En la tradición patagónica suele servirse con una taza de té negro, fiel a su raíz galesa, aunque también acompaña perfectamente un café o funciona como postre después de una comida festiva.
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Receta de torta galesa (para 4 personas)
Ingredientes:
- 200 g de manteca
- 200 g de azúcar negra
- 3 cucharadas de miel
- 250 g de frutas secas y deshidratadas picadas (pasas, nueces, almendras, cáscara de naranja, etc.)
- 200 ml de té negro bien cargado
- 2 huevos
- 300 g de harina común
- 1 cucharadita de bicarbonato de sodio
- 1 cucharadita de mezcla de especias (canela, nuez moscada, clavo)
Preparación:
- Hidratar las frutas. Calentar el té negro y verterlo sobre las frutas secas y deshidratadas. Dejarlas reposar al menos una hora para que se hidraten y tomen sabor.
- Preparar la base de la masa. Batir la manteca con el azúcar negra hasta obtener una crema. Agregar la miel y los huevos de a uno, integrando bien.
- Unir secos y húmedos. Mezclar la harina con el bicarbonato y las especias. Incorporar esta mezcla al batido de manteca, alternando con las frutas hidratadas junto con el líquido restante del té.
- Hornear. Verter la masa en un molde enmantecado y enharinado. Cocinar en horno moderado (160–170 °C) durante aproximadamente 1 hora y 15 minutos, o hasta que al pinchar salga limpio.
- Reposar (el paso clave). Dejar enfriar completamente y, si es posible, envolver la torta y dejarla reposar uno o dos días antes de consumir. El sabor se intensifica y la textura mejora notablemente.
