Publicado: diciembre 12, 2025, 5:20 am
Juanjo Bona lleva cinco años viviendo en Madrid, pero su forma de hablar todavía conserva un ligero acento maño, un sello aragonés que es marca de la casa, porque lo de ser maño tira, y mucho: «Tira demasiado, la verdad es que a mí me ha ayudado un montón, no sabía qué hacer y es un recurso que tenía ahí dentro en un archivo. Tanto la jota como haber nacido allí ha sido bueno, algo que me ha diferenciado».
Comenzó cuando apenas era un niño, participando en concursos de música, paseando su voz a ritmo de jota, hasta que hace dos años saltó a la fama como finalista del archiconocido Operación Triunfo. Hoy, es un orgulloso triunfito. «A mí me lo ha dado todo, no tengo ni una queja con el equipo y llevo la etiqueta de triunfito bien alta, porque creo que es compatible hacer un proyecto musical creíble y de calidad con haber nacido musicalmente ahí», defiende.
Por eso, tras intentar entrar de niño en MasterChef Junior, no ha dudado en participar en MasterChef Celebrity, a riesgo de convertirse, como algunos creen, en carne de reality. «Me han etiquetado un montón y sí me da miedo y me sabe mal, pero al final es que necesito que me conozca la gente», admite.
No es el primero que lleva el folclore de su tierra por bandera, Hevia o Rodrigo Cuevas ya lo han hecho antes, pero quizás sí es el más joven: «Yo al principio no quería, creía que lo comercial era otra cosa y tenía que hacer otras cosas para triunfar, pero ¿qué es triunfar?».
Una duda que se suma a la de si esto del folclore distingue o condiciona. «Estoy en un punto ahora muy pensativo con ese tema, porque he hecho un disco alabando todo lo bonito del pueblo, pero es verdad que también el pueblo a veces es cruel«, reconoce.
Las luces y las sombras de los lugares pequeños, donde su condición sexual le ha marcado. «Los pueblos ahí tienen mucho que avanzar todavía, un montón. Yo en mi pueblo nunca he tenido referentes y a día de hoy, pocos chicos conozco o chicas que hayan salido del armario, y tenemos mil habitantes».
Su salida del armario no fue precisamente silenciosa, lo hizo en OT delante de toda España. «Yo, por ejemplo, que voy con mi pareja, con Martín allí, y estamos en la piscina del pueblo, normalizando una pareja joven gay… Eso para mí es un paso increíble. Que en el pueblo los niños estén en la piscina y vean eso me parece cojonudo», añade. «Yo he sido un niño diferente y se me ha atacado por eso, pero también eso me ha hecho ser lo que soy yo».
Y lo deja claro en su single Así soy ahora, toda una declaración de intenciones. «Es un tema muy pop, muy divertido, muy cañero y no tiene folclore. Me he pensado mucho si sacarlo o no, pero realmente dentro de mí, como que había algo que me decía, mira p’alante, esta canción yo la he sentido y ya está», defiende.
Con solo 21 años, empieza a tener las cosas claras y, sobre todo, a conocer un poco por dónde se mueve: «En este mundo al final te encuentras con muchísima gente, pero realmente la definición de amistad la estoy empezando a entender ahora. Yo siempre soy una persona de estar rodeado de mucha gente, pero, al final, ¿amigos reales?, se pueden contar con los dedos de la mano».
La que no falla nunca es la familia, su madre, con la que hablaba justo antes de comenzar la entrevista, y que seguro asistirá al concierto que tiene el 31 de enero en su querida Zaragoza. «Están muy emocionados, ellos siempre me han impulsado, me han ayudado y me han guiado para lo que quisiera».
Y lo que quiere lo tiene claro, llegar a estar entre los aragoneses más ilustres, junto con sus admirados Bunbury o Amaral y, quién sabe, si en muy poco, Juanjo Bona estará, como dice la letra de su querida jota Pulida Magallonera, llamado al cielo.
