Publicado: diciembre 11, 2025, 8:14 am
El sábado 22 de noviembre, Antonio Luis Aguilera Sánchez, uno de los implicados en la operación Titella, aparecía sin vida en la piscina de una vivienda alquilada en la sierra de Granada, según han revelado fuentes cercanas a la investigación por The Objective.
Según detalla el citado medio, el cuerpo fue encontrado por la mujer de la limpieza, que alertó inmediatamente al chófer del empresario. La investigación del suceso apunta a un accidente doméstico.
El ‘caso Titella’, la supuesta macroestafa a entidades bancarias e inversores privados en la que consta como principal investigado el productor televisivo José Luis Moreno y que se investiga en la Audiencia Nacional, afronta ya su final.
En octubre, la Audiencia Nacional propuso juzgar a José Luis Moreno y otras 54 personas por supuestamente formar parte de una organización criminal dedicada a conseguir financiación de entidades bancarias e inversores privados a favor de sociedades maquilladas que, en su mayoría, no tenían actividad real y cuyo fin era «lucrarse de manera ilegítima».
En un auto, recogido por Europa Press, el juez instructor del ‘caso Titella’, que apunta a presuntos delitos de estafa continuada en concurso medial con un delito de falsedad en documento mercantil, blanqueo de capitales, organización criminal, corrupción en los negocios y frustración de la ejecución. Además, atribuye a Moreno y Martin Czehmester un presunto delito contra la Hacienda Pública.
El juez sitúa en un primer nivel de la organización a Moreno, Antonio Luis Aguilera -su presunto ‘número dos’ y recientemente fallecido- y Antonio José Salazar de Castro, el supuesto tercero en acción.
A su entender, los investigados formaban parte de una organización criminal activa al menos desde 2017 e integrada por un elevado número de personas físicas y jurídicas, cuya actividad muestra «una extraordinaria complejidad, diversificándose en diferentes especialidades desde el fraude y estafa a entidades bancarias e inversores privados mediante una dinámica de ‘rueda de cheques o pagarés’, a la falsificación de efectos bancarios, además del posterior blanqueo de los beneficios obtenidos de estas actividades, con una estructura dividida en células operativas y claramente jerarquizadas».
La organización, añade, se dedicaba «a obtener lucro aparentando, con evidente abuso del sistema crediticio de los bancos, la existencia de una solvente actividad económica empresarial para lograr de entidades bancarias productos crediticios, tales como el ‘confirming’, ‘factoring’ o líneas de crédito a empresas y hacer suyo el importe, simulando una crisis económica por una mala gestión mercantil o por incidencias del mercado».
