Publicado: noviembre 24, 2025, 3:00 am
En el derecho internacional no cabe que un país fuerce a otro a un cambio de régimen a través de una intervención militar o de inteligencia. Tampoco cabe que el líder de un país decida ignorar el resultado electoral y no dar paso al presidente que eligieron sus ciudadanos. Estados Unidos parece decidido a replicar un modelo de intervencionismo que ya impuso en los 70, esta vez con Trump ejerciendo de policía del mundo, mientras Maduro –ignorando las urnas y haciendo de la corrupción sobre el petróleo su principal fortaleza– ha recuperado tics que parecían de otras épocas. Venezuela se merece volver a vivir en democracia, aunque el camino que le podría llevar a conseguirlo está muy lejos de ser el deseado.
