Publicado: diciembre 16, 2025, 12:17 am
Es el 6 de junio de 1984. El ingeniero ruso Alexey Pajitnov acaba de terminar de desarrollar un divertido rompecabezas pensado para poner a prueba las pesadas computadoras Electronika 60. Su nombre era Tetris , y durante su desarrollo obliga a los usuarios a colocar formas geométricas denominadas como tetrominós en una cuadrícula. De primeras puede parecer sencillo, pero qué va. A medida que avanza la partida, las formas caen desde la zona superior de la pantalla cada vez más rápido. Así que lo normal es que, más pronto que tarde, todo el panel acabe colapsado de piezas de distintas formas y haya que empezar la partida desde el principio. Por entonces, en la Rusia encajonada al otro lado del telón de acero no había nada similar a lo que Pajitnov proponía. Sin embargo, el desarrollador no tenía duda de que el pequeño programa que había creado, y que terminó por llamarse Tetris, iba a convertirse en un éxito. «No me sorprendió nada, porque yo mismo no podía parar de jugarlo. Sabía perfectamente que era adictivo», explica el propio Pajitnov en conversación con ABC. El creador de Tetris, que estuvo recientemente en el Museo OXO del Videojuego de Madrid tras ser galardonado con la primera edición del premio OXO Legends, reconoce que nunca esperó que su pequeña obra terminase convirtiéndose en «algo tan grande». Con unas 500 millones de unidades comercializadas, se convirtió en el videojuego más vendido de la historia. Y, ya de paso, en un fenómeno atemporal que sigue estando bien vigente y disponible para cualquier jugador en miles de versiones diferentes. Pura historia de la tecnología. Efectivamente, antes de que Pajitnov crease el Tetris en la Unión Soviética la mayoría de la gente no tenía ni idea de lo que eran los videojuegos. «Yo no había probado ninguno en la vida. Lo más parecido que teníamos aquí eran unas máquinas electromecánicas con formas de papel en su interior y que estaban iluminadas. Por ejemplo, había una para hundir barcos. Cuando jugabas, presionabas algunos botones y se fingían los ataques», señala el desarrollador, que todavía recuerda echar alguna que otra partida a los 12 años . La idea de crear Tetris le llegó trabajando como programador en la Academia Soviética de Ciencias de Moscú cuando rondaba ya la treintena, a inicios de la década de los ochenta: «De repente, aparecieron las pequeñas computadoras personales, y me fascinaron». Después de haber testado bien las nuevas máquinas, Pajitnov se acordó del Pentominó, un juego de tablero en el que es necesario colocar varias formas geométricas en una caja. «Es un juguete maravilloso. Cuando intentas poner las figuras de nuevo en el interior de la caja te vas a pasar fácilmente una hora tratando de conseguirlo», señala el desarrollador. Finalmente, llegó a la conclusión de que quería crear una nueva versión para ordenador de este pasatiempo. Pero claro, los ordenadores de la época estaban lejos de ofrecer todas las posibilidades que llevan de serie la máquinas actuales. Fue todo un reto crear las imágenes de las figuras, y en un primer momento todas las formas estaban desarrolladas mediante el uso de símbolos de paréntesis . Respecto al nombre, se acabó decantando por Tetris. El término procede de la palabra cuatro en griego, que es ‘tetra’. Exactamente el número de cuadrados que componen un tetrominó. Y el éxito fue instantáneo. Primero, entre los compañeros de Pajitnov, que después de probar el programa no podían dejar de jugar. A partir de 1985, cuando el juego salió del laboratorio, ahora con las figuras en color, en toda la Unión Soviética. «Se extendió como el fuego», recuerda el creador. Un fuego que, rápidamente, logró superar hasta el telón de acero. Durante sus primeros meses de vida, las copias de Tetris se movían de ordenador a ordenador con total libertad. Nadie facturaba nada y el software corría como la pólvora por todos los ordenadores. En 1986, el juego cayó en manos del empresario húngaro Robert Stein, director de la empresa Andromeda Software, que trató de llegar a un acuerdo con Pajitnov para hacerse con los derechos de Tetris. Tras haber creído que se había alcanzado un acuerdo a cambio de 12.000 dólares, Stein intentó mercadear con el juego ofreciéndoselo a la firma de informática británica Maxwell Corporation. El plan era claro: llevar el juego a Occidente y convertirlo en un éxito planetario. Y parecía que todo iba a ser así de fácil, hasta que el Kremlin se enteró. Stein tuvo que renegociar el acuerdo en Moscú con Elorg -organismo estatal soviético dedicado a controlar la exportación de software ruso- para evitar problemas legales. Finalmente, en 1987 Tetris llegó a ordenadores de Europa y Estados Unidos. En 1989, el ingenio de Pajitnov adoptó la forma de un pequeño cartucho, convirtiéndose en el juego insignia de la primera consola portátil de Nintendo: la mítica Game Boy . Todo gracias al diseñador y editor de videojuegos Henk Rogers , que descubrió el programa en el CES de Las Vegas apenas un año antes. Solo para esta pequeña consola se comercializan más de 35 millones de copias. Todo un éxito. «La llegada de Tetris a Game Boy fue muy importante. Creo que era la consola perfecta para el juego y el juego era también perfecto para la consola», dice Pajitnov. Sin embargo, la travesía hasta convertirse en el gran juego de la portátil no fue fácil. Para ese momento, había varias empresas de informática que afirmaban contar con los derechos de Tetris. Rogers se vio obligado a desplazarse a Moscú y negociar con Elorg. Después de horas de discusión, consiguió los derechos de la obra para la creación de juegos para máquinas portátiles. El resto es historia. 40 años después de su creación, Pajitnov ha colaborado en el desarrollo de más de un centenar de variantes del juego. Además, sus versiones oficiales han estado disponibles para más de 60 máquinas diferentes, lo que es todo un récord. Dos de ellas, ‘Tetris Effect’ y ‘Tetris 99’, lanzados en 2019, están consideradas por muchos ‘gamers’ como dos de los mejores videojuegos de los últimos años. ¿La clave de la pervivencia de la propuesta? «Creo que cualquier buen juego, un juego muy bien hecho, con precisión y seriedad, debería vivir para siempre. Tetris está pensado para que tú disfrutes, para que la gente disfrute. Es felicidad directa desde la pantalla «, dice su creador.
